Nadal y Djokovic, pasado y presente, Roland Garros busca rey
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"No siento que sea el máximo favorito, pero soy uno de los candidatos y eso hace que la presión sea compartida", expresó Nadal en París
París, Francia.- ¿Un décimo título? ¿Un círculo de Grand Slams completado? ¿El final de una era? ¿Una sorpresa mayúscula? La arcilla de Roland Garros será a partir de mañana el escenario de un torneo decisivo para las carreras de Rafael Nadal y Novak Djokovic, una cita que pone frente a frente al pasado con el presente.
El español tiene ante sí la oportunidad de ganar su décimo Abierto de Francia de tenis, colocarse con 15 títulos de Grand Slam -a sólo dos del récord Roger Federer- y demostrar al público y a sí mismo que los tropiezos y las dudas que acumuló en los últimos meses son sólo eso, tropiezos y dudas, que el polvo de ladrillo sigue siendo su casa.
El serbio, por su parte, busca el último grande que le falta, una estrella que lo ubicaría en el panteón más alto de la historia del tenis, y de paso poner fin a la "era Nadal" en París, donde el zurdo ganó nueve de las últimas diez ediciones.
Por si todo eso no fuera suficiente, el sorteo se encargó de echar varias cucharadas de picante: Nadal y Djokovic se cruzarían en cuartos, lo que sería toda una final anticipada entre el hombre que sólo perdió un partido a cinco sets sobre arcilla en toda su vida y el que no cae en un gran evento desde octubre de 2014.
¿Pasado contra presente? Lo que está claro es que no hay nadie con mejor trayectoria que Nadal en el Bois de Boulogne, pero pocos se atreverán a discutir que Djokovic es el hombre del momento.
"No siento que sea el máximo favorito, pero soy uno de los candidatos y eso hace que la presión sea compartida", expresó Nadal en París, ciudad a la que llega sin ningún título en la gira europea de arcilla por primera vez en su carrera.
Sus números -está séptimo del ranking- y su tenis en la actualidad no lo situarían como gran favorito, pero su trayectoria habla del jugador más dominante que pisó nunca una cancha de arcilla. Por ello, el Roland Garros 2015 es distinto a todos los que jugó anteriormente.
"Este año es diferente, pero el objetivo es el mismo. Otras veces tenía que mantener lo que traía hasta aquí, porque había logrado muchos triunfos. Ahora sé que con eso solo no lo voy a conseguir. Voy a tener que hacer algo más", señaló Nadal, de 28 años y cuya única derrota en la capital francesa llegó en los octavos de final de 2009.
Si hay un tenista que se levantó cada vez que tropezó, ése es Nadal. Y no hay un escenario mejor en el mundo que la cancha Philippe Chatrier para que el tenis del campeón de 14 grandes vuelve a resurgir.
"Llevo muchos años superando obstáculos y ahora trataré de superar uno más", analizó Nadal, un tenista que siempre fue de menos a más en cada edición de Roland Garros.
"Me vienen una serie de retos importantes por conseguir y estoy decidido y determinado a conseguirlos", añadió el español, que debutará ante el francés Quentin Halys.
En un año en el que se cumple el décimo aniversario de su primera participación (y de su primer título), Nadal se muestra más vulnerable que nunca, pero la larga distancia, los cinco sets, juegan a su favor. Pocos tenistas parecen capaces de ganarle tres mangas a Nadal en la superficie naranja. Y el primer nombre de esa lista es, sin dudas, el de Djokovic.
"Nadal no está jugando al mismo nivel que, digamos, los últimos ocho o nueve años", admitió el balcánico, consciente de la oportunidad que se le presenta este año en París, donde se medirá en primera ronda al finlandés Jarkko Nieminen.
Doble finalista en Roland Garros -donde perdió las seis veces en las que se midió a Nadal-, Djokovic afronta una nueva chance de cerrar el Grand Slam y unir su nombre al lustroso grupo formado por Fred Perry, Don Budge, Roy Emerson, Rod Laver, Andre Agassi, Roger Federer y Nadal.
"Estuve varias veces muy cerca, pero eso no me disuade para seguir. Estoy aquí de nuevo, con un propósito, por una razón", explicó Djokovic, que sólo tiene en mente la Copa de los Mosqueteros.
Por el mismo lado del cuadro de Nadal y Djokovic está el británico Andy Murray, que está jugando su mejor tenis en arcilla y que no conoce la derrota desde que se casó en abril. También aparece en la misma zona el español David Ferrer, finalista en 2013 y un asiduo a las instancias finales de los Grand Slam.
El sorteo juntó mucha pólvora en la parte alta del cuadro, pero Federer, segundo del ranking, no tendrá un camino de rosas en la parte baja. Junto al suizo aparecen hombres como su compatriota Stanislas Wawrinka, el japonés Kei Nishikori y el checo Tomas Berdych.
"Tengo la oportunidad de llegar muy alto", dijo Federer, que tiene su cuenta de grandes parada en 17 desde Wimbledon 2012. "Lo alto que llegue dependerá de mi nivel de juego".
Si el cuadro masculino no tiene un favorito por encima del resto, en la rama femenina ocurre lo contrario con Serena Williams. La estadounidense, indiscutible número uno, quiere alzar su vigésimo Grand Slam y quedarse a tan sólo dos del récord de 22 de la alemana Steffi Graf.
Sus grandes rivales son la rusa Maria Sharapova, defensora del título, la checa Petra Kvitova y la rumana Simona Halep.
Por Ignacio Encabo/DPA