Vivir y dejar vivir
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Al referirse a él, hay mucha gente que piensa que el tema de bullying no es cosa nueva. En mis tiempos ya existía y no hacíamos el escándalo que ahora hacen todos, proclaman, como si haber sufrido maltrato fuese algo para presumir.
Haber padecido acoso escolar por parte de compañeros o incluso maestros son las historias que se cuentan para demeritar la importancia que se le debe dar al fenómeno que hoy estamos sufriendo, y que sí es nuevo.
El acoso escolar, violencia en las escuelas que haya sido esporádico, no permanente, no se refiere al bullying que se le conoce como tal ahora. Éste se traduce como molestar continuamente a una persona, constituyéndose en su peor pesadilla, al grado tal que no deseen volver al sitio donde se les mortifica, por ejemplo la escuela, o dejar actividades acostumbradas, incluso tomar los alimentos. Se sienten atrapados en un infierno del cual no pueden salir y sentirse desamparados, pues ni padres ni maestros se percatan del mal que va royendo a la víctima por dentro.
En España, el caso de una adolescente de 14 años que tomó la decisión de lanzarse de un acantilado en Gijón, luego de haber sido sometida a constantes ataques por parte de sus compañeras de colegio, se encuentra ahora mismo en la mesa de las discusiones en ese país.
Su madre, Monserrat Magniet se ha tatuado en la muñeca el nombre de su hija y luchará hasta que la justicia realice la investigación a profundidad en el bullying que sufría, víctima de insultos y escarnios de sus compañeros por padecer estrabismo. A las preguntas de la mamá, la jovencita contestaba: Bah, no te preocupes, paso de ellas, mamá. Y en el colegio: Son cosas de crías que están en la edad.
Para el momento en que su madre se percató de la situación y había tomado medidas para ayudar a su hija, fue demasiado tarde. No le alcanzó el tiempo, como lo registró el periódico El País en fecha reciente.
Casos como éste, que cada vez más se presentan en nuestra sociedad, no podemos voltear el rostro. No se trata de un asunto del que con sorna debamos sonreír, dejándolo pasar de largo con la cantaleta de vivimos eso en la infancia; lo que ocurre es que los niños ya no aguantan nada y los padres están encima de ellos más que en ningún otro momento.
Resulta que no es cierto. Mucho menos tiempo pasan muchos padres con sus hijos y lo que se llama tiempo de calidad resulta ser una falacia. Vivimos una época en la que padres y madres viven ausentes de casa por las condiciones sociales y económicas impuestas por los nuevos roles y el consumismo desenfrenado.
La invasión de modelos negativos ya no sólo por televisión, ahora también a través de la red, son ingredientes para una mezcla necesariamente explosiva.
Para efectos de solucionarlo, por desgracia, el tema del bullying es tratado como muchos otros: siguiendo una moda. Aparecen y desaparecen de la agenda pública con la misma facilidad.
La atención permanente debiera formar parte del cuadro pedagógico de los niños desde la más tierna infancia. Alguien hace poco señalaba que le parecía increíble que la música estuviera fuera de las asignaturas obligatorias; siento que en estos temas también es necesario reforzar los programas de civismo y ética.
Es un hecho que en nuestro país se privilegian dos materias: español y matemáticas. Pero lo que a nuestro país está haciendo falta, evidenciado en los problemas sociales que estamos viviendo, es actualizar contenidos en esas materias y fortalecer en los niños sentimientos de respeto y tolerancia.
Al verlo como un tema de moda, lo que se plantea de inmediato son campañas. No se trata de eso. Ya desde el enunciado se define la superficialidad con que se aborda el tema.
Introducir estos temas de manera formal en las materias de civismo y ética y privilegiar éstas en la educación formal, necesariamente rendirá frutos en una sociedad que ya lo está urgiendo. Basta remitirnos a la marcha organizada en nuestra ciudad contra de los matrimonios entre homosexuales. ¿Qué más muestra de intolerancia y falta de respeto por la libertad de nuestros prójimos que esta manifestación? Sería tan sano vivir y dejar vivir.