Misión de San Bernardo, la magia de Coahuila
Las ruinas de San Bernardo son el principal atractivo de este pueblo mágico de Coahuila, además de sus ranchos cinegéticos
Entre las muchas características que distinguen a Coahuila como Estado, se encuentran principalmente sus municipios, por la historia y atractivos turísticos que cada uno de ellos guarda, al ser referente de sucesos históricos que marcaron el rumbo de México o escenario de paisajes y ecosistemas poco usuales en el país.
Uno de ellos es Guerrero, nombrado Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo del Gobierno de la República en septiembre de 2015. Se encuentra ubicado en su zona fronteriza, a 38 kilómetros al sur de Piedras Negras y cuenta con más de 300 años de antigüedad. Esta localidad quizá poco conocida por los coahuilenses como un sitio de riqueza histórica y cultural, tiene un pasado religioso que fue clave en la evangelización de Texas, así como ruinas que con los años y el estudio de su origen, adquirieron gran valor arqueológico.
Colindante con la frontera, Guerrero protagonizó la colonización del territorio de Texas, ya que para el año de 1700 un grupo de franciscanos del colegio de la Santa Cruz de Querétaro, arribó a este municipio para evangelizar a los indios de esta zona. Posteriormente en 1702 se construye la Misión de San Bernardo, fundada por el capitán Diego Ramón y el fraile Alonso González, y misma que nunca fue terminada. A partir de este lugar, los frailes se trasladaban para evangelizar las regiones cercanas del Río Bravo. Fue ahí donde se establecieron los primeros colonizadores que posterior a su evangelización, partieron del lugar hacía el norte del Río Bravo para fundar lo que hoy todos conocemos como San Antonio, Texas.
Es por ello que hoy en día las ruinas de Misión de San Bernardo es una de las principales atracciones turísticas de este pueblo mágico. Su edificación de estilo barroco, permite a sus visitantes transportarse a aquellos años en los que los frailes franciscanos recorrían el lugar de lado a lado, evocando ese aire religioso y solemne que topa por sus muros de piedra caliza.
Fue en enero de 2017 cuando el Gobierno del Estado en Coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), inició restauraciones en dicho sitio, enfocándose principalmente en sus accesos y alumbrado, para la preservación de las ruinas.
Ranchos cinegéticos
Guerrero tiene apenas tres años de haber sido nombrado como Pueblo Mágico, por lo que antes de promover sitios llenos de historia como Misión de San Bernardo, su enfoque estaba principalmente en el turismo cinegético.
El presidente del comité ciudadano del Pueblo Mágico, Antonio Castillón Flores, declaró meses pasados que se tienen más de 400 ranchos cinegéticos, de los cuales el 80 por ciento son de inversionistas de Estados Unidos, por lo que es común observar a familias americanas transitar por el pueblo, ya que acuden para realizar actividades de cacería de venado cola blanca, jabalí, paloma, codornices y más variedad de aves y mamíferos.
Sin embargo, también detalló que este tipo de cacería no deja derrama económica a Guerrero, ya que el dinero que se obtiene con los permisos que otorga Semarnat, se queda en la Federación, por lo que solicitaría aplicar algún impuesto para cazar en la zona.
En su condición de Pueblo Mágico, autoridades municipales están en busca de ampliar las atracciones turísticas de este sitio, con la finalidad de que sea tan visitado como otros pueblos que pertenecen a los demás estados de la República. Entre los proyectos que ya se encuentran en su proceso de creación destaca la construcción de cabañas campestres con un estilo holandés, con la que se pretende incrementar el número de vacacionistas.
Breve historia
En enero de 1700, llegó a lo que hoy es villa Guerrero un grupo de franciscanos del colegio de la Santa Cruz de Querétaro, encabezados por fray Diego de Salazar, San Juan de Buenaventura y fray Francisco Hidalgo.
El virrey José Sarmiento y Valladares, conde de Moctezuma y Tula, ordenó en la cédula del 28 de marzo de 1701, que se formara una compañía volante en el presidio de Río Grande; así que, en el lugar que hoy ocupa villa Guerrero, fue fundado el presidio de San Juan Bautista del Río Grande del Norte.
