Obertura espiritual y final apoteósico en el Festival de Salzburgo
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El director teatral, Sven-Eric Bechtolf, apuesta por pesos pesados como el director Andrea Breth, que se encargará de "El príncipe de Homburg".
Viena, Austria.- Un meditado arranque con la "Creación" de Haydn inaugurará el jueves el Festival de Salzburgo, que culminará el 2 de septiembre con una colorida fiesta. Todo ello estrenando director artístico, el suizo Alexander Pereira, y con una puesta en escena bajo la batuta de Sven-Eric Bechtolf que anuncia sorpresas.
Pereira se ha propuesto marcar una nueva tradición: que en el futuro, el festival arranque con el oratorio de Haydn "La creación", una "obertura espiritual" que servirá de puerta de entrada a diez días de programa completo. La tradicional pieza inaugural, el "Cada cual" ("Jedermann") de Hugo von Hofmannsthal, queda desplazada a un segundo lugar.
Pereira aborda la temporada con empuje y pasión, y ofrece por primera vez a los elegantes salzburgueses piezas tan populares como "La Bohème", de Giacomo Puccini. Provocador, anunció que tiene ganas de romper el "veto a Puccini" en el festival. Por otro lado, desafía a los adeptos de la música clásica con "Los soldados", de Bernd Alois Zimmermann.
En cuanto a Mozart, el niño prodigio de Salzburgo, Pereira se muestra reconciliador con un as en la manga: nada menos que el especialista Nikolaus Harnoncourt será el encargado de première de "La flauta mágica".
El director teatral, Sven-Eric Bechtolf, apuesta por pesos pesados como el director Andrea Breth, que se encargará de "El príncipe de Homburg", de Heinrich von Kleist. Invitados como la actriz británica Irina Brook se encargarán de aportar brillo internacional, mientras que en el panorama actual destaca el estreno de "Meine Bienen. Eine Schneise", del tirolés Händl Klaus.
Pereira asume la dirección del festival, considerado una cita clave de la alta cultura mundial, tras varios años de turbulencias. Y es que tras la era Karajan y la polémica etapa Mortier, desde 2007 ha habido sólo mandatos cortos.
Peter Ruzicka, cuya etapa de cinco años estuvo marcada por el Año Mozart 2006, dio el relevo a Jürgen Flimm. No obstante, éste abandonó el festival antes de que terminara su mandato para mudarse a Berlín, y entre tanto asumió la batuta Markus Hinterhäuser, que dejó huella en su única temporada, la de 2011.
Estas idas y venidas deberían terminar ahora con Pereira, cuyo último cargo fue al frente de la Opera de Zúrich. Su constancia, unida a una fama de refinado genio financiero, motivó a la cúpula del festival, que aprobó una aumento del presupuesto a 57 millones de euros (68 millones de dólares).
No obstante, Pereira no piensa conformarse. Los medios dicen de él que no se contenta hasta tocar las estrellas y ya se ocupó de que sonaran algunos truenos puntualmente para el inicio de temporada. Antes de empezar, exigió para el año que viene un nuevo aumento del presupuesto. No en vano, se trata de homenajear un doble aniversario, el de Verdi y Wagner, y los patrocinadores sólo llegan si hay brillo a la vista.