Focos rojos, ¿cómo se apagan?
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De acuerdo con información proporcionada por el Instituto Nacional Electoral, en Coahuila existen al menos 128 secciones electorales, correspondientes a la demarcación territorial del Distrito Electoral V -con cabecera en la ciudad de Torreón-, que constituyen “focos rojos” de cara a la campaña y la jornada electoral del próximo mes de junio.
Las referidas secciones electorales forman parte de un listado mucho más amplio -que contiene casi 13 mil secciones en todo el País- y han sido ubicadas en la categoría de zonas de riesgo debido, entre otras razones, a la existencia de altos índices delictivos en dichas áreas.
En el caso específico de Torreón, el diagnóstico preliminar elaborado por el INE refiere que las secciones electorales ubicadas en las 10 colonias más conflictivas de aquella ciudad -entre ellas “La Durangeña”- representan un riesgo, dado que en ellas ni siquiera ha sido posible que los aspirantes a un cargo de elección popular realicen labores de proselitismo.
La pregunta obligada es, por supuesto, ¿qué tanto este riesgo, detectado por los responsables de organizar la elección de diputados federales, implica la posibilidad de que no se instalen casillas o que la jornada electoral no pueda llevarse a cabo?
Porque una vez detectados los “focos rojos” lo que sigue es que la autoridad nos diga cómo va a cambiarles el color; es decir, cómo va a lograr que la amenaza representada por la delincuencia -o por otros factores- se convierta en una realidad que impida la celebración de la jornada electoral.
Y es que en este caso -como en cualquier otro en el cual se trata de identificar un riesgo- lo más importante no es el diagnóstico, sino la receta que le sigue; es decir, el remedio con el cual se aliviará el mal detectado.
En este sentido, será importante que las autoridades de todos los órdenes nos digan cómo van a coordinar esfuerzos a fin de recuperar el control -si es que se encuentra perdido- de tales zonas, o garantizar que sean las reglas contenidas en las leyes las que prevalezcan de aquí a la jornada electoral.
No se trata, por supuesto, de criticar el diagnóstico realizado ni de menospreciar su valor. Se trata de llamar la atención respecto del significado real del mismo: la existencia de “focos rojos” en casi 20 por ciento del total de secciones electorales del País identifica la porción del territorio sobre el cual no tiene control el Estado Mexicano.
Una de cada cinco secciones electorales, de acuerdo con este diagnóstico, presenta algún tipo de problemática capaz de poner en riesgo el más importante de los elementos sobre los cuales se construye la democracia: la realización de elecciones periódicas como mecanismo de renovación del poder público.
Apagar los “focos rojos” representa pues mucho más que una exigencia ordinaria a nuestras autoridades: constituye un imperativo de actuación sin el cual bien podría decirse que la democracia mexicana se encuentra en grave riesgo de naufragar.