Una historia de alcaloides
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Ahora, cuando uno necesita curarse de algo va la farmacia, pero antes acudía a los montes y praderas cercanos a buscar plantas sanadoras para remediar un problema de salud. Y esa búsqueda llevaba casi siempre a los alcaloides.
Casi todas las sustancias adictivas y los calmantes del dolor son de origen vegetal, y casi todas son alcaloides. Alcaloide quiere decir ‘que tiene carácter alcalino’ (es decir, que es de sabor amargo, como el café, el tabaco, la morfina y la quinina, por ejemplo).
Los alcaloides se nombran con la terminación ‘ina’. Algunos creen que esto obedece a que todos contienen una forma de nitrógeno llamada amina (NH2). Pero en realidad, la terminación ‘Ina’ fue popularizada a principios del siglo 20 por los laboratorios farmacéuticos para referirse a cualquier fármaco o medicina (aspirina, por ejemplo).
Y dado que muchas de esas medicinas eran precisamente alcaloides (como es el caso de la morfina, la cocaína y la cafeína), la terminación ‘ina’ prevaleció para designar a esas sustancias.
Las aminas
La presencia de nitrógeno (N) en la estructura química de los alcaloides, es lo que les da el ‘carácter alcalino’. Por eso todos ellos son amargos, como el tabaco (que contiene el alcaloide nicotina) y el cacao y el chocolate (que contienen la teobromina).
El apelativo de alcaloide por lo regular se asocia al nombre científico de la planta o de la especie de la que se obtiene. Por ejemplo, la nicotina y la cocaína se llaman así porque se obtienen de la Nicotiana tabacum y de la Erythroxylum coca, que son los nombre científicos del tabaco y de la planta de coca, respectivamente.
Los alcaloides han sido muy útiles para la medicina. Tal es el caso de la curarina, un excelente relajante muscular, que se extrae del curare, el tóxico que los indígenas de las selvas amazónicas emplean para envenenar sus flechas y cazar animales mayores (el curare los paraliza).
Los alcaloides poseen cualidades muy potentes (analgésicas, anestésicas, hipnóticas, tranquilizantes, relajantes, calmantes, cardiotónicas, diuréticas, febrífugas, vasodilatadoras, vasoconstrictoras, paralizantes y un largo etcétera).
Y estas propiedades se conocen desde los tiempos más remotos. De hecho, se han utilizado ampliamente como remedios caseros y en la actualidad constituyen uno de los grupos de fármacos más útiles de la Medicina moderna.
Sigue la historia
Los alcaloides también tienen propiedades estimulantes, embriagantes y enervantes, que en el pasado fueron utilizadas por la gente común e incluso por los sacerdotes en los rituales religiosos.
Ahora esas propiedades han sido aprovechadas para crear las llamadas ‘drogas recreacionales’, como las anfetaminas, la cocaína y la ergotamina (LSD) que consumen por lo regular los jóvenes.
Uno de los primeros alcaloides en ser purificados fue la morfina (un poderoso calmante del dolor), que se extrae de la amapola o adormidera (Papaver somniferum); llamada así (morfina) por Morfeo, el dios del sueño.
Las civilizaciones antiguas emplearon los extractos de plantas (de raíces, cortezas, hojas, flores, frutillas o semillas) de la misma manera que en la actualidad se utilizan los fármacos.
Ahora, cuando uno necesita curarse de algo va la farmacia, pero antes acudía a los montes y praderas cercanos a buscar las plantas sanadoras.
El uso de las plantas con propósitos medicinales no estaba basado en la superstición ni en el azar, sino en el conocimiento de que ellas contenían sustancias muy eficaces para curar.
Los agentes activos de muchos de esos vegetales han sido ahora aislados y purificados para utilizarlos como medicamentos o como drogas recreacionales.
La extración
El proceso de extracción de los alcaloides es muy simple. La parte de la planta que los contiene en mayor cantidad, se macera en una solución ácida, seguida de un proceso de filtrado y concentración.
Los alcaloides más utilizados en la práctica médica incluyen efedrina, nicotina, morfina, codeína, atropina, estricnina y quinina.
Los alcaloides son una familia interesante. Todos ellos tienen historias que contar. Una de ellas, diferente a lo que hemos relatado, tiene que ver con el tabaco, uno de los alcaloides más adictivos. Y sin embargo uno de los primeros domesticados por el hombre.
Una prueba moderna
Cuando se trata de contaminación, los cigarros pueden derrotar a los automóviles.Eso fue lo que encontró un grupo de investigadores italianos al comparar la cantidad de partículas contaminantes del aire, provenientes de un motor turbodiesel y de tres cigarrillos, encendidos en el interior de una cochera cerrada.
Los investigadores encontraron que la contaminación provocada por los cigarrillos fue 10 veces mayor que la provocada por el humo del diesel, según fue publicado en la revista Tobacco Control.
La prueba se llevó a cabo en un pueblito montañoso del norte de Italia (Chiavenna) que tiene niveles extremadamente bajos de contaminación del aire.
El experimento se realizó en una cochera privada y cerrada, dotada de seis pequeños ductos de ventilación, que se mantuvieron abiertos durante el experimento (tal y como lo manda la ley italiana).
El auto evaluado fue un Ford Mondeo con motor turbodiesel que cumplió con los estándares europeos de emisión de gases.
Cada cigarrillo contenía 1 miligramo de nicotina y 11.2 miligramos de alquitrán.
Los investigadores pusieron en marcha el motor del Mondeo y lo dejaron en ralenti (en neutral) por 30 minutos.
El resultado
Después airearon la cochera por cuatro horas y encendieron tres cigarrillos (uno seguido del otro) y los dejaron arder por un total de 30 minutos en la cochera cerrada.
Al finalizar el experimento, los investigadores encontraron que en el aire de la cochera había mayor cantidad de partículas después de quemar los cigarrillos que después de apagar el motor del Mondeo.
“El experimento confirmó que el humo del tabaco posee partículas muy finas que constituyen un grave factor de riesgo para las enfermedades crónicas del pulmón, incluyendo asma, bronquitis, enfisema y cáncer”, reportaron los investigadores.
“Puesto que empleamos una cochera con un volumen similar a las habitaciones que se encuentran en muchas casas y oficinas, los datos son aplicables a las personas que fuman en ambientes cerrados”.
Eln fin, experimento demostró que el humo del tabaco es una fuente importante de contaminación del aire.
“Aunque fumar se ha restringido en muchos países por razones de salud, no siempre se ha considerado el tabaco como un elemento importante de la contaminación”, dijeron los investigadores, quienes sugirieron usar los resultados de su experimento en campañas contra el tabaco.