Abejas, fiel reflejo de la sociedad
COMPARTIR
TEMAS
La abeja es percibida como un espejo de la humanidad y el pulso de su destino. Se buscan en la colmena modelos para la vida.
La abeja es una maestra en el arte político. La abeja puede ser al mismo tiempo monárquica, republicana, imperial, democrática, comunista, liberal y anarquista.
El jefe de un Estado es en una ciudad lo que en una colmena es la reina de las abejas. La colmena enseña a un jefe cómo desempeñar su función de manera excelente. El jefe, exento de toda carga, hace rendir cuentas a los demás del trabajo que hacen, establece las leyes y las hace respetar.
Unas abejas traen agua, otras construyen el panal, unas limpian, otras recogen cadáveres. Algunos zánganos logran fecundar a la abeja reina y mueren en el acto. A los demás los matan cuando ya estorban.
Al morir la abeja reina, las abejas se dispersan. El desorden y la anarquía lo invaden todo, los zánganos defecan en la colmena y fecundan abejas. Las obreras se enojan con esto e intervienen en propiciar quién será la nueva reina.
El verdadero poder en la colmena lo tienen las obreras, no respetan a la reina ni a los machos, más que porque son necesarias para la multiplicación de la especie. La colmena nunca soporta más de una reina y buscan a la más valiente en los combates.
No se puede pretender gobernar a los demás, sin saber gobernarse a uno mismo. La abeja reina posee aguijón, pero no lo utiliza mas que para atacar a las demás reinas surgidas de la crianza de la colmena. Lo que confiere valor al jefe de la colmena, no sólo es su virtud, sino ser el principio mismo de la cohesión comunitaria: sin él, desaparece el vínculo social.
Pelean gubernatura en tribunales, esperan resolución en noviembre.
La colmena permite la justa integración de los contrarios. Todos tienen su papel. La colmena es la imagen de lo que debe ser una verdadera república. Licurgo acostumbró a los ciudadanos a no desear y no saber vivir solos, a estar siempre unidos, como las abejas, por el bien público alrededor de sus jefes.
La abeja sabe trabajar con igual talento en todos los campos, tiene espíritu capitalista y un puritanismo ascético. Siempre lleva un arma para proteger su modo de vida, y el bien de la colmena. Cuando usa su aguijón sabe que perderá la vida. Anciano mata a pandillero al defender a su hijo.
Las abejas son conscientes de que deben rehacer la despensa, saben que vendrá el invierno y, aunque ellas mismas ya no existirán —las obreras viven un par de meses— habrán sabido cumplir con sus deberes para con la raza.
El robo es una costumbre que adoptan algunas abejas y a grupos enteros, cuando se dan cuenta de que la cosecha resulta más difícil y que, pueden dejar la elaboración y fabricación de miel, porque pueden conseguirlo de colonias insuficientemente defendidas o débiles.
El hurto implica la pérdida del respeto por el trabajo colectivo, importunar a las colonias pacíficas, lo que acarrear perjuicios a las reservas de las familias laboriosas que no logran defenderse.
Roban dos casas en la colonia República de Saltillo: pantallas, muebles, joyas y hasta una camioneta se llevaron los ladrones.
Una familia de abejas que pierde el sentido del deber, es una familia que ha de ser destruida, porque se hace difícil inculcar nuevamente a sus miembros el sentido del deber original, de ahí que debamos considerar el robo como la forma de depravación mayor que puede hacer mella en la abeja, y el remedio tiene que ser radical.
jesus50@hotmail.com