¡Tenemos a tu perro!: Crónicas de secuestros caninos
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Lo que faltaba: crónicas del robo de perros para pedir rescate
Saltillo, Coahuila. Al mes exactito de que desapareció su perro, un hombre le habló por celular, porque en los carteles de SE BUSCA, que ella pegó por toda la ciudad, había puesto también el número de su celular y un hombre le habló:
¿Sabes qué?, tengo a tu perro, y ella ¿cómo tienes a mi perro? y el tipo que sí, estoy seguro que es tu perro, y ella que mándame una foto y el señor que no te voy a mandar ninguna foto, porque es tu perro, colgó.
¡Rayos!, pensó ella qué va a pasar.
Como a los 10 minutos el hombre le llamó de nuevo y le dijo ¿sabes qué?, son dos mil pesos por entregarte al perro.
Era el perro chiquito, peludo y caro de la familia, que un mes atrás había desaparecido de la cochera misteriosamente y, como dicen las crónicas policiales, sin dejar huella.
Alguien había corrido la reja y se lo había llevado, se había llevado al perro de la familia.
Daniela Castañeda Pastor, médica veterinaria, dice que el Bulldog, el Yorkshire Terrier y el Bulldog Francés, son hoy por hoy las razas preferidas por los secuestradores y los ladrones de perros que los venden o los usan para cruza, por eso no es recomendable tenerlos a la vista.
Hacía tiempo que el portón eléctrico de acceso al fraccionamiento, un fraccionamiento pequeño, de casas estilizadas, se había descompuesto y los vecinos no se preocuparon, no se preocupan aun, por arreglarlo.
Ella había oído hablar tantas y tantas veces en los noticiarios sobre plagios de políticos importantes, empresarios famosos, rockstars, migrantes, incluso de gente común, pero de que a alguien le secuestraran un perro, su perro, jamás..
El perro chiquito, peludo y caro de la familia, había sido secuestrado.
Les digo a mis niñas pues me están hablando, que tienen secuestrado al perro y todas ¡ah, no inventes!, asustadas, porque qué raro que te secuestren un perro Es el colmo lo que hacen por sacar dinero.
En ese tiempo ella se estaba divorciando, luego de una fría relación con su hoy ex - marido, y un amigo psicólogo le había recomendado comprar una mascotita que sirviera de terapia a las nenas.
Les da compañía y parte de identidad. Cuando una familia se integra para cuidar y respetar a un animal, se están inculcando valores, formas de ver y de entender la vida. Los perros ofrecen cariño, protección, expone Ana Berenice de la Peña Aguilar, psicóloga y terapeuta familiar de la Universidad Lasalle.
Y ella la compró, compró la mascotita.
Era un perro chiquito, peludo y caro, así lo describe ella, nada más.
Dice que prefiere omitir la raza y el color del animal, por razones de seguridad, pero era uno de esos canes chiquitos, peludos y caros.
Una amiga de ella se lo vendió, barato.
Platicamos una tarde sin sol, en la sala de su casa de un pequeño fraccionamiento privado, apenas unas calles.
La condición para hacer la entrevista fue que yo no debía dar el nombre de ella ni detalle alguno que pudiera identificarla, tampoco la ubicación de la casa donde vive ni nada, nada.
Últimamente, me cuenta, le han llegado llamadas extrañas a su celular, mensajes por whatsapp, de hombres desconocidos que piden conocerla y tiene miedo.
Ese día, el del plagio del perro, ella se hallaba en la casa, trajinando, y había dejado al animal echado en el jardín. La reja sin candado.
Cuando se llegó la hora de ir por las nenas al colegio, tomó sus llaves y se dirigió a la cochera para sacar la camioneta, entonces descubrió que el perro, su perro, no estaba y que el barandal de la calle estaba corrido.
Salió desesperada a buscar a su mascota por toda la colonia; la llamó gritando muchas veces, pero no apareció por ningún lado.
Entonces fue con los vecinos: que si no habían visto a su perro, hace ratito que lo vimos, le dijeron pero nada más.
