Vida y lecturas 2/3
COMPARTIR
TEMAS
¿Estamos en el mejor o en el peor de los mundos posibles? ¿Estamos en una nueva era oscura o por el contrario, nunca como hoy hemos estado tan libres, somos tan libres y afortunadamente tenemos acceso al mundo a través de un click en la red llamada Internet? ¿Qué piensa usted, lector? ¿Cuál es su tirada de naipes? Hace algunos meses lo he contado en este mismo espacio, tuvimos una tertulia en Torreón, Coahuila, varios amigos y hermanos de ruta, a saber: el magistrado Francisco Gómez y Gómez, el empresario César Ernesto Estrello Hernández, el padre y maestro Jorge Silva y la señora Claudia Hernández, esposa del magistrado y hermano mío, don Germán Froto y Madariaga (†). En aquella tertulia, el empresario Estrello Hernández habló de un libro el cual ese día lo aderezó con su buen verbo: “Muchas Vidas, Muchos Maestros” de un psiquiatra norteamericano al cual le cambió la vida al darle hipnosis a su joven y bella paciente, Brian Weiss.
El libro desde su publicación en inglés (1988) ha sido un rompe-ventas. No lo había leído. Hace poco y en un viaje de trabajo a Zacatecas, hojeando libros en una muy buena surtida librería de esa ciudad, allí estaba el libro en su edición de bolsillo. Ni caro ni barato, a buen precio. Yo recordaba la pasión con la cual lo había compartido el empresario lagunero. Aunque ya había seleccionado varios libros, me decidí a adquirirlo. Lo leí casi de un jalón en el hotel donde estaba hospedado. Si hemos de creer en lo que aquí se cuenta, una paciente, una joven mujer, mediante hipnosis, va contando a su psiquiatra sus anteriores vidas. Es decir, ella y ahora, es una reencarnación de… Aronda (murió ahogada en su momento), Johan (murió degollada), Luisa (murió por una epidemia de agua contaminada); amén de haber sido hombre (Christian) en dos o tres vidas anteriores. Pero hay un momento, según el relato del libro, en que entre dos vidas (justo cuando uno se muere y luego, vuelve a reencarnar) existe un “plano espiritual superior” habitado por lo que ellos llaman “los maestros”, los cuales todo lo saben y todo lo ven.
¿Cómo decirle o nombrar o definir lo anterior? ¿Entonces habría que empezar a creer en eso que los orientales llaman “el karma”? Tom Pine ha dicho con suficiencia: “Acostumbrarse a las mentiras pone los cimientos de muchos otros males”. Y esos males ya están aquí. Para el investigador norteamericano Claude Fischer, la cantidad de estadounidenses que creen en los espíritus ha pasado de “1 de cada 10 a 1 de cada 3”. Y añade: hoy es más recurrente que un joven diga que fue a consultar un vidente, cree en espíritus y casas embrujadas, a que lo crea una persona madura.
ESQUINA-BAJAN
¿Cuánto adoptamos esta creencia netamente oriental, hindú? No lo sé. Según esta idea, hay un núcleo divino en la personalidad que se traslada de cuerpo en cuerpo en un ciclo de sufrimiento determinado este por la famosa “Ley del karma”, ello en base a nuestras vidas pasadas. De hecho en el libro de Weiss, la paciente siempre es esclava, sirvienta, edecán, siempre en un ciclo de ahogamiento, oscuridad y sufrimiento, el cual es un determinismo que ahora y en esta vida, la trae de mal en mal y de padecimiento en padecimiento. Insisto, ¿cuándo, cuándo empezamos a creer en esto que nos sembraron bajo eso llamado “Nueva Era”? Un estudio de la UNAM estima que hay alrededor de 30 mil brujos en México. El investigador Elio Masferrer Kan, antropólogo, deja caer una cifra de espanto: hay 100 brujos por cada 3 mil 500 ciudadanos. Más leña al fuego: según la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México, elaborada por Conacyt y el Inegi, 83.6 por ciento de los mexicanos reconocen confiar más en la fe y “poco en la ciencia”.
Entonces, no es descabellado creer en reencarnaciones, elfos, dragones, santos y santas, dictados de Dios… Puf. Hay un autor que vende a pasto. Es Osho. He leído un solo libro de él. Con ese tengo, vaya. Es “¿Qué es la meditación?”. En un mundo perdido, donde las ciudades destruyen las (sanas) “costumbres” de sus habitantes, como bien lo dice en su tonada José Alfredo Jiménez, todo es posible. Lea lo siguiente: “Hay dos planos en ti: el plano de la mente y el de la no mente”. Es de Osho. No se ría, señor lector. Pero no le pide nada a este texto de Brian Weiss “dictado” por los “espíritus de los maestros”: “Nosotros elegimos cuándo entramos en nuestro estado físico y cuándo lo abandonamos”. ¿Lo notó? Es aquella anciana y vieja enseñanza, aquel resabio platónico la dicotomía entre… cuerpo y alma. Cuerpo y espíritu. Puf.
¿Por qué estamos tan perdidos en esta era, en estos años? No lo sé. Entonces ¿creer en la reencarnación y en que tenemos un cuerpo y un alma y un espíritu es tan válido como creer en los ovnis, en abducciones, en pulseras magnéticas, en amuletos de la buena suerte? ¿Entonces es lo mismo creer en nuestro karma que creer en ponernos en nuestro cuello o mano, una pulsera con cristales de energía milagrosos? Una pregunta más para usted, señor lector, ¿son cristales, minerales o piedras? Caray, ¿por qué hay tanto irracionalismo hoy entre los jóvenes, cuando en teoría y sólo en teoría, vivimos una época de luz, avances científicos y un mundo plenamente explicado al día y al dedillo?
LETRAS MINÚSCULAS
“Como es arriba, es abajo: como es abajo, es arriba”. Por favor No se ría, es una “enseñanza hermética”, sólo para iniciados de “El Kybalión”.