El bullying, evolucionado gracias a la tecnología
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De los apodos inocentes a las golpizas filmadas en el celular. La transformación del bullying obedece al mundo tecnológico
Alrededor de los años 70, el bullying o acoso entre iguales era conocido como el "agarrarse a alguien de puerquito".
En ese entonces, bromear y reírse de los compañeros o amigos era una actividad hasta recreativa que tendía a ejercitar estrategias de ataque y defensa. El "puerquito" tenía la oportunidad de defenderse durante el día escolar y lo apoyaban sus amigos y familiares, pero al salir del colegio, se dejaban estas agresiones en la escuela.
Hoy día, este acoso continúa y parece que no se detiene. Por ejemplo, las redes sociales, como el Facebook y los diversos chats son herramientas que muchos jóvenes usan para extender esa sensación de poder sobre otros.
Algunos buscan ventajas de empoderamiento y hasta prestigio social, en un marco muy teñido de un sadismo y satisfacción de impulsos agresivos narcisistas que lleva a los muchachos a vincularse como víctimas o como victimarios.
Hace 30 años, no se contaba con la sensación de poder que nuestros hijos experimentan hoy día cuando en dos segundos se comunican al otro lado del mundo por medio de un e-mail o una página personal.
Así mismo, los medios de comunicación, no tenían la tendencia amarillista a mostrar la crueldad que hoy escuchamos y observamos niños y adultos; y la gente en la calle procuraba el cuidado y protección de los niños e hijos de otros sin temor a que esto representara una represalia por "meterte en lo que no te importa."
Cuando se reflexiona al respecto, muchos se preguntan, "¿qué está pasando? ¿cuándo se perdió el rumbo? ¿qué de diferente tienen los niños y jóvenes de hoy?
La respuesta es sencilla, aunque sus elementos son muy complejos, y va ligada a los grandes avances de la humanidad y al gran desconocimiento que se tiene sobre los efectos síquicos y emocionales que estos cambios y avances tecnológicos están teniendo en los más jóvenes e inmaduros.
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Hijos con poder
John Emerich Edward es un historiador y pensador liberal católico británico, que acuñó una famosa frase: Power tends to corrupt, and absolute power corrupts
absolutely o El poder tiende a corromper, pero el poder absoluto corrompe absolutamente. Para muchos padres no está claro. Sin embargo, uno de los errores más importantes en la formación de nuestros jóvenes, está ligado a una falta de habilidad del adulto para saber en qué momento y bajo qué circunstancias delega poder a su hijo.
Lo que está sucediendo en muchos hogares mexicanos, es que estamos poniendo en las manos de nuestra juventud, sin supervisión adecuada, herramientas
de poder que requieren de cierta madurez emocional, misma que nuestros hijos aun no alcanzan.
Metafóricamente hablando es como si le dieras a tu hijo de 8 años, la llave de un Ferrari para que lo conduzca a donde quiera, cuando el niño o joven aún no ha alcanzado la estatura mínima necesaria para que pueda hacer funcionar oportuna y adecuadamente los pedales de freno o aceleración.
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¿Cuál es tu proyecto?
El sistema económico, político y social bajo el que nos regimos, nos empuja a priorizar el tiempo para el trabajo y la obtención de dinero a fin de comprar bienes materiales, lo que ha ido en detrimento de la calidad y cantidad de tiempo que le dedicamos a la formación de nuestros hijos.
Muchos padres se excusan bajo la ridícula premisa de: "yo le doy calidad de tiempo a mis hijos más que cantidad". La verdad es que la gente que es exitosa en algo, es aquella que le dedica calidad y cantidad de tiempo a su proyecto, y desde el punto de vista de muchos humanos, los hijos deberían ser el proyecto más importante en la vida de una persona.
Por lo tanto, deberíamos dedicarles calidad y cantidad de tiempo para revertir esta tendencia violenta y narcisista que observamos en ellos.
Pero éste no es sólo un problema de los padres, también lo es de las instituciones educativas y de sus profesores, quienes en muchos casos (no en todos), tampoco han alcanzado la madurez emocional necesaria y la comprensión de los fenómenos síquicos que se juegan en el ejercicio de su profesión e idealmente de su vocación.
Si somos muy objetivos, en primerainstancia los padres, pero en segunda la escuela y los maestros son los más privilegiados en la vida de otros, ya que se encuentran en un lugar en el que pueden tener una valiosa y positiva influencia sobre la vida de los niños.
Y si somos más profundos aún, son las personas quienes podrían motivar a niños y familias con largas historias de sufrimiento y enfermedad emocional a generar un cambio radical y muy profundo.
El problema, es que eso requiere de vocación, amor a los semejantes, fortaleza interna, manejo sano del poder, trabajo en equipo, tolerancia a reconocer los errores propios, capacidad de reparar oportunamente y competencia emocional entre otras cualidades que no se pueden construir en poco tiempo.
Miguel Angel de León Miranda
Director del Centro de Atención y Educación Psicológica