Lo que pasa es que era mi compañía. No estaban las niñas y pos... el perro siempre conmigo. Me lo llevaba en el carro al colegio por las niñas y, me dice.
Y al regreso del colegio con las chiquillas fue el acabose en la casa, el llanto de toda la familia.
Horas después estaban todos en las calles, pegando carteles por todas partes con la fotografía del perro y arriba una leyenda en letras grandes y gordas que decía SE BUSCA.
Debajo el nombre del cachorro, sus señas particulares, los generales de sus dueños y un número de celular.
Después la gente vio colgado en facebook el póster con la fotografía de un perro chiquito y peludo que andaba perdido y el mensaje de una familia desesperada que clamaba ayuda para encontrarlo.
Pero nada pasó.
La víspera la vida de aquel cachorro había transcurrido sin aspavientos.
Se había acostumbrado tan pronto a aquella casa, a las niñas, a la familia
En realidad era un perro de adorno, manso y fiel, al que raras veces se le oía gruñir o ladrar, que se pasaba todo el tiempo con sus amas dentro de la casa.
Parecía de peluche, de juguete, se te dormía a un lado y ya no te ponía gorro en todo el día. Era muy, muy tranquilo, cuenta su dueña.
Jamás cometió tropelía alguna y cuando le daban ganas de hacer sus necesidades tocaba para que lo sacaran.
Desde bebé lo metía a la lavandería, dije mientras se entrena a que no se debe de hacer dentro, abría la lavandería y limpiecita. Era un perro de adorno, haz de cuenta que no teníamos perro, me cuenta la jefa de la familia.
Era lo que se dice un perro entendido, fino el perro, de hábitos civilizados.
Lo llevábamos a bañar cada 15 días a la veterinaria, le poníamos su moño y todo. Era un divo.
Y le gustaba dormirse con las nenas en la planta alta o echarse en el suelo de la cocina para ver cocinar a la señora de la casa.
Cuando ella se ponía a leer ahí estaba el perro, echado a un lado.
De repente ya no tenerlo
Aquel perro, se había ganado en poco tiempo el cariño y la estima de la familia.
Y todo marchaba bien, hasta el día del rapto.
A ella, la protagonista de esta historia, se le hizo extraño que siendo una colonia cerrada, los vecinos tan poquitos, nadie se hubiera dado cuenta de que un desconocido ladrón le había abierto el portón de la cochera para llevarse a su perro.
Las semanas que siguieron al secuestro del cachorro en casa de la familia fueron un desastre, un desastre.
Dejaba a las niñas en el colegio y después me iba a dar la vuelta a todas las colonias, bien temprano en la mañanita, a ver si lo veía por ahí.
No pasaba un solo día sin que la dueña del perro publicara en facebook, hasta 10 veces, el caso de su mascota desaparecida, con la esperanza de que alguien la encontrara y la llevara sana y salva a casa.
Al rato su perro era el más buscado de toda la ciudad.
De vez en cuando le llegaban noticias de que alguien había visto por tal cual lado a un perro como de ella, entonces se lanzaba a buscarlo, pero nada.
Gente que me hablaba: parece que lo vimos y ái vamos corriendo y no, nada.
Los vecinos del fraccionamiento la veían salir todas las mañanas gritando por la calle, como una desquiciada, el nombre de su mascota, a ver si andaba por ahí cerquita y la oía, pero nada.
Al lado viven unos ingenieros, como me veían bien desesperada decían ahorita vamos a dar la vuelta. Cuando regresaban era de que no, no lo vimos señora.
Una mañana que estaba en casa con sus hijas recibió una extraña llamada en su celular.
Era la voz de un hombre que aseguraba tener a su mascota y exigía el pago de dos mil pesos a cambio de entregársela.
Quiero que me garantices que es mi perro y que está bien, pidió ella.
El trató, como en las películas de gángsters, que ella no avisaría a la policía y llevaría el dinero del rescate a Plaza Sendero, donde el tipo la aguardaría con el perro para entregárselo.
