Los Vaqueros sorprenden; Bill Bates analiza la campaña que lleva su exequipo
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El reconocido defensivo en la década de los 80 y 90 realizó una visita a la Ciudad de México; se congratula que Dallas tenga marca de 6-1
México, DF. El Loco Bill Bates, jugador que fue la imagen del orgullo de ser Vaquero en las peores temporadas de Dallas, no deja de sorprenderse como todos los aficionados a la NFL por la buena marca del equipo de la Estrella Solitaria, que va con 6-1 en 2014.
Wow, vamos a mantener los dedos cruzados para que sigan así. Han tenido una gran temporada y espero que sigan así y, obviamente, lleguen al Super Bowl, pero estamos a medio camino apenas, dijo Bates, de visita en la Ciudad de México.
Bates sabe que el rival a vencer en primer lugar son las Águilas de Filadelfia, que comparten la División Este de la Conferencia Nacional y tienen un récord de 5-1.
Por ahora las Águilas son el rival a vencer y están jugando muy bien también, esa división con las Águilas, los Gigantes (Nueva York) y los Pieles Rojas (Washington)... ¡Vamos! Es una gran batalla y siempre ha sido igual, apuntó el exjugador de la NFL, quien ve un duro camino de cara al posible arribo de los Vaqueros a un Super Bowl por primera vez desde 1996.
La NFL tiene juegos y equipos muy complicados, por eso la liga tiene tantos aficionados, porque en cada juego no sabes quién va a ganar.
Éste es el tiempo de volver a llegar a un Super Bowl y tienen que regresar y la clave es correr el balón, y correr el balón, y correr el balón, ten un buen quarterback y un pateador que haga buenos los goles de campo, agregó quien fuera safety y parte de los equipos especiales.
Bates llegó a los Vaqueros en 1983 y se retiró en el mismo equipo luego de la temporada de 1997, por lo que le tocó vivir las temporadas de penurias, incluida aquella de 1-15 en 1989 y posteriormente obtuvo los tres títulos en la década de los 90.
En otras palabras, Bates tuvo como coaches a dos legendarios entrenadores: Tom Landry y Jimmy Johnson.
Son como la noche y el día. Muy diferentes. Los dos eran grandes motivadores, pero lo hacían de diferentes maneras. Para mí jugar con los Vaqueros fue un sueño hecho realidad.