Un hombre en EU será ejecutado pese a falta de pruebas
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Se trata del caso de Troy Davis, uno de los más polémicos de la última década, a quien hoy le fue negado el perdón
MIAMI.- La Junta de Perdones del estado de Georgia negó hoy clemencia para el afroamericano Troy Davis, programado para ser ejecutado por inyección letal este miércoles, en uno de los casos de pena de muerte más polémicos en la última década en Estados Unidos.
Davis, de 42 años de edad, fue sentenciado al castigo capital por el homicidio del policía Mark MacPhail, el 19 de agosto de 1989 en Savannah, Georgia.
Desde su sentencia, siete de los nueve testigos que declararon en su contra se han retractado o contradicho su testimonio y existen también dudas sobre la evidencia física y la falta de ligas directas que lo relacionen con el crimen.
Las inconsistencias en el caso han motivado que personalidades como el ex presidente estadunidense James Carter, el Papa Benedicto XVI, el Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu y el ex director del FBI y juez William S. Sessions, hayan intervenido en su favor y solicitado un nuevo juicio.
También, grupos como Amnistía Internacional y la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color han solicitado la suspensión de la sentencia, al igual que decenas de miles de personas alrededor del mundo en una de las mayores campañas de activismo realizadas hasta ahora en favor de un reo condenado a muerte.
Este martes, la Junta de Perdones y Libertades Condicionales de Georgia votó por negar clemencia para Davis.
Con esta votación se despeja el camino para su ejecución programada para las 19:00 horas de este miércoles en la Prisión de Clasificación y Diagnóstico de Georgia, cerca de la comunidad de Jackson, Georgia.
Más de 650 mil personas alrededor del mundo habían firmado una petición instando a la Junta a conceder la clemencia, lo que habría podido desechar la sentencia de muerte para sustituirla por la de cadena perpetua.
La junta votó en contra de la clemencia luego de una audiencia de tres horas en la que escuchó testimonios en favor y en contra por parte de los abogados de Davis y de la familia de la víctima.
'Estoy completamente sorprendido y decepcionado por el fracaso de nuestro sistema de justicia en todos los niveles para corregir un aborto involuntario de la justicia', dijo Brian Kammer, uno de los abogados de Davis, después de escuchar la decisión de la Junta de Perdones.
La madre del policía asesinado, Anneliese MacPhail, declaró a la cadena de televisión CNN que la decisión de la Junta este martes va en el sentido de hacer justicia y reiteró su firme creencia de que Davis era el asesino de su hijo.
La noche del 19 de agosto de 1989, el policía Mark MacPhail trabajaba como guardia de seguridad en un restaurante cuando acudió a defender a un vagabundo que estaba siendo golpeado por varios hombres en un estacionamiento cercano.
Al aproximarse al lugar, MacPhail fue recibido a balazos y murió de inmediato de un impacto en el corazón y otro en la cara sin haber nunca utilizado su pistola.
Uno de los hombres que participó en el ataque al vagabundo, Sylvester 'Redd' Coles, acudió a la policía e implicó a Davis en el asesinato. Davis fue detenido cuatro días después.
En el juicio en su contra en 1991, varios testigos declararon que habían visto disparar a Davis contra MacPhail. Otros acusados testificaron que Davis les había confesado el asesinato a ellos.
El arma utilizada en el homicidio nunca se encontró y no hay evidencia física que vincule a Davis con el crimen. A lo largo de su juicio y las apelaciones posteriores, Davis ha mantenido su inocencia y siete de quienes testificaron en su contra se han retractado o contradicho.
En agosto de 2009, la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, ordenó a una corte federal en Georgia reconsiderar el caso para determinar si se podrían obtener nuevas evidencias que pudieran determinar la inocencia de Davis.
La corte federal condujo una audiencia de pruebas en junio de 2010 en la cual varios testigos que antes lo habían acusado se retractaron de su testimonio anterior. Otros testigos afirmaron que Coles había confesado el asesinato.
Aun así, en agosto de 2010, la corte federal ratificó la sentencia impuesta a Davis al considerar que las nuevas pruebas constituían sólo 'un mínimo de duda sobre su sentencia', insuficiente para desecharla.
Desde entonces, varias apelaciones incluyendo una ante la Suprema Corte de Justicia, fueron rechazadas.