La cultura es necesaria, pero no siempre es rentable
COMPARTIR
TEMAS
Es preciso que el Estado invierta en el rubro, pero sin que se le trastoque, violente o contamine, indican especialistas.
México.- Una de las reflexiones más polémicas acerca de la relación entre el Estado y los creadores tiene que ver con el apoyo que éstos reciben para el desarrollo de manifestaciones artísticas y culturales, ya sea de manera individual, mediante las becas, o colectiva, a través de las llamadas industrias culturales.
Un debate que ha crecido después de las recientes modificaciones a la convocatoria del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), en la que algunos becarios han manifestado su desacuerdo ante los cambios sin consultar a la comunidad afectada.
Desde la perspectiva del economista Ernesto Piedras, cuando se habla de cultura, de dinero y economía, no se ha hecho un estudio, ni en México ni en otras partes del mundo, sobre las diferentes formas que adquiere la cultura.
"Hay una cultura que es rentable, susceptible de operar por mecanismos de mercado. Cómo la apoyas: con capacitación, con fondos productivos, lo que ya se está haciendo; pero la mayor parte de la cultura no tiene el componente de rentabilidad, de un retorno positivo a las inversiones, aunque es socialmente necesaria y deseable. Aquí es donde la economía pierde capacidad de explicación", dice el autor del libro ¿Cuánto vale la cultura? Contribución económica de las industrias protegidas por el derecho de autor en México.
En ese sentido, la directora del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), Irma Caire, opina que el Estado sí debe apoyar a la cultura por un hecho alejado de cualquier polémica: "La cultura es parte fundamental del desarrollo de un país. Es uno de los pilares de un país, de su identidad, de lo que es el crecimiento espiritual de una nación. Todos los ciudadanos tenemos el derecho a la cultura y, por ende, el Estado tiene que apoyar a la creación".
De acuerdo con el escritor y promotor cultural Antonio Calera Grobet, es tiempo de hacer un análisis semántico del tema antes de pensar el asunto, bajo la premisa de que el Estado no apoya como tal a la cultura.
"La cultura es eso raro que nos constituye: se crea, se engulle, se transmite y muta dependiendo de factores que no están ni al alcance de cualquier dios. El Estado en todo caso en lo que apoya o debería hacerlo es en crear una serie de mecanismos para que se le deje libre, en estado natural, que no se trastoque, violente, contamine y mate."
En ese balance, sobre la pregunta de si el Estado debe de apoyar la cultura, la respuesta es más conceptual, porque como tal debiera más cuidar que no muera o que, incluso no contribuya en su desaparición; pero ante el cuestionamiento sobre si debe apoyar a la creación, ahí la respuesta cambia, aunque lo más importante sea acotar esos estímulos, en especial porque las autoridades "no siempre las traen consigo para determinar los mojones que delimitan lo que es o no arte.
"Generalmente mueven sus ideas dependiendo de coyunturas políticas poco afortunadas, poco favorables para el arte mismo. Otra acotación: apoyar el arte no significa cooptar artistas o proponer como artistas a los que no lo son, dependiendo de dichas coyunturas."
Una de las certezas de Ernesto Piedras es que toda la cultura es responsabilidad del Estado, pero como un concepto que engloba a sociedad, instituciones, individuos y gobiernos: una se puede atender por mecanismos de mercado, pero buena parte de la cultura, no, y si la dejamos a la deriva, "podemos lastimarla mucho y si confundimos la que es de mercado con la que no, también la lastimaríamos.
"En economía, cuando una comunidad o un país tienen ventajas comparativas o competitivas, se dice que se dedique a eso, porque al intercambiarlo con el resto del mundo va a acabar con más bienes, con más satisfactores: la cultura no es intercambiable, si es rentable, es un tema que debe atenderse, pero la cultura tiene que seguir adelante."
En ese aspecto coincide la directora del Fonca, Irma Caire, para quien lo que hace el Estado sólo es un estímulo, una serie de posibilidades que se abren desde todas las instituciones de cultura, pero al final "se apoya y fomenta la creación artística como uno de los alimentos más importantes para los habitantes del país, como lo es la cultura".
El PIB en el arte
Los números en torno a la cultura y el arte no suelen actualizarse como en otros sectores de la vida pública; la primera cifra viene de 1998, a cargo del equipo de especialistas encabezado por Ernesto Piedras, en el que se hablaba de que las manifestaciones artísticas y culturales representaban 6.7 por ciento del producto interno bruto (PIB).
En 2003 ya medía 7.3 por ciento y cifras preliminares de 2008 reflejan la misma cifra, aunque "lo más interesante es que crece, pero también llama la atención el componente de economía sombra, la parte no medida por la estadística oficial: en 1998 era menos de 1 por ciento y hoy es casi de 3 por ciento", explica el economista.
Esa economía sombra se refiera a la transmisión digital de contenidos audiovisuales, escritos, de audio o de video que "estadística y cuantitativamente se nos está haciendo invisible, no la estamos midiendo", advierte Ernesto Piedras.