Ciudadanos avorazados
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En el ámbito del consumo, tanto de bienes como de servicios, existe una conducta que se denomina “consumismo”, que de acuerdo con la Real Academia Española (RAE), se refiere a una tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.
En otras palabras, implica una propensión al consumo excesivo e innecesario de bienes y servicios. Contrario a lo anterior existe el consumerismo, concepto que implica, adoptar de manera consciente y libre un consumo con medida. La conducta del exceso de consumo pareciera que se ha trasladado a nuestra vida cotidiana. Como ciudadanos tal parece que nos hemos vuelto avorazados en múltiples aspectos, de los cuales reflexionaré sobre un par de ellos.
El primero es, avorazados en el espacio de los demás. Este avorazamiento se percibe en nuestra forma de conducir. Cotidianamente vemos como los ciudadanos no respetan el espacio de otros vehículos cuando con el semáforo en rojo, deciden continuar su trayectoria sin detenerse.
Ese espacio, en ese momento pertenece a otro ciudadano. Similarmente y también de manera frecuente se observa como la ciudadanía se avoraza por un espacio de estacionamiento, hasta por los espacios marcados en color azul, especial para cierto tipo de personas. Este fenómeno también lo vemos en el transporte público, en donde algunos ciudadanos toman casi a la fuerza un lugar que debería pertenecer a otra persona.
La segunda es forma de ciudadanos avorazados para reflexionar en esta ocasión se refiere a la voracidad en el tiempo respecto de los demás. Por diversas razones los ciudadanos demandan de manera inmediata y urgente una respuesta a alguna petición que hayan hecho a su contraparte.
Se percibe que existe el ferviente deseo de que lo que pidamos sea solucionado en el menor tiempo posible, sin importar los procesos que se requieran para poder dar una respuesta. Este comportamiento se recrudece cuando hay el pago de una cuota de por medio, es ahí donde la ciudadanía demanda, exige una respuesta veloz. Rápidamente puedo citar ciudadanos que con urgencia quieren que su comida este lista en el momento mismo que pagaron; habitantes que cuando contratan un servicio requieren que velozmente sea instalado. Múltiples ejemplos más existen, tan solo se requiere de observar y auto observarnos.
Un principio elemental en nuestros hábitos como personas cívicas, debe ser el que nuestro comportamiento no afecte al resto de la sociedad, es decir que no ponga en riesgo a nosotros mismos ni al resto de la ciudadanía y que tampoco se dañe al medio ambiente que nos rodea.
Es necesario reflexionar ¿soy un ciudadano avorazado? ¿En qué momento voy a dejar de ser avorazado y a actuar con medida? ¿Cuándo empezaré a vivir de una forma mas cívica de la que actualmente lo hago?
César Colonia Cabrera
Profesor
@csarinteractivo
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