'Que el estado los mantenga'
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Es un rumor confirmado por fuentes y por los presupuestos actuales, que los recursos públicos destinados a actividades culturales son escasos este año. Coahuila se aproxima a procesos electorales y una parte de los fondos, se encuentra “etiquetada” para las elecciones -fuera del criterio legal por supuesto-.
Si desde la perspectiva antropológica, los rumores sirven para saber en cuál bando confiar y en cuál no, estos rumores nos indicarían que existen dos facciones: por un lado, servidores públicos que deciden hacer una ofrenda a los candidatos con dinero público, y por el otro, ciudadanos que se vuelven espectadores. Estos desvíos se aceptan como algo natural. No producen escándalo. Nos definen como pueblo que los integra entre sus “usos y costumbres”.
En este sentido, ofrezco una reflexión básica que también es pertinente, y que integra a la tan manoseada palabra “populismo”, que tiene una lectura errónea en estos momentos. Y es que la comunidad de creadores o artística no quiere que “la mantenga el Estado”, los recursos públicos provienen de los impuestos que pagan los contribuyentes, así que lo que se esperaría es un uso de estos recursos, y que quienes administran los fondos, cortaran con esta práctica de desvío, para recuperar la confianza ciudadana, un elemento de cohesión social importante.
Si hablamos de dinero, desde el punto de vista de la sociología económica, podemos insertar esta asignación de recursos para campañas políticas, como una elección tomada por los servidores públicos frente a la disyuntiva del beneficio social y el interés personal. Así es: dinero público actuando para beneficio de una figura simbólica, que ofrece un cambio que no operará, ya que esta práctica, ha sido probada como efectiva.
La elección del interés personal sobre el beneficio social da resultados peores que elegir una estrategia que podría ser vista como no óptima, considerando tiempos y organización: la cooperación e integración para definir la asignación de recursos en proyectos culturales.
Sin embargo, los servidores públicos no buscan resultados más fértiles y diversos, y no destinan más tiempo a recibir la información y el flujo de ideas que este proceso generaría; tienen sus agendas saturadas, más ahora, y buscan garantizar su permanencia y brillo. Esta tradición, devela que los recursos sustraídos son para perpetuar un esquema de dádivas.
Es por esto, que los procesos independientes de creadores y grupos culturales, se vuelven contribuciones que subsanan, de nuevo, con sus propios recursos, la escasez de presupuesto este año, y se integran a las carteleras culturales, apoyados por esfuerzos de comunicación que difunden el trabajo producido por los realizadores mismos.
En este estado de las cosas durante este año electoral, las alianzas que se generan para usar lo poco que se deja en instancias culturales públicas y sumarlo al trabajo de instancias independientes, son la vía posible registrada.
No se vislumbra en el horizonte, signo alguno que contradiga la continuidad de esta silenciosa costumbre validada.
claudiadesierto@gmail.com