Obama y presidentes centroamericanos buscarán solución a crisis niños
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Luis Miranda, ex portavoz de la Casa Blanca para medios hispanos, cree que será "una reunión sustantiva".
Washington, EU.- El presidente Barack Obama y sus homólogos de El Salvador, Guatemala y Honduras se reunirán el próximo viernes en la Casa Blanca para tratar de encontrar una fórmula que les permita frenar la masiva llegada a la frontera sur de Estados Unidos de niños indocumentados no acompañados, la mayoría de ellos procedentes de Centroamérica.
Obama recibirá el viernes a los presidentes Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Otto Pérez Molina (Guatemala) y Juan Orlando Hernández (Honduras). Será la reunión de más alto nivel que se produzca desde que el pasado mes de junio el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, visitara Guatemala para abordar la crisis.
Luis Miranda, ex portavoz de la Casa Blanca para medios hispanos, cree que será "una reunión sustantiva". Para Miranda, no será una cita en la que los mandatarios sólo busquen una foto de relaciones públicas, sino que lo más probable es que los cuatro presidentes anuncien "algún tipo de medidas adicionales".
Este analista político recuerda que Washington ya ha colaborado con estos gobiernos en el pasado para a combatir las redes criminales transnacionales y cita la llamada "Operación Martillo", lanzada en 2012 para combatir el narcotráfico y el crimen organizado en Centroamérica.
El fenómeno de la inmigración de niños que cruzan solos la frontera entre Estados Unidos y México no es nuevo. Sin embargo, el hecho de que el número de casos se haya multiplicado en los últimos meses ha hecho saltar todas las alarmas en Washington ante lo que el propio Obama ha definido como "una crisis humanitaria urgente".
En el año fiscal 2013 (de octubre 2012 a septiembre 2013) fueron detenidos 24.493 menores de 18 años que cruzaron la frontera sin estar acompañados de un adulto o un tutor. Desde el pasado mes de octubre, lo han hecho 57.000 menores solos. Y el gobierno estadounidense calcula que su número podría alcanzar al final de este año fiscal (en septiembre) los 90,000, casi cuatro veces más que un año antes.
Desde que estalló la crisis en la frontera, la administración Obama ha tratado de ofrecer una respuesta federal y unificada a un fenómeno que ha desbordado todas las presiones del gobierno.
Las causas de la crisis son múltiples: los jóvenes centroamericanos huyen de la pobreza y de la violencia generada por las maras y el narcotráfico. La falta de oportunidades en sus países de origen se une al deseo de estos niños de reunirse con sus padres, muchos de los cuales viven desde hace años en Estados Unidos.
Sin embargo, los republicanos consideran que esta crisis es una consecuencia directa de las políticas laxas de inmigración de Barack Obama. En su punto de mira se encuentra la llamada acción diferida (DACA, por sus siglas en inglés), un programa aprobado en junio de 2002 por la administración Obama y del que se han beneficiado unos 600,000 jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos hace años siendo niños traídos por sus padres.
Los republicanos creen que DACA ha tenido "un efecto llamada" en Centroamérica, donde los "coyotes" han difundido el rumor infundado de que si los niños llegan a Estados Unidos podrán quedarse.
La administración Obama ha dejado claro, sin embargo, en múltiples ocasiones que los niños que cruzan ahora ilegalmente la frontera no podrán beneficiarse de DACA ni de la reforma migratoria.
Miranda cree que Obama debería exigir el viernes a los presidentes centroamericanos que "ayuden a comunicar que la gente no debe enviar a los niños y que en su gran mayoría serán deportados". Pero el ex portavoz de la Casa Blanca también cree que estos países centroamericanos tienen que tener "una estrategia para reintegrar a los niños que serán devueltos".
Obama ha pedido al Congreso 3,700 millones de dólares para atajar la crisis en la frontera. El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, ha advertido que su agencia, responsable de deportar a los inmigrantes indocumentados, se quedará sin dinero a mediados de agosto a menos que el Congreso apruebe los fondos que ha solicitado Obama.
Sin embargo, los republicanos no se lo van a poner fácil. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ha dicho que su partido no dará "un cheque en blanco" a Obama.
Muchos republicanos están condicionando la aprobación de los fondos extras a la modificación de la llamada ley William Wilberforce de Reautorización para la Protección de Víctimas del Tráfico de Personas (TVPRA por sus siglas en inglés) de 2008, que aumentó significativamente la protección de niños indocumentados no acompañados en Estados Unidos.
La ley Wilberforce, aprobada durante la administración de George W. Bush, impide la deportación acelerada de niños migrantes indocumentados originarios de países no fronterizos con Estados Unidos.
La mayoría de congresistas demócratas se oponen a cualquier modificación de la ley de 2008, al considerar que los menores estarían menos protegidos que en la actualidad. Los republicanos quieren, en cambio, que los niños centroamericanos sean tratados de la misma manera que los mexicanos, es decir, que puedan ser deportados de forma rápida a sus países de origen.
Por Beatriz Juez/DPA