Crisis de Atención y energías
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Se ha extendido la crisis de atención.
Distracción y entretenimiento son brechas que descaminan con interrupciones, volubles giros, objetivos trenzados y simultáneos. Vista, oído, tacto, olfato y sabor, con constantes y repetidos estímulos, se suman a memoria e imaginación para que el entendimiento pierda fijeza y la voluntad reciedumbre.
Aquel viejo consejo latino: “Age quod agis”, haz lo que haces, queda olvidado o descuidado. Los sonidos del teléfono celular que indican alarmas, correos, mensajes, juatsapes o llamadas suenan y resuenan en todas partes y a todas horas.
Se quejan los maestros de discípulos distraídos o entretenidos en el mundo virtual. En los parlamentos hay conversaciones desatentas y hasta siestas inevitables de diputados y senadores. La hiperinformación repetitiva, los anuncios comerciales y la conversación súbita de los impertinentes salpica y hace imposible o heroica la concentración.
Se atrofia la actitud contemplativa. La belleza, de por sí escondida y discreta, no es advertida ni admirada. A la desatención se suma la prisa y la precipitación. El espíritu, estresado, aturdido o fatigado no capta, no valora, no admira ni agradece esas sonrisas divinas que sorprenden en el camino, en plenas horas-pico del tránsito urbano.
La nube zoológica, la palma danzarina y el ciprés erecto de cresta oscilante quedan ignorados o menospreciados por la mirada huidiza del hombre trashumante y distraído.
Las largas horas de espera en las filas de pagos anuales o en las gasolinerías son poco aprovechadas para la contemplación, la observación, la reflexión o la planeación. Esperemos que llegue pronto la utilización de las fuentes de energía alternativas. Las próximas generaciones se reirán de nosotros como nosotros nos reímos de los tiempos en que eran los caballos los que tiraban de los carruajes, o de las humeantes máquinas de vapor o de los grandes trabajos para tender un cable submarino antes de descubrirse lo inalámbrico.
Ni los rayos del sol ni las mareas ni el viento ni la potencia atómica necesitan ductos vulnerables portadores de energía, luz sin contaminar la atmósfera necesaria para la vía.
“Sabemos que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes –sobre todo el carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas– necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora. Mientras no haya un amplio desarrollo de energías renovables, que debería estar ya en marcha, es legítimo optar por la alternativa menos perjudicial o acudir a soluciones transitorias. Sin embargo, en la comunidad internacional no se logran acuerdos suficientes sobre la responsabilidad de quienes deben soportar los costos de la transición energética.
En las últimas décadas, las cuestiones ambientales han generado un gran debate público que ha hecho crecer en la sociedad civil espacios de mucho compromiso y de entrega generosa. La política y la empresa reaccionan con lentitud, lejos de estar a la altura de los desafíos mundiales. En este sentido se puede decir que, mientras la humanidad del período post-industrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades.