Lo que los padres deben saber
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La semana pasada me escribió una mamá muy indignada, exigía justicia hacia su hijo adolescente (16 años). El mensaje dice: “Mi hijo y un grupo de amigos fue a la casa de un compañero de la escuela para reclamarle que dejara de ver y no invitara a una chica de la escuela. Se hizo la bronca y el otro chico golpeó con su puño a mi hijo en la ceja y se la abrió. Lo tuve que llevar a Emergencias a un hospital. Exijo que pague los mil 500 pesos que me costó”.
Quiero entender. Primero: El hijo fue con sus amigos a la casa del compañero a tirarle bronca. Segundo: Se hizo el pleito del grupo de amigos contra el otro chico. Tercero: En la pelea se tuvo que defender y lo golpeó en la ceja. ¿Quién es responsable? ¿Quién tiene que pagar? En mi punto de vista y sentido común, pondría al hijo a lavar coches para que pagara poco a poco la curación. ¿Por qué queremos resolverles toda la vida a nuestros hijos? ¿Quieren llenar vacíos emocionales o algunos remordimientos de su ausencia como padres? Es triste ver cómo algunos padres les preparan el lonche a sus bebés de 24 años, o van con sus jefes y les reclaman por qué son tan estrictos con ellos.
Cada padre de familia debe saber:
Ningún hijo es perfecto.
No vivamos la vida por ellos.
No los podemos proteger por siempre.
Vendrá el tiempo que los hijos enfrenten al mundo solos (sin estar a sus lados). Si nos los preparamos con disciplina y resiliencia, se hundirán al mínimo fracaso y carencia.
Si queremos hijos independientes y con un sentido de vida significativo en su etapa de adulto, hay que empezar desde que son pequeños. Dejemos de ser, como dicen los americanos, padres helicópteros que siempre están volando arriba de sus hijos para rescatarlos ante la más pequeña adversidad o amenaza. Los chicos deben aprender a enfrentar las consecuencias de sus buenas o malas decisiones. Si tu hijo fue a buscar pleito y sacó la peor parte, es una buena lección para él: “No todo en la vida se arregla a golpes y muchas veces puede salir perdiendo”. Debemos enseñarles que muchos de los problemas se solucionan autorregulando los impulsos y dejando a un lado la violencia. Pero si los padres victimizamos a nuestros hijos y les hacemos ver que el mundo es el responsable y ellos no, la lección es clara: “hijito, tú eres perfecto y el mundo está equivocado”.
Ayudemos a enfrentarlos desde pequeños al mundo real, no justifiquemos sus malas decisiones, sino que las afronten.
@JesusAmayaGuerr