Isinbáyeva regresa a casa tras cinco años de exilio
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Isinbáyeva entró hoy a formar parte del club atlético Dinamo, el primer paso en el retorno de la pertiguista a sus orígenes.
Moscú, Rusia.- La zarina de la pértiga, la rusa Yelena Isinbáyeva, regresó hoy a su ciudad natal, Volgogrado, tras más de cinco años de exilio, para entregarse en los brazos de su descubridor, Yevgueni Trofímov, y recuperar la senda del triunfo.
Isinbáyeva entró hoy a formar parte del club atlético Dinamo, el primer paso en el retorno de la pertiguista a sus orígenes, de los que se apartó siguiendo el consejo de su ídolo, el ucraniano Serguéi Bubka.
La forma en la que la rusa dejó prácticamente tirado a Trofímov, con el que logró 18 récords del mundo en apenas dos temporadas (2004 y 2005), le ha perseguido desde entonces como un pájaro de mal agüero.
Desde que decidiera instalarse en Mónaco y entrenarse en Formia (Italia), Isinbáyeva logró nueve récords mundiales, cinco en pista cubierta -todos en Donetsk- y cuatro al aire libre, en cinco temporadas bajo las órdenes del búlgaro Vitali Petrov, quien entrenó a Bubka.
Además, se proclamó campeona olímpica en Pekín (2008), mundial al aire libre en Osaka (2007), en pista cubierta en Moscú (2006) y Valencia (2008), y continental bajo techo en Madrid (2005) y al aire libre en Gotemburgo (2006).
No obstante, según todos los expertos, su progresión, que parecía imparable, se frenó en seco, hasta el punto de que el pasado año incluso se retiró provisionalmente del atletismo durante varios meses.
Isinbáyeva tomó esa decisión tras no lograr ningún saltó válido en los Mundiales al aire libre disputados en 2009 en Berlín y quedar en cuarto lugar en los Mundiales bajo techo de Doha de marzo de 2010.
Trofímov, que tardó en olvidar la traición de su pupila, culpó directamente a Petrov del estancamiento de la campeona olímpica, por permitir que se le subiera la fama a la cabeza y dejar que fuera ella quien dictara las reglas.
"El entrenador debe mandar. Cuando el entrenador empieza a escuchar los deseos de la deportista porque ella es legendaria, es una estrella, entonces ocurre lo que estamos viendo", opinó.
En su opinión, "todo eso influyó en la técnica de salto. Los saltos de Yelena se volvieron pesados y perdió el dinamismo y la capacidad de vuelo, que le diferenciaban del resto. La situación en la que se ha visto Isinbáyeva, era previsible".
"Es un stradivarius y la tocan como si fuera una balalaika (mandolina)", aseveró.
En todo caso, aseguró: "Es muy pronto para enterrar a Yelena. Ella ya saltaba 5,05 metros en mayo de 2005. Todo depende de cómo la dirija el entrenador. Según mis previsiones, ella puede saltar 5,15-5,20 metros. Por lo menos, así lo planifiqué yo. Desgraciadamente, no me dejaron escribir esa historia", apuntó.
Trofímov llegó a decir que era imposible que volviera a entrenar a Isinbáyeva, más aún después de que en una entrevista televisiva ésta cifrara en "unos ocho" los récords mundiales establecidos bajo sus órdenes.
Cuando ambos se reencontraron en Volgogrado hace un par de años, Trofímov le entregóuna nota con la lista detallada de los 18 récords mundiales marcados por la pertiguista durante los ocho años que entrenaron juntos.
"Hola, Yelena. Aquí tienes esta lista para refrescarte la memoria", señaló.
En ese momento, pocos pensaban que Isinbáyeva regresaría con Trofímov, pero el virus que cogió la rusa antes de los Europeos de París, a los que llegaba con la mejor marca del año, acabaron con la paciencia de la pertiguista.
"Me reuní con mi primer entrenador y le dije que quería volver con él. Lo hablamos largo y tendido y decidimos trabajar de nuevo juntos. Trofimov es muy orgulloso. Pensé que no me aceptaría. Por eso, estoy muy contenta. Ya hemos trazado los planes de futuro", dijo.
Ahora, el objetivo es recuperar el tiempo perdido con vistas a proclamarse campeona en los Juegos Olímpicos de Londres (2012) y en los Mundiales de Moscú (2013), tras lo que Isinbáyeva se retirará para formar una familia.
"Preparar esas competiciones será mucho más cómodo en casa. Quiero entrenar en Volgogrado y estar con mi familia y amigos", dijo recientemente.
Al respecto, Trofímov señaló que Isinbáyeva está lesionada y que ahora lo principal será que se recupere y después "comenzar a preparar los Mundiales de Daegu".
"Volveremos a la antigua técnica de salto. Los resultados no tardarán en llegar", sentenció.
No obstante, no todo será un camino de rosas en su regreso a Volgogrado, ciudad que carece una pista de atletismo en condiciones.
"A petición mía, Román Abramóvich (el magnate ruso dueño del Chelsea) ha asignado 80 millones de rublos para la reparación (de la pista). El primer tramo de 20 millones de rublos ya ha sido transferido", señaló.
Isinbáyeva, quien no piensa volver a la competición antes de junio, añadió que "pronto hará calor y se podrá entrenar al aire libre" en su añorada Volgogrado.
Por lo que parece, para superar los 35 récords mundiales de Bubka, Isinbáyeva ha tenido que alejarse del ucraniano, que en su momento fue pionero al dirigir personalmente su carrera deportiva, y regresar a casa.