Legalizar la mariguana, a tiro de piedra
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Pese a ser una frase más que gastada, calificar a la semana que se fue como “histórica”, en esta ocasión no es una desproporción. Casi simultáneamente se abrieron frentes que por sí solos le quitarían el sueño a más de uno.
Mal asimilábamos los resultados de la consulta organizada por los seguidores de Andrés Manuel López Obrador y que finalmente se cargó contra el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco.
También inquietante, la frontera sur del País se vio invadida por miles de centroamericanos –hombres, mujeres y niños, incluso bebés– que en cuatro caravanas marchan por México para llegar a la frontera con Estados Unidos a donde Donald Trump, cómo no, envió 5 mil efectivos.
A nivel más casero, pero con repercusiones aún difíciles de prever dentro y fuera del País, la Corte mexicana declaró que la prohibición del cultivo de mariguana para consumo personal es inconstitucional por oponerse al derecho del adulto a consumirla, en agravio al libre desarrollo de la personalidad tutelado por el artículo primero.
El recurso de amparo aprobado por el Poder Judicial fue el quinto que se dio en ese sentido de manera consecutiva, así que establece jurisprudencia y el Congreso de Unión está obligado a regular la producción, procesamiento, distribución, venta y consumo de la mariguana para uso personal.
Para cumplir una promesa de campaña, apenas hace unas semanas Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, erigió a su país como el segundo en el mundo, después de Uruguay, donde el uso lúdico de la mariguana se legalizó.
Sin embargo, para México es más importante conocer las letras chiquitas de la ley que se aprobó en Uruguay en 2013, durante la presidencia de José Mujica, que legalizó y dejó bajo control del Estado la producción, distribución y venta controlada de cannabis.
Resulta que Ricardo Monreal Ávila, líder del grupo mayoritario en el Senado de la República, ve como viable el modelo uruguayo de despenalización de la mariguana.
“Una Ley de Amnistía sería un enorme paso para no criminalizar la pobreza”, estableció, “pero se vería reforzada de manera importante por una legislación que despenalizará el consumo, producción y venta de drogas”.
Y es que, pese a su inminente despenalización, la cannabis no es inocua, degrada la convivencia social y vulnera los derechos humanos. Ante ello, en Uruguay, junto con la despenalización, la legislación prohíbe publicidad para la droga y su consumo en lugares cerrados.
Otro de las reglamentaciones analizadas fue la instaurada en Chile, donde se legalizó la producción de cannabis con fines medicinales y con autorización del Estado.
En Holanda se permite el consumo personal de mariguana en establecimientos específicos y está autorizado para uso medicinal.
Pero no podemos quitarle el ojo a Estados Unidos. Ahí la legalización en al menos 30 estados avanza clara e irreversiblemente, pues avalaron el uso médico y nueve estados permiten el uso lúdico.
Quizá más pronto de lo previsto, veremos que la cucaracha, la cucaracha, ya volvió a caminar, porque ya tiene, ya no le falta, mariguana qué fumar.