Ella tomó su bolso, sus llaves y acompañada de una amiga de la familia subió a su camioneta y se dirigió a Sendero.
Estaba nerviosa, asustada.
Quiero a mi perro y nada más por eso fui, porque mis hijas estaban realmente lloraban todos los días por el perro. Era horrible, haz de cuenta que teníamos al muerto en la casa. Decía yo si les compro otro no les va a quitar el dolor del perrito primero.
- ¿Pensó en comprarles otro?, le pregunto
- Lo pensé, responde.
Ana Berenice de la Peña Aguilar, psicóloga y terapeuta familiar de la Universidad Lasalle, explica porqué la pérdida de una mascota puede causar tantos trastornos en una familia.
Al sustraer una mascota de casa se está repercutiendo en el vínculo emocional y eso genera en mí ansiedad, desestabilidad, porque han quitado de mi vida a un elemento valiosísimo que me ha acompañado durante gran parte de mi existencia. Se van creando vínculos emocionales muy fuertes de tal manera que la mascota ya no nada más es un animal en casa, sino es parte de la familia.
Ya en el lugar el hombre telefoneó a la dueña del perro, que la esperaba en Plaza Cristal, pero que ahora el rescate sería de dos mil 500 pesos.
Antes de que ella pudiera decir algo el tipo colgó.
Minutos después la mujer y su amiga estaban en el sitio que había indicado el plagiario.
Una vez allí el tipo la llamó de vuelta, que no, que mejor se veían en un oxxo, pero que ya eran tres mil pesos, si quería volver a ver a su mascota.
Colgó
La mujer parqueó en un oxxo, el hombre la llamó de nuevo para decirle que la vería a le entada de una iglesia cercana, pero que ahora tendría que pagarle tres mil 500 por el perro.
La señora explotó:
Le digo no tengo el dinero, dice pos lo consigues y yo es que de veras, no tengo, me voy a quedar sin despensa y dice él pos a ver cómo le haces, yo quiero tres mil 500 pesos y es tu perro.
Cuando llegó a la entrada de la iglesia vio a un tipo con la cabeza desnuda, ni alto ni chaparro, fornido, moreno, de rasgos sureños, pómulos salientes, tatuado; que vestía pantalón verde, botas de seguridad y un chaleco negro con unas siglas blancas a la espalda que decían GATE.
Era el secuestrador.
Se acerca y dice ¿tú eres la del perro ¿verdá?, le digo que sí y le pregunto por mi mascota dice no lo tengo aquí, le digo entonces ¿dónde está?, me dice dale, te voy a decir dónde lo tengo.
El hombre trepó a la caja de la camioneta de la señora y la fue guiando con señas.
¡Ay güey!, dije ¡no!, es lo peor que he hecho en mi vida.
A los pocos minutos llegaron hasta una casa que la dueña del perro describe como vacía, pero habitable.
Estaba pintada, tenía ventanas con protecciones y lo más raro es que se encontraba muy cerca, apenas a unas cuadras, del fraccionamiento donde ella vive.
Lo tenía cerquita (al perro). Yo en las madrugadas oía que lloraba, que ladraba, pero pensaba ay ya estoy bien loca, ya hasta escucho al perrito.
Y le decía en ese tiempo a mi pareja, es el perro, y él no, cómo, le digo es el perro y está cerquita, pero nunca pensé que estuviera secuestrado. No, no estaba muy lejos de aquí el perro, es lo que más miedo me da.
El tipo le ordenó entonces que entrara a la casa, ella se negó, el hombre la empujo hacia adentro, pero ella se resistió.
En tanto su amiga se mantenía alerta desde el vehículo con el celular, por si algo...
Estoy en la puerta y me empuja dice métete, le digo, no me voy a meter, quiero a mi perro y aquí lo espero.
Por fin el hombre entró en la casa burlándose, se recargaba y se burlaba de ella.
Después vino con el perro, era uno de esos perros chiquitos y peludos, lo traía arrastrando de los pelos por el piso.
El animal aullando de dolor.
