Jorge Viladoms traza un puente entre Suiza y México a través de la música
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"Nunca he tocado en México ni en ningún otro sitio de Latinoamérica, aunque me gustaría hacerlo", confesó a EFE Viladoms
Ginebra, Suiza.- Un inicio tardío en el mundo de la música no ha impedido al pianista mexicano Jorge Viladoms convertirse a los veintisiete años en profesor de conservatorio y reconocido pianista en Suiza, donde mañana ofrecerá un concierto a través del cual intentará trazar lazos entre su país natal y adoptivo.
"Nunca he tocado en México ni en ningún otro sitio de Latinoamérica, aunque me gustaría hacerlo", confesó a EFE Viladoms, quien opinó que el concierto que ofrecerá mañana en la jornada de puertas abiertas de la ONU en Ginebra lo acercará un poco a ese sueño.
En este recital en el Palacio de las Naciones, al que acude invitado por la Misión de México ante la ONU, hará un guiño a sus raíces a través de la interpretación de la Sonata Nº2 del mexicano Federico Ibarra, "una obra con colores muy especiales", que confiesa, interpretará "con mucho orgullo" en una sala con un aforo de 2.000 personas.
"El hecho de darles a Suiza y a la ONU un cachito de México con una obra de este compositor puede ayudar al país a demostrar que tenemos compositores de muchísima calidad", opinó.
Tras esta toma de contacto con México, el pianista tiene previsto tocar por primera vez en su país natal a principios del próximo año, cuando espera realizar una pequeña gira que lo lleve a Durango, Torreón, Guadalajara y Ciudad de México.
Viladoms empezó a tocar el piano a los quince años con una profesora particular en México, unas lecciones que se prolongarían durante tres años hasta que, a los dieciocho, decidió marchar a Suiza, donde hoy es un reconocido pianista y acaba de crear una fundación para ayudar a niños mexicanos.
"En casa teníamos un piano de cola que había heredado mi padre y a veces yo lo tocaba como afición, pero lo hacía muy poco porque quería ser escritor", explicó el joven intérprete, quien aseguró que su interés por la música se despertó tras la muerte de su padre cuando tenía catorce años.
Viladoms confesó que durante aquellos tres años en que tomó clases en Puebla era "un terrible estudiante".
"Estudiaba quince minutos al día o una hora antes de la clase", recordó entre risas.
Para Viladoms fue una especie de casualidad convertirse en pianista profesional, ya que, por "azares de la vida", acompañó a su hermano a Suiza, donde éste iba a estudiar, y él acudió al conservatorio de Lausana para realizar una prueba.
"Por suerte después de escucharme les gusté y me admitieron en el conservatorio, allí me di cuenta de que la música era lo mío. En una clase del profesor Pierre Goy aprendí a interpretar la música", rememoró.
El pianista relató cómo durante su época de estudiante trabajaba "donde podía" para poder subsistir y, aunque desde muy pequeño sintió la necesidad de ayudar a las personas más desfavorecidas de México, no pudo hacerlo hasta que obtuvo su puesto de trabajo en el conservatorio.
"Mi madre siempre ayudaba a los pobres en México y yo quería hacer lo mismo. Siempre había pensado en crear una fundación, pero no pude hacerlo hasta que tuve seguridad financiera", agregó.
La fundación de Viladoms, "Crescendo con la música", tiene como objetivo acercar la música a la escuela pública mexicana, un reto que el pianista intenta cumplir destinando a la fundación la recaudación de sus conciertos.
"En los conciertos siempre digo que lo recaudado en la venta de entradas se destina a una fundación que pretende dar acceso a la música en la escuela obligatoria mexicana. Después de los conciertos muchas personas hacen donaciones o entregan instrumentos para el proyecto", contó el mexicano.
Preguntado por las iniciativas de orquestas infantiles en Venezuela, Viladoms las consideró "un movimiento muy importante", aunque agregó que su intención no es crear orquestas, sino facilitar el acceso a la música en la escuela obligatoria.
"Dar a los niños otra perspectiva de futuro que vaya más allá de los problemas diarios de supervivencia aunque al final no vayan a ser músicos" es el objetivo del proyecto de Viladoms, que se pondrá en marcha en una escuela de Guadalajara en septiembre de 2013, y que después pretende extender a todo el país en incluso a otros de Latinoamérica.
Con su propuesta, Viladoms quiere conseguir un cambio en la formación musical mexicana y quizás contribuir a que por las calles de México se pueda "oler la música clásica" igual que, según él, se respira en las de Europa.