¿Y las ideas, Apá?
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Las ideologías de los partidos políticos son irrelevantes; lo importante para éstos es llegar al poder sin importar los medios
A Arturo González, en solidaridad.
En la década de los 90s, mientras el Muro de Berlín yacía en su ataúd, y la Unión Soviética agonizaba en un hospital cercano, Francis Fukuyama proclamaba la muerte de las ideologías, o del marxismo, de manera puntual: El capitalismo había triunfado.
La lucha bipolar entre el imperialismo soviético y el norteamericano era cosa del pasado, porque iniciaba, de acuerdo a Fukuyama, la entrada en la era de la expansión ilimitada y definitiva del mercado y de la democracia liberal.
Ronald Reagan y Margaret Thatcher, frenéticos, aplaudían en primera fila, mientras el neoliberalismo especulativo-financiero tomaba control del planeta. Llegaba el momento del capitalismo globalizante, depredador e inmisericorde. Para permitir un doble juego perverso: Los ajustes del FMI a los gobiernos del Tercer Mundo para disminuir al Estado como instrumento de control y regulación de ese capital especulativo-financiero.
Llegaba el capitalismo que permite la libre circulación de mercancías, pero no el de los migrantes que huyen de sus países por la pobreza extrema generada por esas mismas políticas neoliberales. Llegaba el capitalismo que cercena al medio ambiente de generar vida para la humanidad futura.
Empero, había que enterrar la utopía de otra sociedad posible. Era imperativo naturalizar esta visión neoliberal del mundo. Había que sepultar la ideología marxista en las entrañas de la historia. Y, para ello, era necesario suplantar la política por el mercado, cobijado por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Era el momento de la sociedad del espectáculo, en la cual la política pasa a ser un concepto neutro y desideologizado; propiedad del lenguaje empresarial y administrativo.
Por ello, las ideologías de los partidos políticos son irrelevantes; lo importante para éstos, sin ética o preocupación real por transformar la sociedad, es llegar al poder sin importar los medios. Y punto.
Ande Apá, qué gacho, ¿no me diga que ahí quedaron las ideas?
Luis García Abusaíd