El tornado sigue en la mente de los acuñenses
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Las noches, dice María del Rosario, son turbulentas, tristes. Miro y no lo asimilo, pienso en qué momento se acabó todo. Ya no tengo mascota. No tengo nada, luego pienso si podría venir otro tornado. Y se echa a llorar, trémula
Acuña. María del Rosario Gómez está viva. Pero quién dice que es vida despertarse por las noches, sudando y gritando de miedo. Así han sido las últimas noches desde que vivió el paso del tornado en Acuña, el que le dejó su casa llena de huecos, de boquetes, sin muebles, sin nada.
Las noches, dice María del Rosario, son turbulentas, tristes. Miro y no lo asimilo, pienso en qué momento se acabó todo. Ya no tengo mascota. No tengo nada, luego pienso si podría venir otro tornado. Y se echa a llorar, trémula.
La habitante de Santa Rosa, una de las tres colonias más afectadas, tiene ganas de llorar. Por momentos siente que una ventana se va a abrir y va a entrar un viento con la fuerza de locomotora. Me abrazo a la almohada, me despierto a las 3 de la mañana. Pienso que está lloviendo cuando no, me asomo a la ventana y siento el nervio.
La psicóloga María Oralia Cuéllar, asegura que hay decenas de casos de sobrevivientes como María del Rosario que están sufriendo algún tipo de trauma por el paso del tornado. Los principales casos son de estrés postraumático. Quizás como el de María.
La psicóloga cuenta el caso de una familia que a pesar que ya han pasado más de 48 horas, entran en crisis y se les tiene que apoyar con terapia de contención; sin embargo, agrega que al platicar resurgen emociones, sensaciones físicas y por ende les provoca diferentes tipos de síntomas somáticos, esencialmente dolores en el cuerpo.
Sin embargo, oficialmente la Secretaría de Salud únicamente tiene contabilizadas 24 atenciones por crisis psicológicas, aunque personal visita las casas para hacer encuestas sobre la salud emocional. El secretario de Salud, Héctor Mario Zapata, comenta que muchos de los casos de estrés postraumático se dieron porque familias enteras se refugiaron en el baño cuando todo lo demás voló. Dice que los niños son los más afectados, aunque cree que quienes perdieron a un familiar por estas condiciones, resultarán los más dañados.
La especialista María Oralia Cuéllar afirma que la gente que se vio afectada requiere de la atención psicológica, aunque admite que no todos se van a acercar. Sabemos que es en base al evento traumático que vivieron en casa y dada la experiencia entran en crisis al recordar el evento: manos temblorosas, se frotan las manos. Crisis de ansiedad, estrés postraumático, apunta la especialista.
Y sí, depende de cada caso. El hijo de Irene Rodríguez se levanta por la noche y grita: ¡Mamá, ayúdame!... agárrame. Lo mismo gritaba hace unos días, cuando el tornado revolcó a su familia y se quería tragar a su hermana mientras él se aferraba a la pierna de ella. Su hijo, José Luis, tiene 15 años. El trauma no discrimina edad.
Yo me levanto del susto con cualquier ruedito. Todo el quebradero de vidrios que escuchamos. Los muebles encima de nosotros todo nos tiene asustados, comenta. Hace un par de días, cuando existía una nueva alerta de tornado, Irene volteaba al cielo a cada rato. Temblaba. Se estremecía.
La psicóloga refiere que mucha gente lo padece pese que no tienen conciencia de ello. Dice que cuando se adentran en la experiencia, resurgen las emociones y los sobrevivientes hablan del temor, miedo. Adolescentes y niños lo expresan más, mucho temor, inseguridad. Muchas casas fueron arrolladas y tienen miedo quedarse dentro de otra casa.
Aunque depende de cada caso y persona, la psicóloga refiere que en ocasiones es necesario la terapia para que los afectados salgan adelante. El primer día había mucha gente afectada; subimos a las colonias y estaban con sus crisis nerviosas. El tornado sigue en la mente de los acuñenses.