"El Cordobés", 75 años del "beatle" del toreo
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"El Cordobés", Manuel Benítez Pérez, cumple 75 años de una vida intensa: torero controvertido y poco ortodoxo, símbolo del mundo taurino en los sesenta.
Madrid, España.- Tranquilo, pero a la vez inquieto y, como siempre, extravagante; con la madurez de una vida intensa y cambiante: de la más absoluta miseria a la cumbre del éxito. Todo a base de sudor, y mucha personalidad, fue ídolo de masas. El primer español universal de mediados del siglo veinte. El primer torero "mediático". Un genio revolucionario, el "beatle" del toreo.
Así fue y sigue siendo Manuel Benítez, que a sus setenta y cinco años vive retirado en su Córdoba natal donde es feliz, con su naturalidad innata, alegría contagiosa y con ese punto de locura que siempre lo caracterizó.
NIÑEZ DE MISERIA Y PICARESCA
Un carácter forjado desde el mismo día que nació: el 4 de mayo de 1936 en Palma del Río (Córdoba). Eran tiempos muy difíciles, y Manuel era el benjamín de una familia muy pobre de cinco hermanos.
Muy pronto, con tan sólo cuatro años, sus padres fallecieron, por lo que tuvo que vivir hasta los nueve en un orfanato donde lo único que aprendió fue la picaresca propia de un niño que debía ganarse la vida para sobrevivir.
Su hermana mayor, Angela, fue su verdadera madre. El joven Benítez trabajó mucho en el campo. Pero un día, cansado de tanta crudeza, y con el orgullo herido de ver a su hermana trabajar tanto, vio en el toreo su posible "salvación".
SUS DUROS INICIOS
Noches furtivas colándose en las fincas ganaderas de la región, donde ataviado únicamente con un trapo citaba a escondidas a los animales bravos que allí pastaban sin ningún conocimiento. Allí, a la luz de la luna, Manuel comenzó a soñar el toreo.
Los inicios no fueron fáciles. A los numerosas cogidas sufridas, se sumaban también as muchas palizas de los mayorales cuando le pillaban "infraganti" en los "cerraos", amén de tantas noches preso en por este motivo.
NUEVA VIDA GRACIAS AL "PIPO"
A finales de los cincuenta decide marchar a Madrid, donde compaginaba su trabajo como peón de albañil con sus andanzas como "maletilla" (aprendiz de torero), anunciado entonces como "El Renco", sin ningún éxito reseñable.
Después de cumplir el servicio militar, su futuro en el toreo era cada vez menos esperanzador. Pero justo cuando a punto estaba de dejarlo todo para emigrar a Francia apareció la persona que cambiaría por fin su devenir: Rafael Sánchez "El Pipo".
"El Pipo" puede considerarse como su descubridor, el primer apoderado que tuvo, un hombre genial que supo explotar ávidamente la faceta novelesca, de fácil impacto popular, de la vida de Manuel Benítez.
Gracias al "Pipo" y su magistral campaña publicitaria el nombre de "El Cordobés", que así empezó a llamarse en los carteles, comenzó a conocerse por toda España.
Se decía que de novillero ganaba más dinero que el mismo "Manolete" de matador de toros.
No era buen torero -comentaban los 'puristas' de entonces-, ayuno de técnica y conocimientos, pero tenía algo especial que producía un misterioso magnetismo con la gente. Su cara de pillo con aquel flequillo que le tapaba medio rostro, o tal vez por el valor insensato que demostraba en el ruedo. Esos fueron sus reclamos.
TORERO DE MASAS Y MEDIATICO
"El Cordobés", gustara o no, a comienzos de los sesenta era una máquina de producir dinero. Su presencia constante en prensa, revistas, radio o incluso en el cine -rodó dos películas: "Aprendiendo a morir" (1962) y "Chantaje a un torero" (1963) -, provocó que Manuel Benítez se convirtiera en un ídolo.
Tanto, que en 1961 participó junto al rejoneador Alvaro Domecq y "El Litri" en un festival en el Palacio de El Pardo, sede de la Jefatura del Estado, bajo la presidencia del mismísimo general Franco.
Fue además hombre récord: el primero en cobrar un millón de pesetas por su confirmación en Madrid, el 20 de mayo de 1964, evento que congregó además a diez millones de espectadores por televisión. Sin embargo el festejo quedó truncado por la grave cornada que sufrió por su primer toro, estampa que dio la vuelta al mundo.
Su figura fue creciendo a pasos agigantados, toreando más cien corridas por temporada. Su fama fue tal, que en 1967 le fue concedida la Medalla al Mérito Turístico por el Ministerio de Información y Turismo.
SUS RETIRADAS
En 1972 llegó su primer adiós de los ruedos, drama para partidarios y empresarios, conscientes de la gran cantidad de dinero que iban a perder.
Siete años después decide volver, pero ya no fue igual. La edad pesaba y sus éxitos decrecieron. Dos años duró su segunda etapa en activo, hasta 1981, cuando el impacto de la muerte de un espontáneo en la plaza de toros de Albacete supuso su nueva retirada.
Retornaría, no obstante, en 1995 para torear dos tardes con "Jesulín de Ubrique", después de diez años jugando al despiste con posibles reapariciones. En 2007 quiso volver también para dar la alternativa a su hijo Julio Benítez, pero finalmente no se consumó.
Prefirió permanecer tranquilo, en su Córdoba, junto a su familia, lejos de los ruedos pero siendo el mismo Cordobés de siempre, llamado "V Califa del Toreo".
DESTACADOS:
* Se decía que de novillero ganaba más dinero que el mismo "Manolete" de matador de toros.
* Fue un hombre récord: el primero en ganar un millón de pesetas por la tarde de su confirmación en Madrid.
* En 1967 le fue concedida la Medalla al Mérito Turístico por el Ministerio de Información y Turismo.
* Se podía dudar sobre la capacidad torera del "Cordobés", pero no sobre su categoría y significación en el mundo taurino de los 60.