Presupuestos opacos, ciudadanos exigentes
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La Constitución marca al 15 de noviembre como la fecha límite para que la Cámara de Diputados apruebe el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Este año, aun con todas las complejidades de ser el último presupuesto que aprueba la actual legislatura (el último que ejercerá el presidente Enrique Peña Nieto durante un proceso electoral federal donde elegimos al cargo más importante de la Nación, entre tragedias, desastres, damnificados, desaparecidos, pobreza, desempleo y un largo etcétera de urgencias y pendientes) la Cámara de Diputados fue pronta y cinco días antes del plazo aprobó en lo general el Presupuesto de Egresos de la Federación con 413 votos en pro y 49 en contra.
La pregunta que especialistas, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos nos hacemos es cómo pudieron ganar tiempo nuestros diputados en la aprobación de los más de 5 billones que se ejercerán el próximo 2018.
El calendario aprobado por la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública planteaba que en esos cinco días se llevará a cabo la elaboración del dictamen que incluía: análisis y discusión de los grupos de trabajo, presentación ante el pleno de la Comisión del proyecto de decreto, declaratoria de las zonas de atención prioritarias y discusión y aprobación por el pleno.
Entonces, nos queda la duda de si se llevaron a cabo las reuniones de grupos de trabajo y si estas fueron públicas. La última acta de reunión de la Comisión de Presupuesto publicada en su micrositio tiene fecha del 24 de mayo de 2017 y dentro del apartado PEF2018 se encuentra el proyecto enviado por el Ejecutivo, la estructura programática y el acuerdo para establecer el procedimiento de participación con los anexos en que deben ser enviadas las propuestas de modificación.
No sabemos cuántas propuestas entraron, ni las opiniones emitidas por las comisiones ordinarias a la Comisión de Presupuesto, ni las reuniones, menos las discusiones, versiones estenográficas ni votaciones.
Esto refleja un procedimiento opaco, nada transparente. No hay evidencia de cómo se llevaron los trabajos, de cuáles fueron las negociaciones, ni entre qué personajes se decide el futuro económico de todo el País. Sin datos, sin información, sin procesos claros.
Llama la atención que la única información pública del proceso son las reservas que presentaron los partidos en el pleno. Sumaron 343 reservas: 1 del PRI, 34 del PAN, 48 del PRD, 211 de Morena, 46 de MC y 3 del PES. No sólo no se aprobó ninguna, ni siquiera se aprobaron para discutirse en el pleno. Eso quiere decir que las 10 horas que se transmitió en vivo la “discusión” del presupuesto, en realidad fueron una exposición de buenas intenciones. Unos defendiendo lo aprobado en 8 minutos en la Comisión de Presupuesto, otros tratando de convencer al pleno de discutir sus propuestas de modificación.
La nota roja fueron los gritos de las diputadas priistas al diputado de Morena que se encontraba en tribuna. Ya Ricardo Raphael profundizó al respecto en su columna. Y es que de fondo, en esa madrugada se definió el destino del País, pero no podemos pasar por alto las formas.
Así como la reforma penal impulsa un cambio de paradigma para proteger y defender el debido proceso, así los ciudadanos debemos exigir procesos abiertos, transparentes e incluyentes. Urge dejar de pasar por alto las formas, que en realidad son fondo.
Las formas atendiendo al debido proceso pueden dejar libres a personas que deban cumplir una sentencia penal. Así, debemos forzar a nuestros Congresos a cumplir un debido proceso en sus trabajos.
Porque sin información y sin datos no podemos evaluar su desempeño. El contrapeso al Ejecutivo debe ser el Congreso, y el contrapeso al Congreso debemos ser los ciudadanos.
No más presupuestos opacos, sí a tener más ciudadanos exigentes.
Mariana Niembro @mariananiembro_
Directora General de Borde Político A.C. @BordePolitico
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