Manifestantes de Hong Kong lanzan ultimátum a China
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Los estudiantes se sienten frustrados y olvidados por el gobierno de Hong Kong.
Hong Kong, China.- Los líderes de la protesta en Hong Kong amenazaron hoy con ampliar las manifestaciones a partir del jueves si hasta entonces no se cumplen sus demandas de una mayor democracia.
"Nos enfrentamos a tres opciones posibles. La primera es ampliar las áreas de protesta en la ciudad, la segunda convocar a una huelga y la tercera ocupar un edificio gubernamental", dijo el secretario general de la Federación de Estudiantes, Alex Chow.
El líder del movimiento "Occupy Central", Chan Kin-man, apoyó las demandas de los estudiantes e insistió en la renuncia del gobernador de Hong Kong, Leung Chun-ying.
"Sólo entonces podremos elegir a un nuevo gobierno y reiniciar el proceso de reformas políticas", dijo Chan.
Ambos grupos quieren movilizar a decenas de miles de personas para que salgan a las calles mañana miércoles, cuando se celebra el Día Nacional de China.
El jefe de gobierno de la ciudad Leung había llamado antes a los manifestantes a acabar con la protesta "de inmediato".
Los estudiantes de Hong Kong se movilizan
Los estudiantes se sienten frustrados y olvidados por el gobierno de Hong Kong. Pero creen firmemente que si permanecen unidos podrán cambiar el futuro de la región administrativa especial.
Llevan a sus espaldas varios días de agotadoras protestas. A la vista de la tensa situación, se ha convocado una reunión de crisis a última hora. Son las 23:00 hora local y no queda un centímetro libre en la avenida del campus de la Universidad China de Hong Kong.
Pero, ¿quiénes son estos estudiantes? Hace sólo un par de semanas sus conversaciones giraban sobre todo en torno a los estudios extranjeros, las fiestas o la vida universitaria. Muchos reconocen que la política no les interesaba tanto. Pero ahora divulgan mensajes políticos y visten camisetas en las que se lee "Freedom-Now!" (Libertad ahora).
Los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes y el empleo de gas lacrimógeno en la noche del domingo los ha indignado. "¿Deberíamos rendirnos? ¡No!", gritan con confianza.
La palabra Tiananmen se escucha varias veces. Apenas eran bebés, o ni siquiera habían nacido, cuando se produjo la dura represión del movimiento prodemocrático de 1989 en China. Pero la masacre de la plaza de la Puerta de la Paz Celestial está siempre presente, y temen que las protestas de Hong Kong puedan terminar también de forma sangrienta.
"Ahora la situación es demasiado grave", opina Tsz Chin Chow. Democracia, libertad, derecho de voto universal: eso es lo que necesita Hong Kong. Esta estudiante habla de problemas sociales, de la brecha entre pobres y ricos. Sabe que se trata de su futuro, de su puesto de trabajo y, más adelante, de la vida de sus hijos. "El mayor problema es el gobierno y sus malas políticas", afirma. Y se pregunta si el gobernador de Hong Kong, Leung Chun-ying, no piensa nunca en el futuro de sus hijas.
Chow va vestida de negro, como todos los demás. Sólo los lazos amarillos de las activistas destacan como rayos de esperanza entre sus ropas oscuras. Cuando piensa en su futuro cercano, Chow sabe que después de terminar la universidad no le será fácil independizarse con su primer trabajo. Los alquileres son demasiado elevados y es bastante difícil poder formar una familia. Quizás nunca pueda cumplir en Hong Kong el sueño de tener su propio hogar.
Hace una semana, los estudiantes de la ex colonia británica se reunían en este mismo lugar bajo la luz del sol durante la huelga universitaria. Ahora esta reunión de crisis se celebra en la oscuridad. El discurso es agresivo, algunos están heridos y otros lloran. Y una y otra vez se preguntan: "¿en qué se ha convertido nuestro querido y pacífico Hong Kong?".
Muchos se han unido al boicot contra las clases, ahora ya ilimitado. Pero a pesar de ello se preocupan por su rendimiento académico, ya que valoran mucho la educación.
"Estudiamos en la universidad para luego poder poner nuestros conocimientos al servicio de la sociedad", explica Fung Sai Kit. "Pero sin unas condiciones democráticas esos conocimientos no nos sirven". Los ojos de este joven de 19 años están irritados por el gas lacrimógeno. Lleva tres días sin dormir y pasó medio día retenido en la comisaría de policía por haber entrado en la Plaza Cívica, ante la sede del gobierno.
Durante la reunión los estudiantes escriben sin parar con sus smartphones y tabletas y traducen al inglés y el español. "Difundan nuestros mensajes por todo el mundo", piden los representantes de la asociación estudiantil. Su perspectiva es internacional y va más allá de Hong Kong.
Una y otra vez tienen que pedir a los compañeros que no se conecten a Internet, para que funcione correctamente la conexión en vivo con las protestas en el distrito financiero de Central. Pero la conexión a Internet está saturada, ya que el ciberactivismo es muy importante para esta generación y les permite enviar nuevas informaciones segundo a segundo.
Se han criado de forma diferente a los chinos, y no quieren ser como ellos. A veces, los hongkoneses miran por encima del hombro a los chinos, a los nuevos ricos y turistas que llegan en riadas. El represivo sistema político de China los ha movilizado. "No queremos ser una segunda China bajo ninguna circunstancia", asegura Chow. Ese es su peor temor respecto al futuro de Hong Kong.
Por Larissa Lee Beck/DPA-Reportajes