Días de muertos
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“El muerto al pozo y el vivo al gozo”. A la muerte en México no se le teme, se le enamora y se juega con ella. Mejor: ella nos enamora con su sonrisa lánguida, su palidez de pergamino y su beso eterno. La muerte está en México presente siempre y en todo lugar. Así nacemos, así crecemos y así morimos: con su hálito seductor resoplando en nuestro oído. La muerte a los mexicanos, siempre nos ha seducido, nos enamora a tal grado y con tanta pasión, al menos aquí en Coahuila y en Saltillo, que los jóvenes caen rendidos a sus pies y con un solo beso –“por un beso de la flaca daría lo que fuera…”, reza la tonada de una canción popular muy escuchada. Es decir, un beso de esa conocida como “La Santa Muerte”– que ésta les da, se suicidan en racimos al año. 2018 va a cerrar con más de doscientos, sin duda alguna. Mejor estar muertos que estar vivos. Mejor el silencio del sepulcro al ruido vocinglero de la metralla diaria que es la vida.
Y metralla y muerte hay en México desde siempre, pero ahora, se muestra más fiera que nunca. Aquí sabemos mucho sobre esto. Empezando si usted gusta, lector, por el abecedario: A de Ayotzinapa, de Acteal, Aguas Blancas y… Allende. Allende, Coahuila ha vuelto a las primeras planas de análisis nacional y al ruido vocinglero de estas fechas porque usted lo sabe mejor que yo: no sólo en Allende, sino en Piedras Negras y en toda la región fronteriza y los Cinco Manantiales, se sucedieron cruentas matanzas de humanos que fueron levantados, torturados, calcinados y luego desaparecidos literalmente en el Cereso de Piedras Negras entre los años de 2009 y 2011. Aunque lo fuerte y de espanto se documentó entre 2010 a 2011. Según testimonios, al menos y en ese periodo, se incineraron 150 seres humanos, según se desprende de las declaraciones ministeriales de 11 integrantes de la banda del nombre impronunciable, la última letra del alfabeto pues: 49 internos, 21 custodios y 18 empleados del Penal (expediente APP 005/2014-Bis, que forma parte del trabajo de investigación de El Colegio de México, trabajo coordinado bajo la égida de Sergio Aguayo). En Allende, familias completas fueron arrasadas. Estos fueron los dolorosos y tristes hechos.
Llegamos al quid de la cuestión: ¿sabe usted quién estaba al mando de la guarnición militar fronteriza en ese entonces por aquellas regiones? El general Luis Crescencio Sandoval, quien acaba de ser nombrado secretario de la Defensa Nacional por Andrés Manuel López Obrador para su gabinete. Sin duda, el general como todos los mexicanos, sabe tanto de la muerte, que éste al parecer ni se enteró de lo que pasaba a su alrededor en materia de asesinatos masivos en su región militar. A la muerte entonces, se le ve de lejos no pocas veces. Es mejor.
ESQUINA-BAJAN
Al mexicano, “la muerte le pela los dientes”. Sin duda. Tiempo atrás, esto lo advirtió un sabio, el único mexicano en ganar un Nobel de Literatura y de los pocos, poquísimos escritores vigentes siempre: don Octavio Paz. La muerte nos pela sus dientes, nos enamora con su rubor pálido, es tal su cercanía, que asumimos estamos muertos. ¿Qué es un bebé recién nacido? Un pre-cadáver. Suena rudo, pero así es. La vida no vale nada, dijo aquel viejo trovador que dejó verdades ciertas en coplas de versos octosílabos. Y como no vale nada, cada vez que alguien toca una puerta y usted pregunta: ¿quién es? No pocas veces recibimos una respuesta de tan trivial, se hizo “normal”: “No es nadie, soy yo”. Nadie, la nada, la muerte viva.
Días de muertos, en plural. No un día, sino todos los días en México, son días de muertos. Seguimos buscando a 43 muchachos de los cuales no sabemos si están vivos o muertos. Sus atribuladas familias, es día que los quieren vivos, no muertos. Si estuvieran muertos, habría tumba parra llorarles. Como lo hacemos siempre los mexicanos: llorar, cantar, beber y comer por nuestros muertos. Pero estos 43 estudiantes no sabemos aún si están entre los vivos o entre los muertos. Están extrañamente en una situación que sólo en México, de tan bizarro que somos, sólo aquí puede ocurrir. De tan común, ya a nadie conmueve ni mucho menos asusta. Causa tanta extrañeza, atavismo y curiosidad esto de la muerte, las catrinas, el pan, el chocolate, la comida, los altares y todo lo referente a los muertos, que vino el mismísimo Agente estelar inglés, James Bond, el famoso Agente 007 y filmó una película con tema de muertos en la ciudad de México.
Fue tal el éxito del filme al programar un desfile gigantesco de catrinas, muertos y jolgorio, que ahora este desfile al estilo Hollywood, se programa anualmente y es tal su repercusión, que año con año convoca más gente que lo admira y tal cantidad de participantes, que junta en sus calles más gente que… los votantes de la última consulta popular (un millón, 67 mil 859 electores, y en todo el País, conste) referente al nuevo Aeropuerto. En México sabemos mucho de entierros. 747 mil “especialistas” en aeródromos, sepultaron la megaobra del nuevo NAIM y a cambio, se van a asfaltar dos pinchurrientas pistas en Santa Lucía (¿Sabe usted dónde está, en cuánto tiempo se llega de cualquier punto de la Ciudad de México, cuánto cuesta llegar, sabe usted si hay vialidades listas y rápidas?). La muerte forma parte de nuestro ADN.
LETRAS MINÚSCULAS
José Guadalupe Posada lo sabía, por eso grabó eso llamado Catrinas. Aunque, murió jodido, pobre, y se le enterró en una tumba sin nombre…