Venezuela: las crisis de hoy y las que vienen
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Por Mauricio Meschoulam
El descontento y la frustración en Venezuela son reales, no imaginarios o producto de un complot. La crisis venezolana es el resultado de una serie de condiciones económicas, sociales y políticas acumuladas durante años. Por ello, si entendemos que en lo económico y en lo social no hay soluciones simples ni palpables en el corto plazo, entonces la única posible vía para canalizar las tensiones que se han venido acumulando en los últimos tiempos, tiene que ser política. Y eso es precisamente lo que no está ocurriendo. La detención esta semana de Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, es la muestra más reciente de ello.
Empecemos por contrastar estos datos: En 2006 Chávez derrota a Manuel Rosales por una diferencia de 26 puntos. Seis años después, en 2012, Chávez derrota a Capriles por 10 puntos, aún un margen muy amplio, pero bastante inferior. Ya sin Chávez, Maduro derrota a Capriles, pero solo por 1.6%. Para enero de 2015 la aprobación de Maduro cae a un 22%, su nivel más bajo hasta ahora. Se podría argumentar que la razón del declive electoral del oficialismo o los bajos niveles en la aprobación de Maduro tienen que ver con la ausencia del gran líder Chávez y su carisma. Posiblemente eso haya influido en parte, pero hay otras hipótesis para explicarlo.
Es verdad que durante el mandato de Chávez hubo un notable decremento en los índices de pobreza y desigualdad. Pero todo parece indicar que los datos económicos actuales muestran los costos de las políticas adoptadas, o al menos de parte de ellas. La inflación en 2006 era del 14%; en 2012, era del 21%; en 2013 subió a 56% y en 2014 cerraba en 63.6%. En sentido inverso, el PIB crecía al 10% en 2006 y al 5.6% en 2012. En 2013 creció solo al 1%. En 2014, el PIB cayó más del 3%. El índice de escasez, que mide la falta de bienes, llegaba en enero de 2015 a 50%.
A estos factores hay que sumar la crisis cambiaria que procede de tiempo atrás y se sigue profundizando, además de una terrible crisis de seguridad, lo que ha terminado por golpear psicológicamente a una ciudadanía invadida por el miedo y la desconfianza. Por último, reportes como el de Amnistía Internacional del 2014, documentan los problemas de impunidad que persisten en ese país, así como las violaciones a los derechos humanos y la falta de independencia del Poder Judicial. Con esos datos es comprensible que una importante porción del electorado paulatinamente se haya ido desencantando del chavismo.
Ahora bien, el problema no es ya lo sucedido entre 2012 y 2014, sino lo que sigue. Las cosas en Venezuela no van a mejorar pronto. Al revés. Con los actuales precios de petróleo el PIB venezolano caerá este año hasta en un 7% en un entorno de elevadísimas tasas de inflación, desempleo y escasez crecientes.
Este entorno no puede sino seguir desplomando la popularidad de Maduro, generando tensiones como las del año pasado. Ante la falta de alternativas, lo único que puede evitar un colapso sería un acuerdo político nacional que permita una mayor apertura e inclusión. Pero Maduro no parece tener esto último en sus planes. Así que no veo cómo pueda sostenerse hasta el término de su mandato.
Twitter: @maurimm