‘Me dieron nalgadas y no me pasó nada’
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La semana pasada, en una conferencia, comenté sobre el cuidado que debemos de tener de no disciplinar a los hijos con nalgadas, y un padre de familia se levantó y dijo: “a mí me dieron muchas nalgadas y aquí estoy. No pasó nada”. Hay un gran debate sobre el uso de esta disciplina física con los hijos. Pertenezco a una generación de nalgadas y castigos físicos. Mis maestros usaban jalar la patilla, la regla, el metro y hasta ramas de árbol (varita de membrillo) para corregir nuestras malas conductas. Nuestros padres usaban el pellizco, la nalgada y hasta el cinto para corregir desobediencias y travesuras.
Sin embargo, existen una gran cantidad de estudios sobre los efectos negativos a largo plazo de la nalgada. Golpear a los niños está relacionado a conductas agresivas de los chicos. El Dr. Murray Straus, de la Universidad de New Hampshire, encontró una inteligencia menor en los niños que eran corregidos con nalgadas de que los no fueron. Afirma que el golpe físico impide un desarrollo normal y saludable de las habilidades mentales en los niños. La Dra. Mallie Paschall, del Instituto de Investigación y Evaluación del Pacífico en Maryland, descubrió cinco puntos menos de inteligencia en niños de 2 a 4 años, comparados con los que no eran nalgueados. Y niños de 5 a 9 años que tenían cuatro puntos más, que aquellos que recibieron algún tipo de castigo físico.
Según la Dra. Elizabeth Gershoff, profesora del departamento de Desarrollo del Niño de la Universidad de Texas en Austin, afirma que es una experiencia traumática que estresa al cerebro e impide que el niño tome decisiones independientes. Muchos papás piensan que castigando con nalgadas al hijo lo harán más obediente. Sin embargo, por más de 50 años los estudios han encontrado que los niños disciplinados físicamente tienen conductas más desafiantes hacia sus padres, presentan más problemas de salud mental y conductas antisociales.
Podemos mal interpretar el pasaje bíblico Proverbios 13:24: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. Se puede entender que la Biblia favorece el castigo físico, pero nunca lo dice. Menciona que la corrección es necesaria para tener un buen hijo. En un estudio realizado por la Unicef en el año 2014, encontró que el 80 por ciento de los padres del mundo utilizan la nalgada como disciplina en sus hijos. En los Estados Unidos, el 70 por ciento de los padres están de acuerdo que una buena nalgada es necesaria para corregir a los niños.
Papás, necesitamos recordar sobre los efectos del castigo físico: menor inteligencia, niveles altos de agresividad, depresión, ansiedad y paranoia. Y, por tanto, menos nalgadas predicen menos problemas de conducta. La disciplina física es un tipo de abuso físico que debe ser evitado y hasta puede ser penalizado. Para corregir conductas no deseadas es más conveniente que vivan consecuencias sin violentar, tomando en cuenta el respeto humano.
@JesusAmayaGuerr