En cuanto lo tuvo cerca ella lo reconoció, era su perro, ella lo conocía, tú conoces a tu perro, dice.
Al verla, el perro se orinó.
El hombre quería el dinero y un reloj Nike que ella llevaba, le digo ¿el dinero o el reloj?, dice dame el dinero.
Se hubieran llevado a mi ex - esposo y no les hubiera dado nada, me hubiera salido barato, bromea la mujer, aunque la historia no está para bromas.
La señora entregó al tipo los tres mil 500 pesos, cargó con su mascota y se retiró.
Cuando me estaba yendo me dijo el señor que lo que se me ofreciera, que él podía hacer cualquier trabajo, dice de cualquier tipo señora, le dije ¿no gracias.
Ella subió corriendo a la camioneta con el perro.
En eso, el hombre jaló de las patas a la mascota, dije ya me lo va a quitar, y dice déjame despedirme del perrito, me encariñé con él, nomás lo agarró el tipo y el perro otra vez a orinarse.
Daniela Castañeda Pastor, médica veterinaria, explica que el fenómeno éste del secuestro de mascotas no es más que el resultado de la situación económica por la que atraviesa el estado: gente que se la vive ideando formas de cómo sacar dinero fácil.
De regreso en la camioneta el animal se acurrucó en los brazos de su dueña. Parecía asustado, tenía el cabello sucio y largo hasta el suelo y estaba obeso.
El perro chiquito, peludo y caro de la familia, parecía ahora uno de esos perros de taller mecánico.
Cuando sus familiares se enteraron que ella había ido a buscar al tipo ese del perro, la andaban matando, que ¡burra!, que cómo vas?, que ¿si te ha hecho algo?, pero ella estaba feliz porque tenía a su perro.
Todos me decían que me la había bañado, que por qué me expuse por un animal, les digo en primera es mi perro, en segunda mis niñas lloraban un chorro, veían un perrito y a llorar.
Todo mundo te va a decir que no vayas, y que no pagues, y que no te prestes a las extorsiones. A final de cuentas te gana el sentimiento. A mí me ganó.
Gracias a eso tengo de nuevo a mi perro, porque aunque te encuentres otro no es lo mismo, dice la dueña del cachorro.
Más de una vez le he pedido que me deje conocer a su mascota, pero ella no quiere, teme que me gane la tentación de poner cómo es.
Al principio todos dudaron de que aquel animal fuera su mascota.
Se les hacía imposible que lo hubiera recuperado después de un mes de perdido, pero ella conocía a su perro, sabía que era él.
De que es mi perro es mi perro, dice.
El retorno del perro a casa fue la alegría de las niñas y a partir de entones ella echó candado al portón de la cochera para ya nadie, nunca más, se lo pudiera llevar.
Nuestra mascota es nuestra responsabilidad, es un niño de tres años, toda la vida va a tener tres años ¿Qué vamos a hacer?, siempre tenerlos vigilados, estarlos viendo periódicamente, asegurar nuestros barandales con candados, tener una malla de protección extra, por aquello de que se fugue o no se fugue, dice Claudia Vega, la presidenta de la agrupación Macy Huellitas Tristes, un organismo orientada a la rehabilitación de perros callejeros,
Pero ya las cosas no volvieron a ser como antes.
- ¿Usted denunció?, le pregunto la dueña del perro,
- No, responde
- ¿Por qué?, insisto
- Me dio miedo, suelta.
Hasta ahora en la Procuraduría General de Justicia del Estado no existen una sola denuncia por secuestro de mascota, ni esta modalidad está tipificada en el Código Penal de Coahuila.
Sin embargo, Alejandra Leija Bustos, la presidenta de Fundación Perrito, revela que a diario esta asociación recibe en su página de Facebook infinidad de reportes sobre perros robados.
De esos que dices estaba en la cochera y de repente desapareció. Te estamos recomendando que hagas las denuncias del robo de tu mascota, es, a final de cuentas, un bien de las familias.
