Xi Jinping asume el mando en China
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El futuro líder, de 59 años, es cauteloso, realista, pragmático, ambicioso, concentrado y eficiente, aseguran los diplomáticos.
Pekín, China.- A pesar de su impresionante carrera política, el futuro jefe de partido y de Estado chino era un desconocido para la mayoría hasta hace unos pocos años. A la pregunta de quién es Xi Jiping, siguió casi siempre la respuesta "el marido de Peng Liyuan", una de las cantantes más famosas del país.
Peng aparece en uniforme blanco en las grandes galas de televisión, y es que la futura primera dama de China es teniente general del Ejército Popular de Liberación. En Occidente, Xi y Peng formarían una pareja estrella, pero en China se intenta dar una imagen más modesta, casi anclada en el tiempo.
"Cuando vuelve a casa nunca pienso que llega un gran líder. Para mí es sólo mi marido", dijo en cierta ocasión la cantante, actualmente de 49 años, en declaraciones al diario del sur de China "Zhanjiang Wanbao". "Y cuando yo llego a casa no me ve como a una estrella famosa. Para él sólo soy su esposa", añadió.
Su carrera les ha llevado a vivir en lugares diferentes desde su matrimonio en 1987. Su hija Xi Mingze estudia bajo seudónimo en la universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Pero ¿quién es Xi Jinping? "No tenemos ni idea", dijo un embajador europeo. "Es un gran desconocido", añadió. El diplomático, que se ha reunido en dos ocasiones con el ahora vicepresidente, indicó: "Le preocupa mucho cómo hacer justicia al cargo, guiar al país a su grandeza histórica".
Parece además consciente de los desequilibrios. "Conocemos nuestros riesgos", aseguró Xi Jinping a un jefe de gobierno extranjero. "La evolución de China no está coordinada y es poco sostenible", agregó.
El futuro líder, de 59 años, es cauteloso, realista, pragmático, ambicioso, concentrado y eficiente, aseguran los diplomáticos.
Además se apoya en una buena red personal. Al parecer es un mandatario que escucha e intenta buscar soluciones. Xi Jinping ha intentado trabajar a todos los niveles: pueblo, distrito, ciudad, provincia y Ejército. Como gobernador y jefe de partido dirigió las provincias costeras de Fujian (1999-2002) y de Zhejiang (2002-2007), así como Shanghai (2007), tres de las regiones económicamente más dinámicas de China, comparables con países europeos.
Considerado uno de los protegidos del ex jefe de Estado y de Partido Jiang Zemin, que a sus 86 años sigue moviendo hilos, Xi Jinping fue coronado "príncipe heredero" en 2007. Su origen como miembro de la "aristocracia roja" siempre fue de ayuda, pero vivió el "infierno en el paraíso", tal como dijo a dpa el escritor y analista Zhang Lifan. "Es por ello que entiende mejor el sistema que su predecesor Hu Jintao".
Xi Jinping, nacido el 1 de julio de 1953 en Fuping, en la provincia de Shaanxi, es lo que se denomina un "príncipe". Su padre fue Xi Zhongxun, un líder militar revolucionario y posteriormente viceprimer ministro. Mao Tsetung lo destituyó en 1962.
El padre cayó en desgracia y pasó en total 16 años cumpliendo condena con trabajos forzados. Durante la Revolución Cultural (1966-76) Xi Jinping se fue a vivir a una pobre aldea de Shaanxi, donde a día de hoy sigue siendo recordado como un ratón de biblioteca.
En 1974 entró el partido y estudió Química entre 1975 y 1979 en la universidad de Qinghua, en Pekín. Con la muerte de Mao Tsetung en 1976 y el fin de la Revolución Cultural, su familia fue rehabilitada. Su padre ejerció de gobernador en la provincia sureña de Guangdong, donde impulsó las reformas económicas de Deng Xiaoping. En 1980 creó en Shenzhen, en la frontera con Hong Kong, la primera zona económica especial para experimentar con el capitalismo.
Mientras otros anhelaban estar en la ciudad, Xi Jinping dejó en 1982 su puesto de secretario en la comisión militar en Pekín y se trasladó a Zhengding, en la provincia de Hebei. Quería ganarse el pan a nivel comunal y la política municipal no resultó fácil. Pero el tiempo que pasó en el campo hizo de él "un hombre con los pies en la tierra", escribió el propio Xi Jinping más tarde. Y tres años más tarde su padre le ayudó mucho a seguir su carrera en la costa, más orientada a las reformas.
Xi Jinping se presenta como un precursor de la lucha contra la corrupción y pide que los familiares de los funcionarios no usen sus relaciones para enriquecerse. En junio la agencia de noticias económica Bloomberg reveló que sus familiares tienen participaciones valoradas en varios cientos de millones de dólares en los sectores de las materias primas, inmuebles y la telefonía móvil.
Unas declaraciones grabadas por casualidad en México en 2009 dejan entrever su forma de pensar. Ante unos chinos que viven en el extranjero destacó los avances de China, que da de comer a 1.300 millones de chino. "Hay un par de extranjeros con la barriga llena que no tienen nada mejor que hacer que señalar con el dedo a China". La expresión "con la barriga llena" es para los chinos bastante despectiva. Y siguió: "China, primero, no exporta ninguna revolución; segundo, no propaga ni el hambre ni la pobreza y tercero, no da ningún tipo de dolor de cabeza ¿Qué más quieren?".
