Corrupción, ese cáncer
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Una condición para que el Sistema Nacional Anticorrupción funcione, es propiciar que la sociedad asuma su papel de vigilante
Está bien. Quizá es desproporcionado decir que se reinicia la Guerra Fría, pero es verdad que el hecho de que la justicia estadounidense detuviera de dirigentes de la Federación Internacional de Futbol Asociado en Suiza, provocó una airada protesta de Vladimir Putin.
Y, sí, nadie cree que regresemos a ese momento en la historia de la Humanidad en el que el mundo se mantuvo en vilo cuando Estados Unidos y la Unión Soviética intentaban extender su estilo de vida al resto de las naciones, pero la situación actual sí enciende alertas.
Resulta que el escándalo de los sobornos destapado por Estados Unidos en la FIFA, el organismo que gobierna el futbol mundial, causó un choque diplomático inesperado con Rusia, que dijo que los norteamericanos se entrometían en asuntos fuera de su jurisdicción porque querían afectar el Mundial de Futbol que los cosacos organizan para el 2018.
La trama de corrupción destapada en la FIFA tiene una conexión con los grandes bancos de Wall Street, y ese es el pretexto que llevó al Departamento de Justicia de EU, al FBI y a la agencia tributaria estadounidense a actuar contra los directivos del organismo, acusados de hacer un uso ilícito del sistema financiero para blanquear dinero de los sobornos.
La polémica en la FIFA amenaza, así, con convertirse en una crisis geopolítica importante. Sí, está de la patada.
Pero la polémica por este caso de corrupción no es para nada desconocida en México.
He aquí datos duros recientes, que colocan a México en el lugar 103 de 175 países en el índice de percepción de la corrupción.
El País ha caído 31 lugares de 2008 a 2014; Brasil subió 11. La corrupción le cuesta a México el equivalente al 9 por ciento del PIB.
El 80 por ciento de los mexicanos no confía en las instituciones del sistema judicial
De las 441 denuncias presentadas por la Auditoría Superior de la Federación desde 1998 a 2012, solo siete se han consignado.
Y 8 de cada 10 empresas que operan en México han padecido cuando menos un fraude en el último año.
Con esos botones de muestra se entiende que al promulgar la reforma constitucional que crea el Sistema Nacional Anticorrupción, el presidente Enrique Peña Nieto dijera que implicará un cambio cultural en México.
Ésta sería la reforma estructural número 12 y si funciona sí que cambiará el rostro que el País muestra a propios y extraños.
Si ya golearon a la FIFA, es tiempo de que México aprenda la lección y que, como se planteó en la presentación de la nueva legislación, entendamos que una de las condiciones para que el Sistema Nacional Anticorrupción funcione adecuadamente, es propiciar que la sociedad asuma una actitud de vigilancia, la voluntad de no contribuir al problema y la disponibilidad de denunciar todas aquellas acciones que se separen de la ética pública.
Llegó el momento de que pierda vigencia aquella sentencia: La corrupción somos todos.