Cuando llevaron al perro a la veterinaria para que lo bañaran y le cortaran el pelo, descubrieron su cuerpo lleno de moretones.
Indudablemente el perro había sufrido tortura a menos de su captor, dictaminó el veterinario.
Los primeros 15 días al perro no lo podíamos tocar porque se hacía chiquito y a llorar, haz de cuanta que estabas matando al animal, cuenta su dueña.
El perro presentaba además un grado considerable de obesidad y era, dijo el doctor, porque seguramente durante su cautiverio había sido alimentado con desperdicios.
Luego de permanecer dos días en observación, el perro volvió a casa.
Su comportamiento ya no fue el mismo.
Aquel perro entendido y fino empezó a orinar y a defecar por toda la casa y hasta se ponía agresivo cada que las nenas intentaban acariciarlo.
Cuando su dueña le hablaba fuerte o lo regañaba por algún motivo el cachorro se hacía chiquito, se orinaba o corría a esconderse al jardín o detrás de una silla.
Sol Atkins, etólogo canino, con más de 15 años de experiencia entrenando perros, le llama estrés postraumático en loa animales.
Ocurre después de una serie de eventos mucho muy traumáticos del animalito. Cuando ese estrés es demasiado, como en este caso que fue un mes, un mes de estrés, lejos de su familia, sin comer, con maltrato, golpes, llega a causar lesiones en el cerebro del animal.
El perro cambie su conducta drásticamente, se vuelve miedoso, a cualquier ruido elevado libera sus esfínteres. Algunos se comportan agresivamente y todo esto es por el gran exceso de estrés acumulado en el perro.
Han pasado ya seis meses desde plagio aquel y el animal ha conseguido poco a poco recuperarse del trauma, no así su dueña que vive con la eterna angustia de que un día ella o alguien de su familia corra la misma suerte, entonces sí que será el acabose
La extorsión: una nueva modalidad
Te la vamos a matar
¡Te la voy a matar!, escuchó Elsa María Rodríguez Cervantes que le dijeron al otro lado del teléfono.
No era la primera vez que le marcaban para advertirle que tenían a Puka, la schnauzer que había huido de casa de Elsa una tarde en que el viento le abrió la puerta de la calle.
Era un día airoso.
Los tipos le dijeron que tenían a Puka en Torreón y que si quería volver a verla, debía depositar la recompensa, más el coste de los pasajes para Saltillo, a una cuenta de banco. Ellos se la llevarían hasta su casa.
Cada vez que llamaban me decían ¿cuánto me vas a dar?, les dije te voy a dar como tres mil pesos, querían cinco mil pesos, más lo del pasaje.
Pero Elsa no se creyó el cuento ese de que tenían a su perra y les pidió, como prueba, le enviaran una fotografía reciente del animal.
Jamás la volvieron a molestar.
Elsa cuenta que el día en que salió a la Alameda para pegar los carteles con la leyenda SE BUSCA Puka, observó a tres hombres, con facha de pandilleros que la miraban desde lejos y le dio preocupación.
Hay muchos reportes ahorita de que SE BUSCA, tal perro y mucha gente ah yo lo tengo, pero si no me das, no te lo entrego.
Como saben que amamos mucho a los animales y ahorita la protección animal está mejor que en años anteriores, abusan, comenta Laura Cázares, la presidente de la Fundación Naricitas Sequitas, un grupo de voluntarios enfocado a rescatar perros en situación de maltrato.
Seguro, piensa Elsa, los hombres aquellos arrancaron el folleto de la calles y tomaron de allí el celular de ella para extorsionarla con la mentira de que tenían a la perra.
Estuvieron molestando te la voy a matar, le dije mátala o haz lo que quieras, dice ¿entonces no la quieres?, le digo son puras mentiras, tú estás nada más chantajeándome, después volvían a hablar te la vamos a matar, te la vamos a matar.
Qué poco lo quieres
No pos no quieren al perro, yo necesito hablar con mi esposa a ver si se los quiere entregar, oyó la mujer de Jorge Iván Martínez García que le decía un señor por celular.
