Fallece el arquitecto John F. C. Turner: Promotor de la autoconstrucción que se inspiró en Latinoamérica

A finales de los años 50, el arquitecto británico John F. C. Turner, quien falleció este domingo a la edad de 96 años, llegó a trabajar a Perú en diversas agencias de vivienda, primero en Arequipa y luego en Lima, donde fue testigo y luego colaborador de un fenómeno de creación comunitaria que marcó su trayectoria y al cual dedicó grandes esfuerzos para estudiar y difundir: la autoconstrucción.

Turner, quien llegó de Europa empapado por el anarquismo de Colin Ward y Piotr Kropotkin, así como de las ideas del teórico del urbanismo Patrick Geddes, observó el desarrollo de las conocidas como “barriadas”, que fueron la base para sus posteriores estudios sobre los procesos del habitar, el derecho a la vivienda y su función en la vida de las personas.

Incómodo fenómeno

El acto de que sean los futuros usuarios, sus habitantes, quienes construyan la vivienda, ha acompañado al desarrollo de la civilización desde milenios atrás, pero su concepción moderna suele estar asociada a estereotipos y prejuicios como la invasión y ocupación ilegal de tierras, así como a estratos sociales bajos.

Y aunque estas situaciones existen y son ejemplos reales de autoconstrucción, son también síntomas de los problemas de acceso a la vivienda que, como lo observó Turner en Lima, pueden llegar a convertirse en la solución.

Lo que Turner vio en Perú le permitió establecer sus ideas sobre estos procesos, particularmente la manera en que, cuando las personas son quienes toman las decisiones sobre los lugares que habitarán, hay un mayor bienestar individual y social.

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Estancia en Perú

El arquitecto llegó a Perú gracias a su amigo, Eduardo Neira, quien fungía como Jefe del Departamento de Planeación Urbana del Ministerio de Desarrollo y Obra Pública. En ese momento estaban buscando cambiar las políticas para facilitar a los habitantes de las barriadas derechos como habitantes, así como proveer servicios básicos a esas zonas y asistencia técnica en la construcción de nuevos emplazamientos.

Esta experiencia fue la base de su filosofía, que trasladó a publicaciones como “Autoconstrucción: Por una autonomía del habitar”, ideas que no solo se limitaban a darle la libertad a las personas para construir sus casas y vecindarios, sino que también argumentó que deberían tener control de sus finanzas y administración.

“Cuando los habitantes controlan las decisiones principales y son libres de realizar sus propias contribuciones en el diseño, construcción o gestión de sus viviendas, tanto este proceso como el entorno resultante estimulan el bienestar individual y social. Por otro lado, cuando las personas no tienen control ni responsabilidad sobre las decisiones clave en el proceso de vivienda, los entornos habitacionales pueden convertirse en lugar de obstáculo para el cumplimiento personal y una carga para la economía”, dijo en su momento el arquitecto.

Su enfoque no era directamente sobre la autoconstrucción —que sin supervisión alguna puede acarrear problemas a corto o largo plazo para las comunidades, así como apropiación de espacios no adecuados, similar a lo que sucedió en pandemia en Perú, donde se instalaron comunidades en zonas arqueológicas—, sino sobre la autogestión de la construcción y el empoderamiento de las relaciones comunitarias.