- 06 mayo 2024
En un mundo de injusticias, se requiere pensar en la justicia
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En este momento en el mundo hay, además de los conflictos que todos conocemos Israel-Palestina y Rusia-Ucrania, 43 conflictos armados en Medio Oriente y el norte de África, 35 en el resto del continente africano, 21 en Asia, 7 en Europa y 6 en América Latina, incluyendo la violencia criminal que hay en México (cfr. “¿Qué países están en guerra en 2023?”, publicado en el periódico Expansión, el 20 de octubre del presente) con cerca de 82.4 millones de personas desplazadas y donde 26.4 millones han obtenido la figura del refugio (ACNUR, 2021); frente a esto, es importante reflexionar sobre la idea de la justicia.
De la misma forma, el Instituto de Estadísticas de la UNESCO (2022) afirma que 773 millones de personas en el mundo no saben leer ni escribir, mientras el Banco Mundial (2022) afirma que en el mundo hay 150 millones de personas en extrema pobreza, y en un país como el nuestro, donde las injusticias campean por todas partes, la reflexión, particularmente de la justicia distributiva, se vuelve urgente.
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En nuestro país desde la Conquista, la Colonia, la Independencia, la Reforma y la Revolución a la fecha, no ha habido grandes diferencias. Por tanto, la aspiración de una sociedad es el equilibrio, la armonía y el orden (Ética Nicomáquea, V, 1-3), mismos que, aunque nos preciemos de vivir en una sociedad “civilizada”, no hemos logrado. El mismo “Estagirita”, en su libro “La Política” (IV, Capítulo 13), sostenía la interdependencia de ambos valores, afirmando que solamente será justo lo que es conforme a la ley y a la igualdad, e injusto lo contrario a aquella y lo desigual.
Al tiempo, no ha habido un autor o un pensador que no aborde el tema, sin embargo, quienes han tenido más peso en últimos tiempos son quienes han escrito de 1970 a la fecha. Hagamos una comparación del estado que guarda la sociedad mexicana y el mundo con respecto al giro que a partir de John Rawls se da sobre el tema en la filosofía política.
En sus libros “La Teoría de la Justicia” (1971) y “El Liberalismo Político” habla de la justicia como una teoría normativa, es decir, del deber ser aspiracional de las sociedades, donde atendiendo al momento histórico que vive, cree que su teoría puede servir para cualquier forma de gobierno porque la fundamenta en los principios democráticos de la libertad, la igualdad y una justa distribución de bienes –cooperación social– basada en lo que él llama la posición original –la idea de que todos actuemos como si el otro no supiera el lugar que cada quien ocupa en la sociedad–. ¿Qué le podemos tomar en la coyuntura desigual y autoritaria que se vive en el mundo? ¿Cómo pudiésemos operativizar su idea?
Robert Nozick en 1974 escribe su libro “Anarquía y Estado”, donde hace una crítica a Rawls porque –dice– hace una teoría donde no toma en cuenta el concepto “responsabilidad” y esto inevitablemente llevará a la conformación de un estado obeso. Esta es su apuesta: la justicia es igual a la responsabilidad. Su afirmación más contundente será que los desastres que hemos tenido –en la historia de los pueblos– son por el Estado y su intervención, así como por la falta de responsabilidad de los ciudadanos. Tiene sentido.
En 1993 apareció el libro “Las Esferas de la Justicia” de Michael Walzer, donde aborda el tema de la justicia igualitaria, y su punto de partida es la aspiración que todos tenemos a adquirir bienes, algunos económicos, otros políticos, otros educativos, en fin. Así que la justicia la ve como la posibilidad de distribuir los bienes sociales según los criterios propios de cada bien. Su idea de justicia la basa en la idea de construir una sociedad igualitaria donde el respeto a las diferentes esferas, y la no intromisión de una en el espacio de las otras, asegurará la justicia. Recuerde cuando en nuestro país el poder económico arribó al espacio de la política.
En 2003 fue publicado el libro “Virtud Soberana: La Teoría y la Práctica de la Igualdad”, donde Ronald Dworkin agradece a Nozick haber puesto en la mesa del debate de la justicia el concepto de la responsabilidad. Afirma que una teoría de la justicia debe de tener en cuenta el concepto de igualdad, libertad y comunidad. Su preocupación es rescatar el concepto de responsabilidad, pero sin desentenderse del concepto de igualdad. En ese sentido se requiere una igualdad de recursos. De ahí que afirma el principio de Igualdad de Consideración, donde lo refiere como virtud soberana, pues sin ella los gobiernos serían tiranías. En su propuesta, la comunidad juega un papel toral.
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En 2009 apareció el libro “La Idea de la Justicia”, obra póstuma de Amartya Sen a John Rawls y su teoría de la justicia. Sen fue premio Nobel de Economía en 1998. En primera instancia le revira a Rawls diciendo: “para hablar de la justicia, hay que hablar de las injusticias”.
En ese sentido su reflexión apunta hacia la idea de no pretender de hacer de este mundo, un mundo perfecto, sino un mundo menos injusto. Una teoría de la justicia tiene que tomar en cuenta esas diferencias (p. 165) y es aquí donde aparece su famosa teoría de las capacidades. La capacidad es la oportunidad que tienen los individuos para realizarse. Su idea se basa en las capacidades-oportunidades que se debe propiciar en los individuos por parte de la sociedad, las organizaciones y el estado. ¿Le gusta?
En ese orden de ideas, ¿qué requerimos para operar la justicia en un mundo tan injusto? Una distribución justa, la responsabilidad como práctica necesaria, la no invasión de una esfera en otra y la búsqueda de una sociedad igualitaria, la idea de la igualdad de recursos o la promoción de capacidades en los individuos o todas las opciones juntas. Esos son los nuevos caminos de la justicia. Así las cosas.
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