Mirador 23/01/19
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23 enero 2019
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Llegó sin avisar y se presentó a sí mismo:
—Soy el número uno.
Pensé:
—Entonces ya son dos.
Le pregunté:
—¿Cuántos números puede usted hacer?
Me contestó:
—El 11, el 111, el 1111, el 11111, el 111111, el 1111111, el 11111111 y así sucesivamente.
Volví a preguntarle:
—¿No puede hacer el 2?
—No.
—¿Y el 3?
—Tampoco.
—Entonces –lo desafié– tampoco podrá hacer el 4, el 5, el 6, el 7, el 8 y así sucesivamente.
—Entiendo lo que me quiere decir –reconoció entonces humilde–. Que todos los números son el número uno.
¡Hasta mañana!...
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