La Hora del Lobo
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Hoy por la noche continúa con sus exhibiciones la tercera película del ciclo realizado en honor al centenario del natalicio del maestro del cine de origen sueco Ingmar Bergman en Cinemex Galerías.
Lo hace con un filme que por su parte está también de manteles largos puesto que este año se conmemoran justo 50 años de su estreno: “La Hora del Lobo”, de 1968, la primera del ciclo a su vez en la que se ve la presencia en pantalla de uno de sus actores fetiche como el aún vigente Max Von Sydow enmarcado junto a la también representativa Liv Ullman enmarcados en una tenebrosa fotografía en blanco y negro del fotógrafo de cabecera del maestro Bergman, Sven Nykvist.
“La Hora del Lobo” inicia con Alma (Liv Ullman), de frente hacia la cámara como hemos visto a otros personajes hacerlo en cintas previas programadas de la autoría de Bergman a lo largo del ciclo pero aquí compartiendo con el espectador la extraña desaparición de su esposo Jacob (Von Sydow), un reconocido pintor con quien pasaba unas vacaciones en una isla escandinava. Acto seguido, y dividida prácticamente en dos actos, se irá desentrañando a través de retrocesos en el tiempo el misterio de la desaparición del artista.
El filme que se ha considerado el único perteneciente al género del “horror” de Bergman no es relacionado al terror que hemos conocido desde los hombres lobos de los estudios Universal de los años 30 ni mucho menos a los de aún espectaculares transformaciones como los ochenteros de clásicos como “Un Hombre Lobo Americano en Londres” (John Landis, 1981) o “Aullido” (Joe Dante, 1981) sino al lobo de la naturaleza humana que como al que se refiere el título de este filme en específico corresponde a una hora entre la medianoche y el amanecer en la cual ocurren, coincidentemente, el mayor número tanto de nacimientos como de muertes en el mundo.
Esta premisa, de la desaparición física inicial del artista, con la consecuente búsqueda de su paradero, nos conduce a través de un laberinto por la oscuridad de un ser humano a través de los ojos (literal) de un artista que como ha sucedido desde el inicio de los tiempos es quien más cuestiona y reta a la sociedad de su tiempo, por lo cual bien puede verse como su manifiesto de la convulsa década en la que Bergman materializó esta obra en la que otros genios de la cinematografía mundial como el italiano Federico Fellini (en “8 y Medio”, de 1963); el español Luis Buñuel (en “El Ángel Exterminador”, de 1962) o él con “Persona”, de 1966, plasmaron en sus lienzos donde da miedo el encuentro consigo mismo; con los demás o complementándose con otro.
Alma está embarazada, y en vísperas de ese alumbramiento el espectador será testigo del despertar del lobo en Jacob, un “tour de force” del primer actor Von Sydow poco más de una década después de haber protagonizado la no menos transgresora y oscura “El séptimo sello”, de 1957, que será de las que cierren el ciclo de Bergman allá por el mes de noviembre, por lo cual es la mejor oportunidad de que tanto las generaciones que ya las conocemos como las que no comprendan la importancia de que estos filmes se remastericen y conserven para la posteridad, en momento de convulsión histórica en el mundo donde las plataformas digitales es muy difícil nos envuelvan al grado de enfrentarnos una vez más con nuestros demonios internos en la oscuridad de una sala.
Comentarios a: alfredogalindo@hotmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo