Un Coahuila inhóspito a los actos de corrupción
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Si queremos verdaderamente abatir la corrupción en nuestro estado, vale la pena pensar en crear un sistema de integridad que atienda cabalmente el problema. Y puntualizar la naturaleza de la corrupción es un buen comienzo.
Transparencia Internacional señala que corrupción es el mal uso de recursos públicos para beneficio personal. Su definición es muy útil como punto de partida. Si vamos a los detalles, podemos observar que ese mal uso no sucede al azar ni como resultado de una equivocación y que además ese “mal uso” no es subutilización, asignación equivocada o merma accidental: es robo. Además, los ciudadanos sabemos que el dinero no es el único recurso que se delega en el mandato democrático, también delegamos tutela de infraestructura pública, recursos naturales, sistemas tecnológicos y bienes sociales (como la paz, el orden o la administración de justicia), e igualmente asignamos salarios públicos para que el talento y el tiempo de todos los empleados y servidores públicos sirvan para beneficio de todos.
Por otro lado, es obvio que nadie puede robarse descaradamente los recursos comunes a plena luz del día, por lo que la sustracción ocurre a escondidas a través de acuerdos encubiertos con terceros que ayudan a aparentar que el robo no sucede o, si sucede, que está bien. La corrupción opera a través de “acuerdos en lo oscurito”, como solemos decir. Entonces quienes llevan a cabo estos acuerdos: 1) saben que están mal y por eso los hacen a escondidas; 2) insisten en hacerlo; y 3) montan una simulación para engañar a otros y poder salirse con la suya. De modo que además de robo ahora tenemos fraude y premeditación.
Con lo anterior podemos ya definir la corrupción y aplicarla al sector público: un acto de corrupción gubernamental es un delito de robo de recursos públicos y defraudación a la ciudadanía, operando a través de acuerdos encubiertos en beneficio de una persona o un grupo reducido de personas.
Ahora, si queremos generar un sistema verdaderamente inhóspito para la corrupción en Coahuila, pongo a tu consideración los siguientes elementos.
Primero. La corrupción es un delito, no simplemente una falla en responsabilidad administrativa.
Segundo. La transparencia es indispensable, no sólo deseable. Importa al programar y ejercer fondos públicos, así como manifestar criterios de asignación de recursos. La práctica correcta es “Así le vamos a hacer”, seguida de “Así lo estamos haciendo” y terminando con “Así le hicimos”. Oponerse a la transparencia, ser parcialmente transparente o ralentizar la transparencia son delitos que han de causar de revocación inmediata de mandato.
Tercera. El encubrimiento a las prácticas de corrupción y la obstrucción a quienes la investigan también son delitos.
Cualquier robo de cualquier tipo de recurso público debe ser sancionado:
Cuarto. Las prácticas deliberadas de mal uso de tiempo, talento, infraestructura o recursos materiales de empleados y servidores públicos también son delitos. (Por ejemplo, acarrear empleados públicos a un mitin o ponerlos a trabajar en tareas de campaña para un partido. Son libres de así hacerlo si lo desean, pero en su propio tiempo y con sus propios recursos).
Quinto. El robo y daño a recursos naturales, sociales y culturales para fines individuales o grupales en interés contrario al bien común también es un delito.
Sexto. El uso deliberado de instituciones públicas (sistema escolar, policía, jueces, etcétera) de modo contrario al bien común también es un delito y causa de revocación de mandato.
Séptimo. El desmantelamiento deliberado o sabotaje de procedimientos de trabajo, recursos informáticos, acervos de información y otros elementos que dan continuidad a la función de gobierno y a su transparencia también son delitos.
Octavo. El daño al erario y a otros recursos públicos ha de revertirse y resarcirse en la medida de lo posible con cargo a quienes lo perpetraron. Si los actores involucrados en estos actos están prófugos o no cuentan con recursos para ello, la corresponsabilidad se extiende a las empresas, organizaciones y personas que los respaldaron estando en funciones.
Enfrentar de lleno la naturaleza de los actos de corrupción es el primer paso para abatir el problema. Sin embargo, no hemos acabado. Los actos de corrupción forman parte de un círculo vicioso que denomino el Ciclo Social de la Corrupción y que comprende también sistemas corruptivos, espacios sociales capturados y mentalidades corrompidas. Pero de eso te contaré en otra ocasión. Por ahora, si quieres saber más, puedes descargar gratuitamente el artículo “El Ciclo Social de la Corrupción” desde www.academia.edu.
Ricardo Medina Covarrubias
Director de Factor Delta
@rickmedinac
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