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Resulta difícil encontrar un precedente que nos preparara para lo acontecido durante la primera semana del mandato del presidente Donald J. Trump. En pocos días la relación México-Estados Unidos se vio afectada gracias a las declaraciones ofensivas y precipitadas del Presidente de nuestro vecino del norte, quien no hizo caso de cualquier tipo de protocolo y mostró nula disposición al diálogo con su homólogo en igualdad de términos. Los sucesos han sido motivo de controversia y discutidos en múltiples diarios alrededor del mundo. Si bien, el TLCAN y la construcción del muro fronterizo se han llevado la mayor parte de las reflexiones por parte de los editorialistas, existe un tema que no ha resonado tanto como los anteriores: los fondos de ayuda para México.
Los Estados Unidos son el donante más grande de fondos para desarrollo internacional en el mundo. Según cifras de 2014, se estima que su contribución asciende al 24% del total mundial. Esta ayuda es en gran parte canalizada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Según los datos de la agencia, durante los últimos 15 años se han otorgado 586 millones 852 mil 449 dólares a nuestro País en fondos para la realización de proyectos que van desde la preservación ecológica hasta la promoción del estado de derecho (tema en el que canalizan la mayor parte de los recursos). México es el segundo país que más recibe fondos en América Latina (después de Colombia), y durante los últimos años, se ha hecho un esfuerzo importante por destinar éstos a proyectos realizados por organizaciones de la sociedad civil. El resultado ha sido positivo: se ha contribuido a la especialización de las organizaciones Mexicanas, a la articulación de esfuerzos sostenibles por medio de la cooperación local y al trabajo en conjunto por parte de ambas naciones en varios niveles que van más allá del Gobierno Federal. Al igual que con Planned Parenthood y Marie Stopes International, en el tema de derechos reproductivos, una orden ejecutiva por parte de Trump podría poner en riesgo los recursos destinados a México, los cuales permiten a numerosas fundaciones y organizaciones realizar su trabajo. Contar con una sociedad civil bien organizada y funcional es muy importante para el futuro de nuestro país, pues además de contribuir con su labor en temáticas específicas, propicia a la rendición de cuentas, a la auditoría social y al fomento de valores ciudadanos.
A dos semanas de haber tomado posesión, Trump no ha asignado un equipo de transición ni a un nuevo responsable para la agencia en Estados Unidos. Aún no queda clara la posición definitiva que tomará el Presidente con respecto a la ayuda internacional otorgada por Washington, y menos aún cuál será la posición que se tomará para México. En todo caso, esperemos que los impulsos del Presidente no pongan un alto a lo que ha sido una experiencia enriquecedora de intercambio de ideas y de esfuerzos para el beneficio mutuo.
Diana G. Blanco Barrios es coordinadora de proyectos en Institución Renace A.B.P. Cuenta con una maestría en Desarrollo Internacional por UNBC y una licenciatura en Relaciones Internacionales por parte del ITESM.
Twitter: @whiteghettoes