¿Y si fueran tus hijos?
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En los últimos días, noticias lamentables se han dado en nuestro país. Y no, no hablo del “famoso” gasolinazo o de la aceptación que tiene nuestro Presidente a nivel nacional o de los pleitos entre calefactos a los diferentes puestos que se juegan en los próximos comicios electorales.
Mi consternación va con el personaje veracruzano que, abusando de su estatus, ordenó inyectar agua destilada a niños que requerían una quimioterapia…
Mi enojo va por aquellas personas que están disfrutando unos días en la playa o de paseo con sus padres y caen por culpa de una bala perdida…
Mi incredulidad va con dos niños de 14 y 15 años quienes tomaron la decisión de acabar con su vida. Uno en Saltillo y el otro en Monterrey.
Pero lo que más me enfada es el hecho que provocamos a través de diferentes plataformas (páginas web, redes sociales, mensajes de texto…) donde nos creemos con el derecho de poder violentar la privacidad de las víctimas difundiendo, promoviendo o hasta solicitando fotografías, videos, entrevistas y un sin fin de etcéteras, de todo lo que tenga que ver con la noticia.
Sí, efectivamente es una nota periodística, la cual debe de tener voz y eco en cada uno de nosotros, pero ¿realmente le damos el enfoque correcto? ¿O todos nos volvemos reporteros, psicólogos, psiquiatras y hasta peritos con tal de ver y saciar nuestra curiosidad?
¿Hasta dónde es propio y correcto llegar? ¿Cuál es el lugar en donde atravesamos esa delgada línea entre el periodismo y la morbosidad? ¿Qué haríamos si fueran nuestros hijos o familiares los que se viesen afectados con estas tragedias? ¿Lo dejarías que se difunda? ¿Realmente eso es ser buen ciudadano?
Muchos somos padres de familia. Y sí, son lamentables todos y cada uno de estos hechos, pero como sociedad nos seguimos quejando por gobiernos insensibles, por policías corruptos y hasta porque el vecino no recoge su basura; sin embargo, no nos detenemos a pensar en cómo afectamos la vida de los nuestros.
Hay que recordar y recalcar: “la educación se trae desde casa” y en nuestras manos está que como ciudadanos le demos un mejor presente a nuestros hijos, acercándonos y preocupándonos por su desarrollo e inquietudes, ya que si no lo hacemos, la respuesta la pueden tener desde a la vuelta de la esquina o de un click en la computadora.
Juzgamos, creamos, pero ¿actuamos?
Los niños NO tienen la culpa de lo que suceda en nuestro entorno, ya que somos nosotros, como padres de familia, quienes tenemos la obligación y derecho de fortalecer sus áreas de oportunidad y valorar sus logros.
Un adulto le hizo creer que se curaría…
Un adulto disparó sin pensar en que un menor se cruzaría…
Un adulto no le escuchó o tal vez nunca le habló…
¿Y si fueran nuestros hijos?
Ulises Calderón @UCalderas
Consejo Cívico de las Instituciones de Coahuila AC
@CCICOAH
@CYnergiamx