Cuestionan en Argentina la conducta del papa durante la dictadura
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La agrupación H.I.J.O.S, integrada por hijos de desaparecidos, vinculó a Bergoglio con la dictadura.
Buenos Aires, Argentina.- La alegría y el orgullo que sintieron los argentinos por tener al primer papa latinoamericano de la historia cristiana, Francisco, se vieron opacados por la polémica sobre la conducta de Jorge Bergoglio durante la última dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983.Los cuestionamientos a Bergoglio, quien fue titular del Episcopado argentino y arzobispo de Buenos Aires antes de ser nominado papa, se centran en dos acusaciones: el haber supuestamente quitado protección a dos curas de su congregación jesuita Compañía de Jesús que luego fueron secuestrados y su presunto conocimiento sobre el robo de bebés durante la dictadura.
Declaró como testigo en la denominada "megacausa ESMA", que investiga los crímenes de lesa humanidad perpetrados en el centro clandestino de detención que funcionó en la ex Escuela de Mecánica de la Armada, y en el juicio por el plan sistemático de apropiación de bebés durante la dictadura.
Su designación como sumo pontífice de la Iglesia Católica hizo reflotar además en las redes sociales una supuesta foto suya con el ex dictador Jorge Rafael Videla.
La agrupación H.I.J.O.S, integrada por hijos de desaparecidos, vinculó a Bergoglio con la dictadura. "Hubo una Iglesia que optó por el silencio y estar cerca de Videla: ahí estaba Bergoglio. La Iglesia del pueblo fue masacrada y desaparecida", denunció en Twitter.
Estela de la Canal es familiar de desaparecidos cuya familia acudió a Bergoglio en busca de ayuda, pero no la encontró.
"Mi hermana Elena de la Cuadra fue secuestrada en 1977 cuando estaba embarazada de cinco meses. Estaba en el campo de concentración que funcionaba en la comisaría V (de la policía). Nos enteramos que el 16 de junio había nacido su bebé, a la que llamó Ana", recordó Estela en una entrevista con la agencia dpa.
Su madre, Alicia Zubasnabar de la Cuadra, fue una de las fundadoras de la organización Madres de Plaza de Mayo, que busca a sus hijos desaparecidos.
"Mi familia tenía una larga relación con los jesuitas. Mis hermanos que estaban en el exilio fueron a ver al superior general Pedro Arrupue, quien se comprometió a hablar con el líder de los jesuitas en Argentina, Bergoglio", rememoró.
"Papá se entrevistó con Bergoglio, quien le dio una cartita para que se la lleve a (el obispo auxiliar de La Plata) Mario Picchi, quien contactó al coronel Rospide, que había sido alumno de los jesuitas. Rospide averiguó y le dijo: 'La nena está bien, la está criando gente bien, pero la situación es irreversible'", señaló. La familia De la Cuadra no pudo hallar aún a Ana.
Pese a haber realizado esta gestión, el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina declaró ante la Justicia que se había enterado apenas "hace diez o quince años" del robo de bebés durante la dictadura, señaló la mujer.
"Es mentira. ¿Cómo se calló la boca? ¿Por qué no hizo nada de nada, siendo un jesuita con el poder que tienen los jesuitas en la Iglesia? ¿A quién le sirvió el silencio de Bergoglio? A los militares, porque a nosotros no, más sabiendo que había niños desaparecidos", cuestionó.
De la Cuadra señaló además que a través de la Justicia se le solicitó a Bergoglio, cuando ejerció como titular del Episcopado argentino, que abriera los archivos. "Pero nada", lamentó.
El premio Nobel de la Paz de 1980, Adolfo Pérez Esquivel, aseguró sin embargo que "no hay ningún vínculo que lo relacione con la dictadura". "Hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no. Podría haber habido omisiones pero no complicidad", aseveró.
Bergoglio negó en su momento todas las acusaciones y aseguró que su conducta fue la contraria a la que le endilgan. Reconoció asimismo haberse reunido con Videla y el jefe de la Armada Emilio Massera, pero para pedir por las vidas de los curas secuestrados.
"Llegué a ver dos veces al general Jorge Videla y al almirante Emilio Massera para averiguar por los curas detenidos. (Orlando) Yorio y (Francisco) Jalics fueron secuestrados durante un rastrillaje. Esa misma noche en que me enteré de su secuestro, comencé a moverme. No los eché de la congregación, ni quería que quedaran desprotegidos", relató el ahora papa a los autores del libro "El Jesuita", de Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti.
Su amiga y militante por los derechos humanos Alicia Oliveira, ex defensora del Pueblo, declaró en tanto que Bergoglio, para proteger a los curas, les pidió que se alejaran por un tiempo pero ellos desatendieron su consejo. Estuvieron cinco meses secuestrados.
Como en otros temas de la actualidad argentina, la elección de Bergoglio y su conducta durante la dictadura se convirtió en un nuevo factor de polarización y división entre sus compatriotas.
Las críticas contra el jesuita ya comenzaron años atrás cuando Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina, cuestionó "el fracaso institucional" que agravó la situación social en el país, o "el exhibicionismo" y la "crispación" política, al tiempo que abogó de forma continua por la lucha contra la pobreza y la corrupción.
Su férrea oposición al matrimonio igualitario y el aborto tensó aun más su relación con el kirchnerismo.