El derecho a ser independiente
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Septiembre es el mes de la independencia. Es cuando en México celebramos que somos una nación libre y soberana. La palabra independencia se relaciona con la noción de libertad, de ser capaces de elegir como actuar sin una intervención ajena. Esta libertad y capacidad de tomar sus propias decisiones se ha logrado por medio de años de lucha. Esa misma lucha por la independencia actualmente sigue vigente en muchos hogares mexicanos.
Desde hace tiempo atrás, la capacidad de tomar decisiones económicas y de aportar al ingreso familiar le fue concedida privilegiadamente al varón. Fue después de décadas de avance social y movimientos de mujeres que se logró su incorporación al mundo laboral y se inició el avance hacia una independencia económica.
Sin embargo, un aspecto fundamental del hogar ha sido relegado y olvidado, dado por hecho sin reconocerle su importancia ni darle una valoración económica: el trabajo doméstico. En todos los hogares el trabajo doméstico es la base sobre la cual las actividades de los individuos pueden llevarse a cabo. La alimentación, el aseo de la vivienda y la ropa son pilares fundamentales para el adecuado desempeño laboral, escolar y social de los miembros de la familia.
El hecho de no estar valorado económicamente ha provocado que el trabajo doméstico sea invisibilizado y relegado como algo que a las mujeres les corresponde hacer, sin oportunidad de ser reconocido o apreciado. Esto impacta de forma particular a las mujeres que están viviendo un proceso de divorcio, o bien que están pensando en divorciarse, ya que se encuentran en una situación vulnerable al no contar con un trabajo remunerado fuera de casa que les permita subsistir y compensar los ingresos que se tenían durante el matrimonio.
En ocasiones la dependencia económica de la pareja les ha impedido a las mujeres tomar la decisión de separarse o iniciar los trámites de divorcio. En algunos casos las mujeres víctimas de violencia familiar se ven obligadas a permanecer con su pareja debido a que no tienen un trabajo fuera de casa y dependen económicamente de su esposo.
Reconociendo que la situación descrita es común y efectivamente es un impedimento para la libertad en la toma de decisiones, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió en el año 2015 una sentencia revolucionaria que representa un gran movimiento en términos de la equidad de género.
La sentencia fue emitida el 10 de septiembre del 2015 y establece la valoración del trabajo doméstico. En este amparo se resolvió que el artículo 267 del Código Civil para el Distrito Federal prevé una compensación de hasta 50 por ciento de los bienes adquiriros durante el matrimonio celebrado bajo el régimen de separación de bienes a favor del cónyuge que se haya dedicado al desempeño del trabajo del hogar y, en su caso, al cuidado de los hijos.
Esta decisión es respetuosa del derecho de la igualdad y no discriminación, lo que significa un cambio de paradigma: transitar desde una cultura que normaliza la discriminación como forma de relacionarse, hacia un reconocimiento de los derechos humanos y el respeto como pilar de las relaciones personales. El sometimiento a las personas se basa en la discriminación y la falta de respeto a sus derechos humanos, mientras que el reconocer y hacer valer los mismos son las bases para establecer una cultura de paz.
En caso de divorcio, al momento de que se conoce una solicitud de compensación, ya sea que la reclame un hombre o una mujer, la sentencia de la SCJN establece que se debe de evitar la invisibilización del trabajo doméstico, esto es que la premisa fundamental de la que debe partir el juzgador es que alguien se dedicó a realizar las labores domésticas y familiares en alguna medida durante la vigencia del matrimonio.
La SCJN establece que deben tomarse en consideración el hecho de que la mayoría de las ocasiones la repartición de las labores domésticas y de cuidado constituye un acuerdo privado y, a veces, hasta implícito entre los cónyuges. A pesar de que en las nuevas generaciones de matrimonios ambos trabajan y por lo mismo los dos realizan las labores domésticas, aún prevalece la creencia aprendida de que el trabajo doméstico “es cosa de mujeres”, por lo que les corresponde únicamente a ellas. Estas creencias forman parte de formas de pensamiento que le exigen a las mujeres hacerse cargo de las responsabilidades del hogar además de cumplir con las actividades laborales y sociales fuera de casa.
Esta sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación constituye un precedente fundamental tanto para la justa valoración del trabajo doméstico, como para el avance gradual hacia la independencia económica de las mujeres que se desempeñan dentro del hogar. La visibilización y el reconocimiento de la importancia del trabajo doméstico de las mujeres consisten un paso importante hacia la equidad de género y la independencia en la toma de decisiones.
Este tema, como muchos otros que surgen en relación al género y los derechos humanos, es necesario reflexionarlo, dialogarlo y presentar puntos de vista que inviten al cambio de paradigmas. Una oportunidad para hacerlo se llevará a cabo los días 20 y 21 de septiembre en la Ciudad de México. La Academia Interamericana de Derechos Humanos junto con expertos en el tema a nivel internacional, realizará el Observatorio Internacional de Derechos Humanos denominado “Los Derechos familiares en la Jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”. Los temas de las mesas de discusión serán la preferencia de la custodia, el divorcio incausado, la prueba de filiación, la indemnización por daño moral derivado de violencia doméstica, la valoración del trabajo doméstico, entre otros temas relevantes.
Observar, cuestionar, debatir y dialogar sobre los avances en materia de derechos humanos constituyen pasos firmes de avance hacia la equidad y el respeto en las relaciones humanas. Esto nos beneficia a todos y a todas.
La autora es investigadora del Centro de Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH