‘Ellas también’ sufrieron acoso y exigen justicia
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Los acontecimientos violentos tienen repercusiones en memorias, recuerdos y emociones de las personas, y pueden afectar, incluso de manera grave, el desempeño personal, educativo, social y laboral de las víctimas de la violencia.
En el último año, a nivel internacional han sido tema de debate los casos de pederastia al interior de la Iglesia católica y otras denominaciones; la violencia contra niñas y adolescentes mutiladas física y emocionalmente en regiones del mundo donde se actúa así conforme a sus usos y costumbres; y el acoso sexual a mujeres, han sido temas que reclaman la atención de autoridades, pero también de instituciones intermedias y de los integrantes de la sociedad civil.
Sobre el acoso sexual en distintos grados, su atención se dificulta por cuanto es sumamente complicado establecer los sutiles límites para diferenciar una agresión de un torpe intento de conquista.
En octubre de 2017 surgió “#MeToo” o “Yo también”, en español, un movimiento iniciado de forma viral como hashtag en las redes sociales, para denunciar la agresión sexual y el acoso sexual, a raíz de las acusaciones de abuso sexual contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein.
La frase ya había sido utilizada durante mucho tiempo, en el mismo sentido, por la activista social Tarana Burke, pero el año pasado fue popularizada por la actriz Alyssa Milano, quien animó a las mujeres a tuitear sus experiencias para demostrar la naturaleza extendida del comportamiento misógino.
Desde entonces, el hashtag ha sido utilizado por más de 500 mil personas, entre ellas muchas celebridades del mundo del espectáculo.
En la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) que encabeza Jesús Salvador Hernández Vélez, el director de la preparatoria “Mariano Narváez” turno matutino, Martín Alday, fue acusado por acoso sexual a una maestra del plantel y por acoso laboral a otra.
Así mismo, una exalumna también declaró haber sido acosada por el mismo funcionario universitario. La noche del viernes una jueza dictó vinculación a proceso a Alday, pero este fin de semana se habría concretado un acuerdo entre víctimas y victimario para dar por concluido el juicio.
Más allá de la situación legal en la que queden finalmente los involucrados en este caso en particular, el asunto da pie para que la comunidad universitaria de la UAdeC y la sociedad a la sirve, corra todo el proceso judicial –a través de sus órganos internos y los organismos judiciales– para que se finque un precedente con peso específico que deje claro que las agresiones y abusos sexuales son delitos para los que la máxima casa de estudios de Coahuila no permitirá ni el más mínimo asomo de impunidad.
Ya se sabe que se aprende más con el ejemplo, que con los discursos, y la Universidad está ahora mismo en posición de enseñar a la sociedad de nuestra entidad, y especialmente la juventud, que sí es posible acceder a la justicia que reclamamos en Coahuila y el País entero.