Coco se había zafado de la cadena y echado a correr una de esas tardes en que la pareja acostumbraba sacarlo a pasear.
Sus dueños lo buscaron por todos lados, pero no apareció.
Pegaron carteles con la fotografía del perro, un schnauzer sal y pimienta, por casi toda la ciudad, pero nada.
Hasta que una mañana la esposa de Jorge Iván recibió la llamada de un hombre que aseguraba tener informes sobre Coco y quería saber de cuánto era la recompensa.
No pos unos 300 pesos, le contestó la señora, no pos no quieren al perro, le dijo el hombre y colgó.
Horas después Jorge Iván se comunicó con aquel señor: que cuándo quería por devolver a Coco, que cuánto ofrecía reviró el hombre, que 300 pesos, no más, respondió Jorge.
Dice es que es muy poco, le dije ¿cuánto quieres?, dice no pos tú dime, le digo yo te estoy diciendo que 300 pesos, dices que es muy poco, dime cuánto es lo que pretendes.
Finalmente Jorge quedó de pasar esa tarde a casa del señor para negociar lo de la recompensa y recoger a Coco.
Horas después Jorge llegó hasta aquella dirección y pidió le fuera mostrado el perro.
La mujer del extorsionador lo condujo entonces a una terraza donde se hallaban dos schnauzer blancos, pero ninguno era el de é., Que muchas gracias dijo Jorge y se retiró.
Eso ha hecho pensar a las asociaciones protectoras de animales, sobre la existencia de bandas dedicadas a recoger perros perdidos en la calle, para luego cobrar las recompensas.
Semanas después otra persona le telefoneó a Jorge para darla la buena noticia de que había encontrado a Coco.
Ese mismo día Coco regresó a casa y sin recompensa de por medio.
A pesar de ser humildes los que tenían a Coco eran buenas personas, con valores, dice Jorge.
Mándame dinero
Yo tengo a tu perrita, pero está en Reynosa, mándame dinero para enviártela por avión, le dijo la voz aquella a Abril Estefanía López Torres.
Era una mujer y hablaba como ancianita, como viejita.
Que se había encontrado a su perra en la calle, le dijo a Abril, o que se la había dado en adopción una asociación de rescate de perros sin dueño, dio después ésta otra versión, y ella se la había llevado a Reynosa.
El número de teléfono era efectivamente de Tamaulipas, de donde aseguran algunas organizaciones dedicadas a la defensa de animales, procede la mayoría de las extorsiones que están ocurriendo en Saltillo.
Hacía algunas semanas que Charlot, la chihuahua blanca de Abril, que sus padres le habían regalado el día de sus quince años, se había salido de la casa por una rendija de la ventana espantada con el tronido de los cohetes de un desfile navideño que iba pasando por allí.
Mi papá dijo si es verdad, vamos por ella hasta Reynosa, Le marqué a la señora y le dije mejor nosotros pasamos por ella, ¿su dirección?, ya ahí como que la mujer dijo ya se me está cayendo el teatro. Me colgó.
Además de pegar posters por toda la ciudad con la foto de Charlot, Abril había subido el folleto a la página de Anumex,
Después se enteró, por los de Mundo Patitas, una asociación especializada en localizar mascotas perdidas, que los extorsionadores utilizan la información de este sitio para buscar posibles víctimas.
Le marco a la señora, me cuelga y le vuelvo a marcar, le digo ya sé que es una extorsión y tengo tus números.
Dice no mija, por qué crees que es una extorsión, le dije es que ya he visto casos y esto se parece mucho, no mija, mira aquí la tengo y me dijo todas las características de mi perrita.
Era una chihuahua blanca, gordita, como con manchitas negras, orejas negras y empezando el rabo otra mancha negra, se la describió la mujer,
Y le pidió entonces que depositara dos mil pesos a una cuenta bancaria.
Pero Abril no cayó.
Yo les recomendaría a los que tienen mascotas perdidas, que no crean, que investigue primero, dice.
De Charlot no ha vuelto a saber más.