"Lucha contra el terrorismo, excusa de EU para criminalizar migración"

México.- De los cuatro argumentos que los líderes políticos de Estados Unidos (EU) utilizan para reclamar mayores acciones dirigidas a reforzar su frontera sur, dos de ellos, el terrorismo y la violencia que ejercen células del crimen organizado del lado mexicano, sólo han servido para criminalizar y "disuadir" el ingreso ilegal de migrantes, sin que se demuestre que esas dos manifestaciones representan una amenaza seria para la seguridad interna de aquel país.

A esas y otras conclusiones llegaron este lunes un grupo de académicos, defensores, activistas y autoridades de gobierno, quienes se reunieron en la mesa redonda "Migración y Seguridad", organizada por la Oficina de la Fundación Ford para México y Centroamérica, en coordinación con el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo.

Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, por ejemplo, la posibilidad de que terroristas extranjeros pretendan cruzar la frontera por México, sólo ha generado un enorme aumento de la inversión en seguridad fronteriza por parte del gobierno de EU, pero en la práctica no se ha detectado a ningún integrante de algún grupo de la lista de organizaciones extranjeras del Departamento de Estado.

En el caso de la violencia ejercida por grupos criminales, se desprende que mientras en 2010 hubo localidades fronterizas del lado mexicano que registraban cifras de 96 homicidios por cada 100 mil habitantes, el promedio nacional en EU era de 3.6 homicidios por cada 100 mil, lo que demuestra que las poblaciones fronterizas en ese país se encontraban experimentando las tasas de criminalidad más bajas en décadas y que la violencia nunca brincó hacia ellos.

Los otros dos argumentos de los líderes políticos para reclamar mayor seguridad en la franja fronteriza, tienen que ver con el tráfico de drogas y la migración descontrolada, renglones en los que si bien se han logrado avances significativos, éstos se encuentran relacionados con otro tipo de fenómenos sociales y que no necesariamente están vinculados al 100 % con el reforzamiento de su frontera.

Adam Isacson, coordinador del Programa de Políticas de Seguridad Regional de la Oficina de Washington para Latinoamérica y uno de los especialistas de la mesa, señaló que mientras de 2005 a 2010 las incautaciones de drogas provenientes de México, como es la heroína, se incrementaron en más de un 297%, en las calles de EU la sustancia seguía fluyendo y sus precios se mantenían estables, lo que evidenciaba que no existía escasez de esa droga y que los grupos del narcotráfico seguían operando abiertamente, pero sin los niveles de violencia que ejercían en México.

En el caso de la detención de migrantes, también se habla de una reducción en las capturas de un 61% por parte de la Patrulla Fronteriza. En esta disminución, sin embargo, han influido fenómenos como la crisis económica y los riesgos que viven los migrantes en su paso por México-donde organismos de los derechos humanos han documentado cientos de secuestros y extorsiones cometidos por autoridades y células del crimen organizado.

"Los países de destino (de los migrantes) tienen una política errónea sobre el tema de la migración, porque lo tratan como un tema de seguridad y no debe ser así", aseguró por su parte Louise Arbour, ex Alta Comisionada de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y otra de las especialistas de la mesa, quien junto a los otros participantes solicitó la implementación de diálogos públicos que permitan entender las causas que están provocando las violaciones de los derechos humanos de los migrantes, pero además la puesta en marcha de políticas públicas para atender este fenómeno "basados en evidencia y no en creencias, como actualmente sucede".

Mario Bronfman, representante para la oficina Regional para México y Centroamérica de la Fundación Ford, calificó como una paradoja que aun cuando existen más organizaciones defendiendo los derechos de los migrantes, las violaciones se estén incrementando.

"Esta paradoja nos sugiere que los esfuerzos mencionados se ubican en el terreno de los síntomas del problema, más que en el de las causas del mismo", dijo.



Aquí algunos datos relevantes ofrecidos por los participantes durante el foro:

El incremento de las medidas coercitivas en El Paso y San Diego ha provocado que la migración se incremente en el Sector de Tucson, una zona de desiertos peligrosos, así como en otras áreas remotas en el sudeste de California y el occidente de Texas. El resultado ha sido una silenciosa pero alarmante crisis humanitaria: el número de migrantes que mueren cada año por deshidratación, exposición a la hipotermia o ataques de animales se ha multiplicado exponencialmente en la última década.

De acuerdo con estimaciones de la Patrulla Fronteriza de los EU, se calcula que cada año mueren entre 300 y 400 migrantes en su trayecto a través del desierto; esta cifra se ha mantenido constante desde el año 2000. La Secretaría de Relaciones Exteriores de México reporta cifras incluso superiores: entre 370 y 830 muertes por año.

De acuerdo con los reportes de diversas organizaciones de derechos humanos, los abusos que tienen lugar durante la custodia (detención) de migrantes incluyen golpizas, denegación de alimentos, largos periodos de confinamiento en posiciones incómodas, robo de pertenencias y deportación a ciudades inseguras y poco conocidas, a mitad de la noche.

En 2011, la organización No More Deaths (No Más Muertes), con sede en Arizona, publicó el reporte titulado A Culture of Cruelty (Una cultura de la crueldad), el cual presentó los resultados de más de 4 mil entrevistas con 12mil 895 individuos que estuvieron bajo custodia de la Patrulla Fronteriza. El 10% de los entrevistados reportó abuso físico.

La agenda migratoria en México debe mucho a la expresión de las preferencias de política pública del Gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, esta expresión de preferencias no ha tenido lugar a través de una presión abierta o de la imposición. Por el contrario, Washington ha promovido que México considere la migración desde un punto de vista de seguridad por medio de la combinación de incentivos políticos y diplomáticos y la instrumentación de programas de asistencia.

La diplomacia estadounidense también ha sugerido que México destine más recursos de seguridad a su frontera con Guatemala y Belice. Esto incluye 14 millones de dólares en equipos biométricos donados por los Estados Unidos en tres puntos de inspección existentes en la frontera México - Guatemala.

De acuerdo con reportes de la Comisión Nacional de Derecho Humanos (CNDH), en México cada año son secuestrados y extorsionado alrededor de 22 mil migrantes en tránsito. Entre septiembre de 2008 y febrero de 2009, la CNDH documentó 9,758 secuestros de migrantes, y entre abril y septiembre de 2010 hizo lo propio con 214 secuestros que involucran a 11mil 333 víctimas. El reporte explica que mil 456 víctimas fueron amenazadas a punta de pistola o golpeadas con armas, palos y otros objetos. Es probable que estos secuestros dieran por resultado ganancias anuales de más de 50 millones de dólares anuales.

De acuerdo con el mismo reporte de la CNDH, aproximadamente 55% de los secuestros tienen lugar en los estados del sur como Chiapas, Tabasco, Veracruz y Oaxaca; el 12% en los estados del norte, y un uno por ciento en los estados centrales. El 32% de las víctimas restantes no pudo identificar el lugar en el que fueron secuestradas.

Los defensores de los derechos de los migrantes no han estado exentos de ataques: entre 2004 y 2011 los diversos refugios de migrantes documentaron 62 agresiones en contra de sus trabajadores, incluyendo amenazas de muerte, allanamientos forzados, robos e intervención de líneas telefónicas.