Lázaro Feliz
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El año pasado coincidieron tanto en el cine como en la pantalla chica la recreación del secuestro que sufrió el nieto del billonario norteamericano John Paul Getty, en Italia en la década de los 70.
La primera de ellas fue “Todo el Dinero del Mundo”, de Ridley Scott, que le dio otra nominación al octogenario primer actor Christopher Plummer por interpretar el papel del desalmado magnate petrolero, y la segunda fue una serie titulada “Trust”, dirigida por el cineasta británico, ganador del Oscar, Danny Boyle -por “Quisiera ser Millonario”, del 2008- que en México pudo verse por la plataforma de Fox Premium y en la cual el papel de Getty lo hizo otro primer actor octogenario como Donald Sutherland, cada una con el sello respectivo del respectivo director pero relatando la misma historia.
Estas referencias vienen a colación con que en el Festival Internacional de Cine de Cannes del año pasado se estrenó una película de manufactura italiana que curiosamente inicia con una historia más contemporánea que arranca justo con el supuesto secuestro del hijo de una empresaria tabacalera cuando este acontecimiento es un mero pretexto para contar una historia mucho más profunda, que no por nada se alzó al término del mencionado evento fílmico, con el premio al Mejor Guion para su directora Alice Rohrwacher y que para quienes gustan de propuestas cinematográficas trascendentes desde finales del mes pasado puede verse en la plataforma de Netflix.
El título lo dice todo, y es que “Lázaro Feliz” es la historia de Lázaro (Adriano Tardiolo), un joven campesino cuya bondad le impide ver prácticamente todo tipo de maldad a su alrededor, ya que es parte de una familia de campesinos explotada muy a la manera medieval por una cacique tabacalera llamada la Marquesa Alfonsina de Luna (Nicoletta Braschi, de “La Vida es Bella”), que es odada incluso hasta por su hijo Tancredi (Luca Chicovani) y no por nada al hacer amistad con su sirviente Lázaro se le ocurre fingir un secuestro, y al ser Lázaro una presa tan inocente para cualquier depredador, le pide como favor que se haga pasar como su secuestrador.
El inicio de esa amistad que inclusive Tancredi hace creer puede llegar a ser hermandad consanguínea porque Lázaro puede ser también el hijo bastardo de su padre picaflor es tan solo el inicio de una travesía del protagonista en pos de la felicidad fraternal, pero cuyo mismo génesis difiere de toda narrativa hollywoodense que agradece un espectador más riguroso con guiños a clásicos de directores icónicos del cine italiano como Pier Paolo Pasolini combinada con la propuesta propia de la realizadora Rohrwacher donde retrata la migración de los campesinos a las grandes ciudades víctimas de la esclavitud y esclavismo en sus comunidades que los obligan a dejar.
En medio de ello, el contraste de la bondad de Lázaro como una especie de San Francisco de Asís incluyendo su comunicación con los lobos, se materializa como una bella metáfora en contraposición con la mezquindad y deshumanización del mundo actual que no por nada cautivó a un cineasta no menos importante para el cine del siglo 20 como Martin Scorsese que apoyó esta producción. De lo mejor en plataformas para iniciar el año en casa. No se la pierda.
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galindo.alfredo@gmail.com,
Twitter: @AlfredoGalindo