No hay regla sin excepción
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El Quijote II, 18
Llegan don Quijote y Sancho Panza acompañados de don Diego de Miranda –el caballero del Verde Gabán– a la casa de éste, casa de “un labrador y caballero” que es “ancha como de aldea”, donde son atendidos con toda cortesía tanto por el dueño como por su esposa, llamada Cristina, así como por el hijo de ambos, el estudiante don Lorenzo.
De inicio el joven pregunta a su padre quién es ese hombre que llega con él, pues por su figura, nombre y el decir que es caballero andante tanto a él como a su madre los tiene suspensos.
“No sé lo que te diga, hijo –respondió don Diego–; sólo te sabré decir que le he visto hacer cosas del mayor loco del mundo y decir razones tan discretas, que borran y deshacen sus hechos: háblale tú y toma el pulso a lo que sabe, y, pues eres discreto, juzga de su discreción o tontería lo que más puesto en razón estuviere, aunque para decir verdad, antes lo tengo por loco que por cuerdo”.
Cuando el joven es presentado por su padre a don Quijote, éste le dice que ya él le “ha dado noticia de la rara habilidad y sutil ingenio que vuesa merced tiene, y, sobre todo, que es vuesa merced un gran poeta”
“Poeta, bien podrá ser –respondió don Lorenzo–, pero grande, ni por pensamiento. Verdad es que yo soy algún tanto aficionado a la poesía y a leer los buenos poetas, pero no de manera que se me pueda dar el nombre de grande que mi padre dice”.
“No me parece mal esa humildad –respondió don Quijote–, aunque no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo”.
“No hay regla sin excepción –respondió don Lorenzo–, y alguno habrá que lo sea y no lo piense”.
Hoy y aquí, los poetas suelen ser arrogantes igual que hace cuatro siglos. Ahora bien, si se lee con detenimiento la breve respuesta del joven Lorenzo, parece que en el fondo él también se considera gran poeta, aunque supuestamente “no lo piensa”.
En fin, toda regla tiene alguna excepción, si bien la de éste no parece ser el caso. Hoy se dice en México una variante que expresa lo mismo: Siempre hay una excepción que confirma la regla.