El sexenio que viene
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Un año con papá y cinco con padrastro
A pesar de las inacabables muestras de que la democracia mexicana hace agua por todos lados, hay cambios que reconocer
Es un inequívoco ejemplo del aquel dicho: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
“Populista” es una palabra que indudablemente muchos esgrimirían si se les pidiera conceptualizar al expresidente de México vivo de mayor edad.
Es probable que también saltarían términos aparentemente contradictorios, como “autoritario” y “conciliador” al hablar de Luis Echeverría Álvarez.
Pero los mismos epítetos se aplicarían a Óscar Flores Tapia, el hombre al que LEA hizo gobernador de Coahuila, cuando el priismo rampante dictaba las reglas del juego democrático mexicano.
Pero el calendario electoral que marcaba el ascenso y caída de presidentes de la República y mandatarios estatales jugaba contra el Estado, pues “el fiel de la balanza” que imponía gobernadores sólo corría con su pupilo un año. Luego venía un lustro de vacas flacas.
Pocos de los jóvenes que votaron el 1 de julio pasado sabrán que en Coahuila se acuñó la frase: “Un año con papá y cinco con padrastro”, para describir esa maldición política, pues el flujo de recursos y el desarrollo de obras y programas dependían de la relación personal de presidente y gobernador. Los choques de esos trenes acabaron con vidas y carreras políticas.
Cuando José López Portillo llegó a Los Pinos, todos sabían que José “El Diablo” de las Fuentes sería gobernador. Siempre fueron aliados políticos y compartían el estilo personal de gobernar.
Eliseo Mendoza Berrueto cada semana jugaba tenis con Miguel de la Madrid Hurtado. Ubicar a EMB, líder de los diputados del PRI a nivel nacional en el Palacio de Gobierno de Coahuila era una apuesta segura.
Con Carlos Salinas de Gortari, los “tecnócratas” tomaron el control del PRI aunque la designación de los gobernadores del País mantuvo a la tradición tricolor, pese a desacuerdos al interior del partido. Así, los economistas se apoyaron y desde Los Pinos apuntaron a Rogelio Montemayor Seguy, quizá fue el último “papá” de los coahuilenses.
Desde entonces los mandatarios han sido políticos locales, que buscan respaldar sus aspiraciones en grupos de militantes. Desde el 2000, los gobernadores de Coahuila han gobernado con dos presidentes surgidos del PAN y uno del PRI.
A partir del 1 de diciembre el “padrastro” es el fundador de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Si la relación entre ambos mandatarios es institucional, ningún desacuerdo político o ideológico debe afectar a los coahuilenses.