¿Y la sociedad?
A la memoria de Fray Miguel Concha. Compañero y amigo.
El año inició con los partidos obsequiándonos otro festival de corrupciones, frivolidades y cinismo. ¿Qué puede hacer la sociedad organizada?
Una constante del sexenio han sido los acosos mañaneros y los maltratos burocráticos y financieros a la triada que conforman activistas, periodistas y académicos críticos. Durante este sexenio los aportes federales a las OSC cayeron de 7 mil 571 millones de pesos en 2018, a 441 en 2023 (Centro Mexicano para la Filantropía CEMEFI). En 2022 el gobierno federal entregó 683 millones a Televisa, TVAzteca y La Jornada y 22 millones a las radios comunitarias e indígenas (Fundar y Artículo 19). Los ataques a los académicos han sido diversos, pero destaca el descuartizamiento del CIDE y la persecución judicial de una treintena de académicos.
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¿Por qué tanta animadversión del líder de la 4T y una parte del partido dominante a los tres sectores mencionados? Lo evidente es que se han distinguido en el escrutinio y la crítica de algunos proyectos gubernamentales, en especial la estrategia de seguridad. También les molesta que sus críticas no han calado en la ciudadanía; pues de acuerdo con una encuesta del INEGI el 78.9 por ciento de la población confía en las universidades, el 59.4 en las OSC y el 51.5 en los medios de comunicación. Los partidos, en cambio, están al borde del basurero de la historia: ocupan el último lugar con 27.9 por ciento de aprobación (Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2021).
Esta valoración social de activistas, periodistas y académicos explica el respaldo recibido. De acuerdo con los estudios del CEMEFI la drástica reducción de los fondos oficiales se compensó con fondos privados que pasaron de 45 mil 280 millones de pesos en el primer año del sexenio a 56 mil 172 en 2023. También están los apoyos de fundaciones públicas y privadas de otros países y el compromiso de la Compañía de Jesús con el Centro de DH Pro y de la Orden de los Predicadores (dominicos) con el Centro de DH de Vitoria.
La coexistencia de partidos desprestigiados y sociedades civiles fuertes desajusta la arquitectura institucional y es motivo de análisis en todo el mundo. En tanto entendemos la dirección de la historia, regreso al caso de México con hechos adicionales.
Uno de los fenómenos menos incorporados al análisis ha sido la renovación de los liderazgos sociales. Hay nuevas generaciones renovando las dirigencias, los métodos y las agendas. En el trasfondo está la acumulación, durante el último medio siglo, de una formidable reserva de capital humano alimentado por un gran número de instituciones. Me basta con un ejemplo.
Desde la fundación de CONACYT en 1971 (ahora CONAHCYT) hasta septiembre de 2023 esta dependencia ha otorgado ¡un millón 461 mil 649 becas! Con esto, a lo largo de medio siglo, el Estado ha generado un capital humano que ha llegado a partidos, gobiernos, universidades, medios de comunicación y organismos civiles. Análisis aparte se merece la diáspora intelectual mexicana.
Con la información disponible resulta imposible anticipar el impacto de este sector plural, diverso y sin proyecto único para reformar un sistema anquilosado y reacio a cualquier cambio. Ni Mario, ni Marko, ni Dante renunciarán a vivir como aristócratas y a manejar como déspotas las candidaturas con las cuales cooptan a quienes nos avientan promesas y gruñidos inocuos: nuestro sistema político lo maneja una casta minúscula.
Si incluyo estas reflexiones y las apuntalo con cifras verificables es como reacción a la excesiva atención concedida a los partidos y a sus candidatos. Son importantes porque monopolizan la vida pública, pero no son ni útiles ni funcionales. En 2024 pondrán a quienes nos gobiernen, pero harán concesiones en función de la organización ciudadana. ¿Se movilizará la sociedad organizada? Lo ignoro, pero tal vez reaccione ante el grave deterioro de los partidos incapaces de resolver los problemas que ayudaron a crear.
Sí, los protagonistas de este 2024 son los partidos y sus candidatos. Sin embargo, existen otros dos actores a los cuales debemos prestar atención porque pueden alterar la ecuación: los cárteles del crimen organizado y la sociedad organizada.
Este año no hay nada garantizado. Puede haber sorpresas.
@sergioaguayo
Colaboró Jorge Araujo
Encuesta Vanguardia
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