1535ºC: Un arpa de viento que toca la música del desierto coahuilense
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El artista visual Adair Vigil presentará su proyecto de arte sonoro, que parte de la materialidad y sonoridad del acero, así como de la escultura y de la intervención del paisaje desértico
1535 grados centígrados es el punto de fusión del hierro, así como parte del inicio de su camino para convertirse en acero, material sin el cual la civilización moderna no sería posible, pero que también esconde propiedades más allá de lo estructural, como su sonoridad.
“1535ºC” también es el nombre del proyecto con el que el artista visual coahuilense Adair Vigil busca explorar estas otras características físicas y conceptuales del acero. Es una propuesta artística que presenta desde este jueves 3 de febrero en el espacio de difusión e investigación en arte contemporáneo Sitio Centro, de Monterrey.
“[Me interesa] el acero como pilar de la modernidad, como material que está presente en todo. Es un material que significa para mí el desarrollo de la sociedad moderna. Yo quiero explorar las propiedades acústicas del material, cómo puedo desde mi quehacer artístico, porque el sonido también es un ámbito que me compete”, comentó Vigil en entrevista con VANGUARDIA.
El principal resultado de estas exploraciones es una serie de arpas de viento, de las cuales la primera se instaló en el ejido La Noria de General Cepeda, cerca del parque eólico, donde comparte con este las increíbles ráfagas de viento para aprovecharlas y crear sonidos particulares.
“Puede ser apreciado de manera visual pero la pieza no está completa hasta que se escucha, que la vives, porque al final de cuenta el sonido son vibraciones y también se sienten”, agregó sobre el monolito metálico que destaca frente al paisaje desértico del municipio vecino.
Esta inquietud lo ha acompañado desde la residencia que hizo en el Programa de Fotografía Contemporánea 2018, donde creó una suerte de campanas de viento. En este destacó que su interés por este elemento se debe a su aleatoriedad.
“Me interesa trabajar con el viento porque me atrae el elemento de lo indeterminado, que no sabes cuándo va a venir una corriente, creo que es el instrumento más aleatorio”, explicó y puso como ejemplo las obras que el artista John Cage realizó basándose en la práctica del i-ching.
Aunado a esto, señaló que su experiencia laboral a principios del año pasado en una rama de la industria del acero le permitió manipular este material muy de cerca, y darse cuenta de su potencial. Aquí recordó la obra “Beam drop”, del artista Chris Burden, quien lanzó desde una altura considerable una serie de vigas de acero que al chocar con el suelo crearon un sonido agudo e increíble, que también lo inspiró a explorar más a fondo sobre esta particularidad.
La exposición que formará parte de Pre-MACO, gracias a Las Artes Monterrey, mostrará el proceso creativo y de documentación del proyecto, en el que, aunque no lo consideró en un principio, Adair se convirtió en una especie de lutiér, un creador de instrumentos musicales.
“No lo había pensado así. Yo lo veía como una escultura sonora, pero al final, hace un par de semanas, que estaba con la gestión del envío de la pieza que participó en el Festival Cervantino, que estaba en la Universidad de Guanajuato, me comentaban que no se podía enviar como obra de arte, o como no sé qué. Al final viajó instrumento musical y fue cuando me cayó el veinte de que, claro, aunque no se toca como tal es un instrumento”, comentó al respecto.
La idea, compartió, es que se puedan crear más arpas de viento, de diferentes tamaños —la actual mide cerca de 2 metros, y espera puedan llegar a mucho más que eso— de manera que se puedan “tocar” con el aire diferentes tonalidades musicales.
Además de esto, espera poder encontrar un espacio accesible para que el público pueda conocer las piezas de manera directa, y pueda interactuar con estas.