¿Adiós a los independientes?
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Cuando el llamado candidato independiente al Gobierno de Nuevo León Jaime Rodríguez Calderón arrasó en las elecciones de 2015 en Nuevo León, superando al arrollador bipartidismo PRI-PAN, la historia cambió en el sistema político mexicano.
El independiente con poco más de 30 años de militancia priista, a quien su ex partido lo rechazó como su candidato, se reveló, fraguó un movimiento en redes sociales e hizo ligas y acuerdos con el empresariado que estaba molesto con el PRI y que no veía en el PAN una solución a los graves problemas de corrupción, inseguridad e injusticia que azotaban la entidad.
Simultáneamente en Jalisco emergió un candidato realmente independiente. Pedro Kumamoto, joven veinteañero egresado del ITESO y experto en redes sociales, que muy pronto fue seguido y aceptado por los jaliscienses al grado de que un 38 por ciento del electorado lo avaló como diputado local.
También en 2015, Manuel Clouthier, hijo del aguerrido panista Manuel J. Clouthier, “Maquío”, ya fuera del PAN, al que renunció por convicción, inició una lucha ciudadana que lo llevó a ser el primer diputado federal con respaldo de votos, fortaleciendo la hazaña de los personajes sin partidos en la desigual lucha electoral, en la que los partidos tradicionales y pequeños siguen teniendo millonarias prerrogativas.
Pues bien, tres años después, estos tres personajes que pintaban para continuar con la historia ascendente de los independientes, fracasaron en sus objetivos el pasado 1 de julio.
Al llamado Bronco, el electorado, que le dio menos del 6 por ciento de votos a nivel nacional, (el 16 en su estado) siendo superado por Ricardo Anaya y por Andrés Manuel López Obrador, lo ubicó en su justa dimensión, luego de su campaña con discursos más recordados por las ocurrencias y payasadas que por las propuestas.
Kumamoto y la candidata de su fórmula reunieron en Jalisco más de 500 mil sufragios, pero aún así quedó en tercer lugar, siendo superado por la coalición Por México al Frente (PAN-MC-PRD), que quedó en primer lugar y por la encabezada por Morena, la cual quedó en el segundo sitio.
A Clouthier lo superó Morena.
Estos tres casos de otrora cartas fuertes en la independencia son el reflejo de lo que pasó en el país.
En Coahuila, donde los independientes han sido débiles desde que la ley les abrió, con muchas limitantes, la puerta para aspirar a puestos de elección popular, la situación es igual o más desalentadora.
En las elecciones de diputados federales y senadores nadie se registró como independiente por Coahuila.
Para la renovación de los 38 Ayuntamientos del Estado participaron 10 aspirantes ciudadanos a los municipios de Saltillo, Monclova, Piedras Negras, San Juan de Sabinas, Nava y Múzquiz, pero ninguno ganó.
Hubo quienes alcanzaron incluso menos del 1 por ciento de la votación del municipio.
El electorado de Coahuila, en lo referente a municipios, decidió reelegir a 21 alcaldes tanto del PRI, del PAN como de la UDC; en otros ocho casos cuyos ediles pretendían repetir, los votantes optaron por la alternancia, ya sea por Morena PRI, PAN y en un caso por el PRD.
En las elecciones federales quedó claro que la mayoría optó por Morena, principalmente; en segundo lugar por la coalición encabezada por el PAN y en tercero quedó el PRI.
Así es la democracia. Quizás los votantes, que en un tiempo se hartaron de los partidos por sus corruptelas, por las desviaciones y el enriquecimiento de sus cuadros y por la traición y el alejamiento de sus bases, se desencantaron pronto con los independientes, o de plano no los vieron como opción para satisfacer sus demandas.
Otro factor puede ser la confianza e ilusión depositada por una parte en el virtual Presidente electo Andrés Manuel López Obrador y su movimiento, y por otra, en el terreno local, las estructuras y los recursos de los partidos tradicionales aplastan las intenciones de los pocos independientes que surgen tímidamente en la entidad.