Agenda: transparencia
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La primerísima prueba de fuego para el Presidente entrante será demostrar su vocación por la transparencia total. Con voluntad política su sexenio puede ser transformador. Si falla, será una pesadilla.
La trasparencia es al Gobierno, como la sangre o red nerviosa es al ser humano. Es de vida o muerte. Sin comunicación no hay control. Sin transparencia el pueblo queda maniatado, indefenso. Sin transparencia previa, cualquier consulta pública es un fraude.
La transparencia es ya un valor político. Nació, sin embargo, asociado a las computadoras. Se dice transparente un sistema operativo invisible no estorboso, pero efectivo; como sería el gobierno ideal.
Un destacado jurista criticaba mis ideas al respecto alegando que la transparencia era innecesaria, que la Constitución ya incluía el derecho de petición. Pues sí, pero comparemos la lentitud burocrática del Siglo 19 protegida por amparos contra la velocidad digital y el acceso en línea del Siglo 21. ¿Cuál prefieres?
Otro error común es confundir entre transparencia y derecho a la información. La transparencia agrega que éstos sean entendibles y exige acceso al órgano colegiado que los produce.
Nunca pude constatar si el Gobierno de la CDMX fue transparente en tiempos de Andrés Manuel. Decirse honesto no es suficiente. Ser transparente es el único aval. ¿Será el Gobierno entrante fanático de la transparencia?
El mundo moderno es complejo y la única medicina es la abundancia de buena información. El Gobierno de Fox creó una burocracia enorme llamada IFAI o instituto Federal de Acceso a la Información, que anuló su buena intención. Y de transparencia ni mención.
En 2001 colaboré con Felipe Cantú (hoy emproblemado con su elección) en Monterrey. Mi plan como presidente de la primera comisión de transparencia fue muy sencillo. Todo lo que hay en los archivos se tiene que entregar contra el pago de las copias. Nada de burocracia o papeleo. Así, los sueldos de los regidores dejaron de ser secreto de Estado. Una historia de éxito.
Desgraciadamente, el IFAI y las comisiones estatales se han dedicado a esconder información oficial, alegando violación a derechos de privacidad. Totalmente erróneos sus criterios. Actualmente la transparencia total no existe. El colmo es haber convertido los expedientes judiciales en datos privados. Absurdo total.
Transparencia y modernidad son inseparables. Por eso es la prueba de fuego para el nuevo gobierno. El mejor regalo que Andrés nos puede hacer a los mexicanos es limpiar el presupuesto de egresos. Hacerlo entendible, clarificar las transferencias y crear nuevos catálogos de cuentas.
¿Quiere el nuevo gobierno colaboración y no crítica? Correcto, aquí está esta primerísima sugerencia. Enmienden la fallida legislación actual. Todo documento que produce el gobierno, en principio, debe ser accesible. De una vez, ir por un sistema de contabilidad en tiempo real, es decir que los asientos contables se produzcan en automático. Y luego, estar dando acceso por internet. Eso sí sería modernidad y transparencia Siglo 21.
La transparencia es un problema de cultura. Los dinos priistas, panistas y perredistas no creen en la transparencia. Muchos de los adheridos a la campaña de Andrés son megasaurios. Se sienten dueños de la información, la ocultan y explotan a su conveniencia. ¿Qué hará el nuevo Gobierno? ¿Será parque Jurásico o bastión de modernidad ultra-transparente?
Para cerrar: si Andrés quiere ahorrar ahí le va un dato. Cuando en Texas gastaban tres millones de dólares en transparencia, en México se gastaron veintidós.
Una orden del nuevo ejecutivo es todo lo que se requiere, no tirar dinero inútilmente. Atención Poncho Romo: El decreto se puede redactar en una línea. Así lo demostramos en Monterrey hace diecisiete años. La transparencia depende al cien por ciento de la voluntad política del gobernante. Andrés tiene que decidir entre dos sopas: mantener burócratas o sanear todo el gobierno con un solo golpe.
javierlivas@prodigy.net.mx