La bronca de ‘El Bronco’
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El siete de junio de 2015, Jaime Rodríguez Calderón no solo barrió la elección para Gobernador con más de un millón de votos, sino se posicionó para ir por la Presidencia de la República. Tres años después, a su regreso de una fallida campaña nacional, el otrora famoso Bronco está embroncado hasta el tope, endeudado, desprestigiado y solo.
En la campaña de 2015 parecía que “El Bronco” no se podía equivocar. Quizá una población harta de PRI y PAN, torcía sus dichos a su favor, le celebraba sus ocurrencias y le perdonaba su pasado. Lo que atestiguamos fue lo que el hartazgo es capaz de producir en la ciudadanía, un voto totalmente emocional. Hoy lamentamos su fracaso.
Aun así, sería injusto no darle crédito por sus promesas, algunas de la cuales cumplió, como reducir el gasto en publicidad. Muchas otras, sin embargo, lo dejan muy mal parado. Su apoyo en tres años bajó a la quinta parte, su chequera con capital político totalmente sobregirada.
La lista de pecados capitales es muy grande. Empieza con la ratería descarada de las cobijas, pero se extiende también hacia el fracaso respecto a enjuiciar eficazmente al exgobernador Rodrigo Medina, y corona su incompetencia con un gobierno muy mediocre y uno en el que la corrupción ha sentado sus reales. El descontrol es total.
Hay, sin embargo, una gran interrogación sobre su cabeza. Las transas con los donativos y deudas de campaña lo tienen al borde de un proceso posiblemente penal por violar las normas electorales de manera flagrante. Es más, no alcanzamos a entender cómo fue posible que no le cancelaran el registro y lo dejaran aparecer en la boleta electoral.
¿En dónde quedó "El Bronco" que prometió revocación de mandato? No se sabe. ¿En dónde está el señor que dijo haberse insertado un nuevo chip en el cerebro? Una cosa es decir lo que la gente quiere oír y otra muy distinto hacerlo y convencer. El hombre que tuvo la oportunidad de ser presidente de plano desperdició su oportunidad.
Tras lo sucedido, todo Nuevo León se duele de que haya demostrado ser tan notoriamente incompetente para gobernar. La amenaza de abandonar el Convenio de Coordinación Fiscal no pasa de ser una balandronada hueca. No junta cinco seguidores para sustentar lo que en realidad sería una noble causa. Nadie querría partírsela al lado de alguien tan bueno para nada.
El problema para todos nosotros es que la inseguridad va en aumento. La justicia está como petrificada por falta de recursos. La ausencia de “El Bronco” demostró que no hace falta para nada. Las cosas como quiera van mal con él y sin él. No hay organización, no hay orden, no hay estructura, no hay conocimiento. Es como una plantita que se secó. Ganó la gubernatura y no dio para más.
Faltan aún tres años más. No creo que Nuevo León se pueda dar ese lujo. Lo mejor sería exigirle que se haga a un lado, que nos cumpla la revocación de mandato prometida; que se dedique a vender caballos y sembrar sorgo o a ver qué se le ocurre.
El Gobierno de Jaime Rodríguez alias “El Bronco” no tiene nada qué ofrecer. No hay ideas, no tiene gente competente. Llenar puestos y pagar sueldos eso cualquier lo podría hacer.
Debemos convocar al millón de neoleoneses que lo sentamos en la silla del Palacio de Cantera a que expresen su repudio contra este gobernador desinflado y desgastado.
Este sería un milagro chico. Carlos Salinas removió a 16 gobernadores. Tras los fracasos en serie de los últimos dos sexenios, no estaría mal que Andrés Manuel López Obrador se compadeciera de Nuevo León.
Debemos pedirle al futuro presidente poner manos a la obra y accionar los mecanismos a su alcance para provocar una renuncia, o si no hay de otra, recurrir a la espada de la justicia y removerlo a la brava con un boleto al bote.
Dudo que haya quien salga a defenderlo. Sus chistes ya no dan risa. De hoy en delante nuestra bronca por la permanencia de “El Bronco” solo irá de mal en peor.
javierlivas@prodigy.net.mx