Comunistas chinos buscan cimentar el poder para la próxima década
Mientras el Partido Comunista de China se prepara para inaugurar el jueves su XVIII Congreso, que se considera crucial en el que tendrá lugar el primer cambio generacional de sus líderes en diez años, la pregunta principal que enfrenta es si podrá mantener el poder durante otra década.
El Congreso se celebra en medio de la gran expectativa entre la creciente clase media del país de que en la próxima década, en la que Xi Jinping llevará las riendas, llegue el fin del gobierno del partido que está en el poder desde 1949.
Durante el Congreso, que está orquestado hasta sus últimos detalles, el Partido Comunista intentará convencer a los 1.300 millones de habitantes de que puede garantizar otros diez años de crecimiento económico y estabilidad social, al tiempo que reducirá la corrupción y el nepotismo.
Pretende así revivir la estancada agenda de la reforma política a través del "socialismo con características chinas" y la "perspectiva científica sobre el desarrollo" de Hu Jintao.
El partido debe reparar el daño a su imagen pública provocada por el escándalo en torno al popular líder regional Bo Xilai, que había sido nombrado como un posible alto cargo del partido, pero que en vez de ello ha sido destituido y podría ser juzgado.
Asimismo debe superar una amplia falta de confianza y la percepción de la opinión pública de que todos los funcionarios del partido son corruptos.
Pero su tarea se hizo más difícil después de que el diario "The New York Times" publicara recientemente que la enorme familia del jefe de gobierno Wen Jiabao, quien en el pasado era visto por los optimistas como la mejor esperanza de China para una reforma política, posee activos por un valor de 2.700 millones de dólares.
"Muchas personas perdieron su confianza" en el partido, dijo a dpa He Weifang, profesor de Derecho de la Universidad de Pekín.
Los medios estatales mencionaron algunos de los mayores desafíos que deberá enfrentar Xi, quien reemplazará a Hu como líder del partido a partir de mediados de noviembre: reducir las crecientes brechas en los ingresos y riquezas, y romper los monopolios que tienen empresas estatales en industrias clave.
Está previsto que el crecimiento económico se reduzca a alrededor del 7,5 por ciento este año, tras el 9,2 por ciento registrado el año pasado.
El gobierno está intentando estimular la demanda interna y lograr que las industrias manufactureras reduzcan su dependencia de las exportaciones, pero muchos economistas están preocupados por el avance lento y la incierta dirección de recientes medidas económicas.
Xi también deberá equilibrar las demandas de varios grupos de interés y facciones independientes alrededor de Hu y su antecesor, Jiang Zemin, indicaron analistas.
"Creo que éste será el congreso partidario más tenso desde 1989", dijo el comentarista político de Pekín Zhang Lifan a dpa.
En 1989, los líderes partidarios estaban divididos acerca de cómo manejar las extendidas manifestaciones a favor de la democracia que fueron finalmente reprimidas cuando el partido envió tropas para desalojar la Plaza de Tiananmen en la capital china.
Zhang dijo que el próximo congreso hasta podría ser tan tenso como la reunión del partido de 1969, que declaró finalizada la Revolución Cultural impulsada por el fundamentalismo maoísta, que sin embargo se extendió desde 1966 hasta 1976.
Los debates sobre la reforma económica y política y sobre el legado de Mao resurgieron este año después de que Wang Lijun, el jefe de policía de Bo Xilai en la región suroccidental de Chongqing, conocido por su línea dura, ingresara en el consulado estadounidense de una ciudad cercana.
Wang abandonó el consulado voluntariamente y entregó pruebas a la policía china que condujeron a condenar a pena de muerte en suspenso a la esposa de Bo, Gu Kailai, acusada del asesinato del ciudadano británico Neil Heywood.
Bo fue acusado de encubrir el asesinato, abuso de poder y aceptar "cuantiosos sobornos personalmente y a través de su familia".
El partido estaba dividido otra vez sobre Bo, un populista exponente del neomaoísmo, que tenía estrechos lazos con los "príncipes" y cuyos padres fueron reconocidos líderes del partido en los primeros años.
Zhang vio la destitución de Bo como un "primer asalto" en las negociaciones de las facciones para formar el grupo de altos líderes que se unirán a Xi en el Comité Permanente del Politburó del partido, que está formado por nueve miembros pero que muchos observadores esperan sea reducido a siete integrantes después del congreso.
Las dudas persisten acerca de cuáles de los líderes en ascenso con relaciones con Xi, Hu o Jiang obtendrá un lugar en el Comité Permanente.
En cambio, pocas discusiones están abiertas sobre las diferencias de los próximos líderes del partido, sus orientaciones ideológicas o sus políticas socioeconómicas cuando se reúnan en Pekín los 2.270 delegados del congreso.
Se espera que Hu renueve su llamado a favor de una reforma política en su discurso clave en el congreso y es probable que Xi repita y tal vez amplíe este llamado una vez que reemplace a Hu.
Hu y Xi promoverán las recientes políticas de apertura del partido de gobierno, mejorando el Estado de Derecho y expandiendo la "democracia intrapartidaria" y las elecciones directas de líderes municipales y de pueblos.
Pero hay pocas expectativas de que impulsen una democracia multipartidaria en China o la elección libre de los líderes partidarios.
"No veremos ningún llamado (de reforma política) que sea beneficioso para la gente común", afirma Zhang Jian, un experto en temas gubernamentales de la Universidad de Pekín.
Bajo el liderazgo de Hu, la última década fue "políticamente conservadora o hasta degenerativa", dijo Wu Qiang, un politólogo de la Universidad Tsinghua de la capital china. "La sociedad se dirige a un punto muerto y se están gestando trubulencias a gran escala", indicó Wu a dpa.